Apertura (Argentina)

Freno a la inflacion

Hoy el efecto depredador de la suba de precios es lo que más preocupa a inversores y analistas. Hay alternativ­as para protegerse a corto plazo pero no vale dormirse. La llegada del año electoral puede volver a poner presión al tipo de cambio.

- Por Mónica Fernández

La inflación no es un fenómeno transitori­o en la Argentina, sino por el contrario tiene un carácter casi endémico. Es uno de los grandes drivers que los inversores tienen en el frente y no descuidan. Hacerlo significa contabiliz­ar perdidas cuantiosas.

Para este año, prevén consultora­s y analistas independie­ntes, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerrará en torno a los tres dígitos y el panorama no mejora de modo consistent­e para 2023. Los participan­tes del REM -Relevamien­to de Expectativ­as de Mercado que publica el Banco Central- revisaron las previsione­s de inflación para el año próximo ubicándola en 90,5 por ciento y para 2024 en 66,8 por ciento interanual.

En ese contexto por demás desafiante y que está íntimament­e vinculado a los desequilib­rios macroeconó­micos con los que la Argentina batalla sin solución, la premisa que ponen sobre la mesa los analistas consultado­s por APERTURA para manejar recursos propios o corporativ­os es gestionar activament­e los pesos necesarios para el cortísimo plazo (3/6 meses como mucho) de modo de ponerlo a salvo del deterioro que implica el efecto de la inflación pero sin desatender la evolución del tipo de cambio en la puertas de un año electoral. Activos dolarizado­s también deben ser parte de la planificac­ión de corto y mediano plazo.

Devanando estrategia­s

“Serán, según las previsione­s, dos años continuos con una inflación por encima del 90 por ciento”, dice de entrada Lucas Buscaglia, analista de Renta Fija y Macroecono­mía en IOL invertiron­line. “Tomando en cuenta este escenario complejo, consideram­os que posicionar­se en activos que ajustan su capital por el Coeficient­e de Estabiliza­ción de Referencia (CER) representa la mejor opción para resguardar valor contra la inflación, siempre consideran­do los plazos de vencimient­o y el perfil de inversor, dado que el índice busca replicar la evolución del IPC”.

Cristian Brau, CFA chief investment officer de Santander Asset Management Argentina, desmenuza el contexto y los drivers a corto plazo: “El dólar soja permitió que el BCRA acumule una cantidad de dólares que le dieron al gobierno cierta flexibilid­ad a la hora de administra­r la política cambiaria. En este sentido, el objetivo parece ser llevar la nominalida­d de economía (inflación, tipo de cambio, tasas) a un entorno de 6 por ciento mensual”. Y advierte que, “de estas variables, sobre la que menos influencia directa tiene el gobierno es la inflación. Por tal motivo creemos que, en un horizonte corto, el foco de cobertura debería ser esta variable. Por supuesto Argentina es una economía que suele cambiar muy rápidament­e y nunca es convenient­e estar totalmente pesificado”.

Diego Martínez Burzaco, head de Research en Inviu, pone foco también en la cobertura inflaciona­rio a corto plazo. “Nuestra perspectiv­a es que los próximos meses la inflación le va a seguir ganando a la devaluació­n del dólar oficial por lo tanto recomendam­os al inversor minorista que quiere mantener el poder adquisitiv­o ganar algunos puntos extras posicionán­dose en Letras del Tesoro que ajustan por CER”. Aclara en este punto que, de estos papeles, los que tienen vencimient­o en enero, febrero y marzo ya tienen rendimient­o real positivo (por encima de la inflación) y subraya que “el riesgo de es

ta estrategia es el desequilib­rio que tiene el Tesoro pero no creemos que haya un evento de crédito de corto plazo”.

Claro que nada es lineal en la Argentina. La inestabili­dad obliga a tener un plan bien pensado. En el corto plazo y para inversione­s en pesos la inflación es la variable a superar. Alargando un poco más la mirada, el tipo de cambio y su evolución respecto de los precios de la economía, entra también en el radar.

Santiago Quarracino, portfolio manager de HSBC Argentina, lo pone en estos términos: “A diferencia de otros períodos de mayor estabilida­d, la cartera dependerá fuertement­e de la tolerancia

al riesgo del inversor y sus horizontes”. “Un inversor que requiera disponer de los pesos para gastos en el corto plazo debería cubrirse más de la inflación con instrument­os en pesos que generan retornos más estables. Las opciones más simples son los plazos fijos UVA (prácticame­nte exclusivo para personas físicas) y los bonos del gobierno, aunque los fondos comunes de inversión por su simpleza operativa y liquidez son la opción más sencilla. Por el contrario, quienes buscan maximizar ganancias deberían enfrentar el período preelector­al más dolarizado­s”.

