Apertura (Argentina)

El rey del candy

Creó una cadena que vende pochoclo gourmet y quiere expandirse en la región. Le dijeron que estaba loco, pero pronto tendrá un spot en la Bombonera.

- Javier Ledesma Cascio

“Sin el pochoclo, el cine no vive”, subraya Fabián Harari. Este apellido no pasa desapercib­ido en la industria de La Plata, ya que su familia es la principal operadora de salas de la ciudad. Y a pesar de que conoce el negocio desde hace más de 30 años, todos le dijeron que estaba loco cuando contó que quería abrir un local para vender pochoclos gourmet. Hoy Popu’s cuenta con dos sucursales y propuestas para llevar la marca a Uruguay, Chile y Estados Unidos. Su padre, David, emigró junto a su familia desde Israel cuando era muy pequeño. En La Plata se las rebuscó: vendió telas a los artistas de teatro, manejó un bazar oriental y hasta una heladería. En 1965 adquirió el cine Gran Ocho, al que rebautizó como Cinema Ocho, la punta de lanza del grupo familiar. Hoy, en manos de sus hijos Fabián y Marcelo, la cadena cuenta con cinco complejos y 17 salas, además de una sociedad con Cinema Adrogué. En los 90, cuando Harari se sumó al negocio, los candy de Cinema La Plata pasaron a llamarse Popu’s. “El nombre viene porque de chico me decían así porque era popular. Me ilusionaba poner un negocio con tantas sucursales como Mcdonald’s”. Pero el proyecto gourmet recién tomó forma en 2008. “Me fui a Chicago a investigar y quisimos traer una franquicia de pochoclos pero era muy caro”. Con los vaivenes de la economía, el emprendimi­ento quedó en stand by durante una década hasta que decidió hacerlo desde cero. En noviembre de 2018 nació Popu’s con un local sobre avenida Santa Fe. “Empezamos con cuatro sabores y hoy son 13. Si no sumamos más es porque la materia prima no está disponible acá. Por ejemplo, nos pasa eso con uno que quiero sacar de menta y chocolate”, afirma Harari. Los gustos son de lo más variados, desde cheddar y barbacoa para los amantes de lo salado hasta limón, frutos rojos y coco con dulce de leche para los que prefieren los dulces. Los precios van desde los $ 500 hasta $ 2600, según el gusto, el formato y tamaño del envase (bolsa, frasco o lata). Sin embargo, el cierre total de los cines durante el aislamient­o erosionó las perspectiv­as del negocio. “Tambalearo­n las ventas y no sabíamos si seguir o cerrar porque no daban los números. Pero es un negocio familiar y los negocios familiares no se cierran”. La reapertura de los complejos le dio oxígeno al proyecto y durante el último trimestre los números volvieron a subir. Para diversific­ar ingresos, Harari abrió otro vertical dedicado a eventos corporativ­os y consiguió un lugar en la Bombonera. “A partir de septiembre vamos a tener un stand y nos dieron la licencia para vender latas y frascos de Boca”. Hoy el foco está puesto en los dos locales en operación, aunque asegura que el próximo año proyecta abrir un tercero.

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Fabián Harari

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