Apertura (Argentina)

Capitaliza­r las experienci­as

Fue desde maestra jardinera hasta agente inmobiliar­ia. Ahora se sumó al unicornio fintech con el objetivo de idear el modelo de gestión operativa.

- A.B.

Mariana Franza es chief operating officer (COO) de Ualá desde que se sumó a la compañía, el año pasado, con el objetivo de contribuir al crecimient­o e idear el modelo de gestión operativa. Tiene a su cargo los equipos de Operacione­s, Experienci­a de Usuario y Expansión Internacio­nal, además de ser responsabl­e de entidades reguladas.

Su carrera laboral denota una vocación por el trabajo, la autonomía y el crecimient­o personal. Su primera incursión laboral formal fue como maestra jardinera en inglés, pero antes de eso -cuenta- vendía en la escuela accesorios que elaboraba en su casa, daba clases de inglés y vendía libros viejos. “Hice de todo un poco. Fui secretaria, mesera, agente inmobiliar­ia, tutora de matemática­s, cambista de divisas. En todas aprendí algo, todas fueron experienci­as capitaliza­bles”, rememora. Y asegura que también todas estas actividade­s la ayudaron en su carrera. Posteriorm­ente, trabajó en distintas empresas, en entidades financiera­s y de tecnología, globales y locales, lo que le permitió vivir no solo en Argentina, sino también en México, en Brasil y en los Estados Unidos, así como dirigir equipos globales.

Franza es licenciada en Sistemas por la Universida­d CAECE -donde dictó clases de Redes durante cinco años- y tiene un MBA de la Fordham Business School, de Nueva York, con especializ­ación en Finanzas.

Para la ejecutiva “la capacidad no parece ser suficiente para la inclusión en el mercado laboral y el progreso para las mujeres”. Señala que “todavía hay prejuicios y limitantes con respecto al tipo de trabajo asociado a hombres y mujeres”. Precisa, por caso, que en carreras como Matemática o las ingeniería­s todavía hay menos mujeres que varones por el preconcept­o de que ellas no son buenas en estas disciplina­s. “Además, es sabido que la informalid­ad laboral es más prevalente en las mujeres, dadas las tareas extra asociadas al cuidado de la familia, que requieren mayor flexibilid­ad”, explica.

Respecto específica­mente del ámbito corporativ­o, considera que, pese a que muchas mujeres han logrado cumplir sus ambiciones profesiona­les y de liderazgo, “todavía hay un camino a recorrer para lograr igualdad de oportunida­des”. “La diversidad de género cae significat­ivamente en el pasaje de posiciones no gerenciale­s a posiciones gerenciale­s y a posiciones directivas”, describe.

Apunta que, a comienzo de las carreras, se refleja mayor paridad (en una relación de 48 a 52 por ciento, ilustra), pero que en las posiciones gerenciale­s, esa distribuci­ón pasa a un 40 a 60 por ciento, a favor de los varones y que llega al 29 versus un 71 por ciento en las posiciones directivas.

“Una de las causas está ligada a la falta de flexibilid­ad en las empresas para acompañar a las mujeres en diversos estadios de su vida. Esto hace que el pipeline de mujeres líderes se reduzca al momento de elegir para puestos directivos”, indica.

“Muchos hablan de que hay que progresar por mérito, y no por género -continúa-. Es cierto, pero lo primero que tiene que haber es igualdad de condicione­s y oportunida­des para lograr progreso, y que un género no sea penalizado en su progreso por decisiones de vida (como ser formar una familia). Al igualar las condicione­s para el progreso, habrá mayor cantidad de mujeres en el pool para elegir por mérito y capacidad”, completa. De todas formas, cree que “se ha logrado mucho en los últimos 30 años”. Y destaca que el solo hecho de que se haya tomado conciencia de la necesidad de igualdad de oportunida­des es un gran paso, lo cual -subrayader­ivó en el aumento de la presencia del género femenino en la fuerza laboral y en puestos directivos. Propone que, a nivel corporativ­o, las empresas hagan un esfuerzo consciente para promover una cultura de igualdad de oportunida­des, pero no para seguir una tendencia, sino para lograr una mayor diversidad. “Parte de este esfuerzo consciente es la creación de programas flexibles, que pueden ser trabajo remoto, o part time, espacios en las oficinas para lactancia, etcétera”, ejemplific­a. Finalmente, manifiesta que, como sociedad, todavía hay barreras que derribar con respecto a los prejuicios de los trabajos tradiciona­lmente de hombres o mujeres. “Podemos beneficiar­nos de mucha creativida­d e innovación si le damos la oportunida­d a tanto mujeres como a hombres de participar en tareas que tradiciona­lmente se consideran para el género opuesto”, concluyó.

“La capacidad no parece ser suficiente para la inclusión en el mercado laboral y el progreso para las mujeres”. Mariana Franza

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