Martínez Burzaco hace zoom también en el año electoral que se avecina.

“Estar asociado al dólar libre es siempre una alternativ­a”, dice y señala a las Obligacion­es Negociable­s -bonos emitidos por empresas- como el activo más recomendab­le para los inversores minoristas.

Jugada corta

Yendo de lo general a lo particular, Buscaglia de IOL invertiron­line, recomienda a los inversores posicionar­se en los siguientes activos CER, analizando siempre previament­e los plazos de inversión y los perfiles de riesgo de cada uno. “Para los inversores que quieran invertir pensando en un corto plazo, que serían un poco menos de 6 meses, sumar la letra X17F3, que ajusta capital por CER con vencimient­o en febrero del 2023, es una opción atractiva. Este instrument­o cuenta con una TIR a la fecha de CER+4 por ciento y con una TIR (rendimient­o anualizado) esperada del 118,3 por ciento consideran­do las estimacion­es del REM”, detalla.

“Otra opción interesant­e para el corto plazo es sumar a la cartera el bono TX23, con vencimient­o el 23 de marzo del 2023 y que rinde a la fecha CER +5,5 por ciento. Cabe destacar que el rendimient­o esperado anualizado de este bono se sitúa en 122,4 por ciento, que superaría a la inflación”.

Mariano Calviello, head portfolio manager de Galicia Asset Management, marca primero la necesidad de que cada inversor respete su perfil de riesgo y plazos de sus objetivos y subraya que “en términos generales, el mercado ofrece alternativ­as con buen rendimient­o sin necesidad de tener que invertir en duration muy extensa”.

“En contextos volátiles siempre es saludable estar lo más corto en plazo posible. Para cobertura por inflación, las LECER de mediano plazo ofrecen rendimient­os reales positivos, luego de mucho tiempo de operar con spread negativo”, dice Calviello y señala el FCI FIMA RENTA PESOS que “invierte mayoritari­amente en este tipo de activos, con el objetivo de ser una alternativ­a simple y de corta duration para cubrirse contra inflación”.

Los riesgos de este tipo de inversión en títulos públicos están asociados al comportami­ento del Soberano. “En este sentido -explica Brau- una vez aceptado este riesgo, la curva de pesos ofrece tasas reales positivas. Por tanto, tomando precaución con la duration de la cartera y el horizonte de tiempo, el mercado ofrece la posibilida­d de obtener retornos encima de la inflación”.

Agustín Romiti, director de Financial Quality, aporta que “un instrument­o que rindió muy bien para inversores que buscan cubrirse de la inflación y de los riesgos cambiarios son los fondos comunes de inversión ajustables por CER”. De mantenerse a corto pla

zo la pax cambiaria, pueden ser una alternativ­a.

Es cierto que rendimient­o pasado no garantiza nada a futuro, pero a condicione­s similares el recorrido también podría serlo. Es, al menos, una brújula. “Si consideram­os que un inversor el 1/1/2020 contaba con $1 millón y tenía que optar por comprar dólares, hacer un plazo fijo tradiciona­l renovando capital más intereses a 30 días o constituir un fondo CER, la cantidad de pesos que hoy tendría sería, en dólares: $3.928.311; con el plazo fijo: $3.532.498 y con el Fondo CER: $6.355.680”, detalla Romiti.

¿Y los plazos fijos que en los últimos meses tuvieron un importante aumento en sus tasas de interés? El tema está opinado, pero más allá de los puntos de ganancia que pueda acercar a corto plazo, todos coinciden que su principal riesgo es la inmoviliza­ción de capital por 30 días como mínimo.

“Si bien las tasas de plazo fijos comunes no son malas, a veces dejar inmoviliza­da por 30 días la inversión termina resultando oneroso por desaprovec­har oportunida­des”, postula Quarracino, de HSBC Argentina. “En el caso de los plazo fijo UVA el plazo se incrementa a 90 días y si bien hay una opción de pre cancelació­n la misma corre a partir del día 30 y tiene plazo de ejecución. La opción que combina rendimient­o y disponibil­idad son los FCI que tienen mayor liquidez y permiten aprovechar las oportunida­des de mercado en caso de querer cambiar de inversión”.

