“Ahora somos dos”
40 es difícil seguirles el ritmo a los más jóvenes. Pero no baja los brazos. Por eso entrega su tiempo al pádel, al tenis y al golf. Hace entrenamiento funcional. Le gusta la competencia.
“Es mi cable a tierra. También necesito la adrenalina de ir por todo”, subraya. Estudió Economía Empresarial en la Universidad Torcuato Di Tella e hizo un MBA en la Universidad Northwestern, en los Estados Unidos.
Su vocación inicial no eran los números y los negocios. Soñaba con ser futbolista, “pero en mi casa se encargaron de chiquito de sacármelo de la cabeza. No estaba ni en discusión”. A la hora de elegir una carrera, libró la batalla interna entre la medicina -la especialidad de su padrey las ciencias económicas. Escogió la segunda. Tenía libertad para elegir. Claro, cualquier cosa menos fútbol.
Entendía a la medicina como una posibilidad para ayudar a la gente. Y está convencido de que la economía tiene ese mismo fin: “Es una ciencia social por definición y las ciencias sociales están para ayudar e influir en el comportamiento de las personas”. Por esa razón no cree en la idea de que los números son fríos. “Nuestro negocio es muy de personas. Sí, es recontra de números y análisis, pero somos una empresa en la que nuestros productos somos nosotros, los seres humanos, porque damos asesoría.
Y la verdadera manera de convencer a los clientes y de generar impacto es con las relaciones humanas. El análisis soporta, te da la racionalidad de que vas en la dirección correcta, pero al final del día nuestra misión es convencer a las personas de qué es lo mejor para ellas”, sostiene Tfeli.
Inició su carrera en Accenture y luego pasó por el banco Itaú. Desde 2011 está en las filas de BCG. Casi a partir del momento en el que ingresó en la compañía, le dedicó gran parte de su tiempo a los roles vinculados con las personas. Les otorga una importancia crucial a las funciones de asesoramiento a las jóvenes profesionales. “Me gusta generar impacto en los clientes, renovando e influenciando los espacios en los que estás; y ver el desarrollo de la gente que viene más abajo. Los agarrás recién salidos de la uni, con un título académico y poca experiencia, y verlos tres años después, que son aviones... Ves el progreso, cómo crecieron, cómo los ayudaste a construir su carrera. Me gusta ese rol de mentorazgo”, explica a la hora de fundamentar por qué continúa unido al Consultant Career Development Committee de BCG. El futbolista que no fue y se adentró en el mundo de los negocios desde hace unos meses está al frente de la empresa, de la que también es socio. Sin embargo, admite: “No me imaginaba una carrera así a los 40 años. Cuando me ofrecieron el rol de country manager me tomó por sorpresa. No la veía venir.
Estoy sorprendido por la velocidad de las cosas de la vida, pero sé que hay que tener suerte y estar en el lugar correcto en el momento correcto. Pero siempre fue una aspiración mía liderar equipos, formar gente y estar en roles de liderazgo”.
Entonces, Alejando Tfeli, el que “siempre va para adelante con el objetivo de crecer”, respira profundo y se alista para una última confesión: “El trabajo me llena. Sentirme útil, sentirme relevante, sentir que aporto a los clientes, a BCG en particular, me llena y me hace bien”.