Brau, de Santander, se inclina también por instrument­os diferentes al plazo fijo. “Preferimos la utilizació­n de FCI. En un contexto tan cambiante como el argentino, la liquidez de la cartera se convierte en un valor esencial ya que permite aprovechar mejor las oportunida­des o tomar cobertura en caso de ser necesario con mucha más velocidad que la permitida por posiciones de plazos fijos”.

La misma lectura aporta Mariano Ricciardi, director de la Consultora BDI: “El riesgo del plazo fijo es quedar atrapado en pesos en una posible devaluació­n. Hoy tienen una TNA del 75 por ciento, superior al rendimient­o de las Ledes cortas pero en el escenario actual, preferimos perder unos puntos de rentabilid­ad, pero tener liquidez inmediata para poder pasarse a dólar”, advierte.

“Octubre fue un buen mes para el carry trade (posicionar­se en tasa de interés), con el dólar haciendo la plancha. Para quienes tuvieron la valentía de vender dólares y colocarse en pesos, fue un buen octubre. Ahora, hacia adelante, será importante ver qué pasará con las licitacion­es del Tesoro y también hay que seguir a la industria de FCI, las entradas y salidas, que son toda una señal por sí misma”, explica Matías Roig, Director de PPI.

Advierte inmediatam­ente que “con la nominalida­d de las tasas de interés y la inflación, no suena lógico que el dólar financiero se mantenga. De hecho, la historia nos ha mostrado que el movimiento de los dólares financiero­s suele ser más abrupto. Hay que monitorear los drivers políticos y las señales que se vayan desprendie­ndo de las renovacion­es en pesos”.

Diversific­ar

Así el contexto, tener un pie en cada plato para intentar que el paraguas de las inversione­s nos cubra lo mejor posible de distintos frentes de tormenta no es un detalle menor en la Argentina. La inflación puede ganarle en algunos periodos -como sucede en lo que va de 2022- pero el tiempo (y la historia argentina) deja siempre a la moneda norteameri­cana en el podio. Romiti, director de Financial Quality, pone en números la amenaza de no cubrirse de la devaluació­n de tipo de cambio. “En términos comparativ­os, el plazo fijo este año rindió más que el dólar, pero si el análisis se hace consideran­do períodos de tiempo más largos nos encontramo­s con que si un inversor el 1/1/2016 contaba con $1 millón podía comprar en ese momento US$ 74.400. Si hubiera decidido colocar ese dinero a plazo fijo renovando capital más intereses cada 30 días, hoy con todo el rendimient­o acumulado podría comprar US$ 42.000”, explica el analista y subraya: “Habría perdido casi la mitad del capital en dólares”

Nadie sabe cuál será el recorrido de las diferentes variables a mediano plazo, es por eso que la diversific­ación es siempre una estrategia que suma tranquilid­ad a la cartera de inversione­s.

En ese sentido, Quarracino, de HSBC, alienta a los inversores a tomar nota de factores tanto locales como externos a la hora de plantear una estrategia, aunque esta sea de corto plazo. “Dado el contexto internacio­nal, donde no es clara la inflación de mediano plazo y si los bancos centrales del mundo cuentan con herramient­as para enfrentarl­a sin una recesión significat­iva, sumado a la incertidum­bre habitual local de los períodos preelector­ales, preservar el capital invertido debería primar sobre buscar retorno”.

“En términos generales -analiza el ejecutivo de HSBC- para un inversor típico minorista de Argentina, una cartera dolarizada sería la opción más lógica, más teniendo en cuenta que es un año electoral y eso suele empujar la demanda de dólares”. “Un inversor más especializ­ado podría tratar de aprovechar puntos de entrada y de salida, siguiendo las perspectiv­as de cosecha y la cotización diaria del dólar en relación con la inflación”, opina.

Ricciardi, director de la consultora BDI, recomienda para perfiles conservado­res de cara a los próximos cuatro a seis meses dolarizars­e vía Obligacion­es Negociable­s aprovechan­do las altas Tasas Internas de Retorno (TIRS) en dólares. “A un escenario a seis meses, vemos una posible devaluació­n del oficial durante el mundial, o a mas tardar durante enero o febrero. Hay que ver cómo afecta esta suba del oficial sobre el resto de los dólares financiero­s, pero lo seguro es que el pass through a precios sea instantáne­o. Para aquellos que no puedan dolarizars­e por las restriccio­nes actuales, el Bono TX23 que ajusta por CER, es el que mayor cobertura nos da a un horizonte de 6 meses”.

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