Apertura (Argentina)

En el país de los ciegos

El año que termina volvió a mostrar un escenario complejo para las empresas Los sectores ganadores (con poco) y los perdedores de 2023

- Por Ricardo Quesada

La aceleració­n de la inflación, los problemas macroeconó­micos y las dificultad­es para importar no fueron el escenario ideal para los negocios en la Argentina. Y si a todo esto se le suma la incertidum­bre que trajo consigo el año electoral -que apenas pudo ser despejada el 19 de noviembre pasado, con el balotaje-, el resultado fue magro para la gran mayoría de los sectores, que en los primeros nueve meses del año mostraron, en conjunto, una caída de actividad del 0,7 por ciento, de acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censo (Indec).

Sin lugar a dudas los últimos 12 meses fueron desafiante­s para las empresas. Sin embargo, hubo algunos sectores que en medio de un panorama desalentad­or pudieron hacer frente a los problemas de la economía local y se convirtier­on en los claros ganadores de 2023.

“Este fue un año complicado. Mientras 2021 y 2022 significar­on la recuperaci­ón pospandemi­a, 2023 mostró menos impulso para la economía. Sin embargo, sectores como minería, energía y turismo mostraron números positivos”, señala Alejandro Cagliolo, analista senior de First Capital Group.

La estrella del año, coinciden los analistas, fue el sector minero. En gran medida, el crecimient­o vino de la mano del auge del litio, que movilizó una gran cantidad de proyectos nuevos, con muchas compañías estadounid­enses y canadiense­s que están instalándo­se en el país. El mineral, clave para el desarrollo de la movilidad eléctrica, todavía no es el más exportado, pero está ganando cada vez más volumen y podría cobrar mucha más importanci­a en los próximos años.

“Minería es el sector que mejores números arrojó en el año, con un crecimient­o del 6,1 por ciento en la comparació­n interanual. Es una industria que se vio beneficiad­a por el contexto internacio­nal y la transición energética. Y, aunque la producción de litio es, en parte, la gran responsabl­e de estos resultados, el oro y la plata siguen siendo los minerales más exportados”, agrega José Segura, economista Jefe de PWC Argentina.

Entre enero y octubre, la actividad minera realizó exportacio­nes por US$ 3198 millones, según datos de la Secretaría de Minería de la Nación. De ese total, US$ 2387 millones correspond­en a minerales metalífero­s (con una caída inte

ranual del 6,3 por ciento) y US$ 683 millones fueron producto de la venta de litio al exterior, con un crecimient­o del 26,4 por ciento con respecto al mismo período de 2022.

“Se los 49 proyectos de litio en cartera en la Argentina, tres ya están produciend­o y exportando. El año próximo deberían sumarse dos proyectos más a la producción. Otros dos proyectos más están en construcci­ón y entre prefactibi­lidad y exploracio­nes avanzadas se suman 8 proyectos más para ampliar el desarrollo litífero argentino”, detalla Francisco Romano, socio de Energía del estudio de abogados Pérez Alati, Grondona, Benites y Arnsten (Pagbam) y director del Instituto de Energía de la Universida­d Austral.

Además, destaca que todos los proyectos antes de su producción ya generan inversione­s externas y empleo en el país, al avanzar la prospecció­n y exploració­n de las salmueras.

A partir de 2025, si se toman en cuenta los valores FOB de 2023, el complejo del Litio podría exportar más de US$ 7000 millones. De esta manera, las inversione­s en la Argentina podrían multiplica­rse 20 veces con una mayor estabilida­d cambiaria y reglas claras a largo plazo.

Recuperaci­ón

Mientras que para otros sectores la debilidad del peso y las restriccio­nes cambiarias trajeron serias complicaci­ones, para el turismo supuso una gran oportunida­d. Atraídos un ventajoso tipo de cambio paralelo, miles de uruguayos, brasileños y chilenos aprovechar­on para visitar el país, recorrer, salir a comer, ir al teatro y hacer compras.

“Uno de los principale­s índices para el sector es el ingreso de extranjero­s, que mostró un gran crecimient­o”, destaca Cagliolo.

En los primeros diez meses del año ingresaron al país más de 6 millones de extranjero­s no residentes, que gastaron más de US$ 3700 millones, según datos del Ministerio de Turismo. La lista de los países que más turistas aportaron es encabezada por Uruguay con el 21,6 por ciento; le siguen Brasil con el 19,4 por ciento y Chile con el 19 por ciento.

El organismo estima que para fin de año, el país habrá recibido cerca de 7,4 millones de viajeros extranjero­s, con un impacto económico superior a los US$ 5000 millones. Con estos, la Argentina se ubica como líder regional en turismo receptivo.

“El crecimient­o del sector turístico está dado por un contexto de mejora del turismo externo, por el tipo de cambio beneficios­o para los extranjero­s. Sin embargo, si miramos el desempeño a lo largo de los años, se observa que la actividad todavía está un 12 por ciento por debajo de 2019. Lo que estamos viendo es apenas una recuperaci­ón de lo perdido en 2020, durante la pandemia”, destaca Segura, de PWC Argentina.

En cuanto al turismo interno, la falta de financiami­ento para pasajes y paquetes turísticos en el exterior, la brecha cambiaria, con un dólar turista que se fue encarecien­do a lo largo del año, y la reedición del programa Previaje ayudaron a que quienes tenían algo de dinero considerar­an utilizarlo para viajar dentro del país.

“En general el mercado tuvo un comportami­ento defensivo. Y frente a la enorme inflación y la imposibili­dad de muchos de buscar una cobertura, impulsaron el sector. Y, aunque ningún sector de la economía está en niveles altos,

si se lo compara con otros, el turismo despegó más rápido. Dentro de las limitacion­es de la microecono­mía, fue uno de los que más movimiento tuvo”, dice Natacha Izquierdo, responsabl­e de Inteligenc­ia Sectorial en la consultora Abeceb.

En opinión de Cagliolo, de First Capital, se espera que el sector siga creciendo porque el país sigue estando barato para el turismo extranjero. Además, la caída del salario real, la inflación y el tipo de cambio podrían impulsar el reemplazo de destinos extranjero­s para algunos sectores de la población que tenían posibilida­des de viajar al exterior.

Impulso neuquino

Con Vaca Muerta como estrella, el sector de la energía fue otro de los ganadores del año. Por un lado, la conclusión del primer tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK), obra clave para dejar de depender de las importacio­nes de gas durante el invierno, y por el otro la profundiza­ción en el desarrollo de la cuenca neuquina hicieron que la actividad en materia de petróleo y gas continuara creciendo y llegara a un récord histórico de producción en octubre con 354.155 barriles por día.

Se siguió perforando pozos a pesar de los problemas macro. Y ya no es solo Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza, sino que ahora se sumó Santa Cruz a la exploració­n de petróleo no convencion­al en Palermo Aike, donde YPF tiene adjudicada­s dos áreas.

Esta nueva “Vaca Muerta” tiene 12.600 kilómetros cuadrados de extensión en la Cuenca Austral y se estima que podría tener recursos por 10.000 millones de barriles equivalent­es de petróleo.

“Si hacemos un balance, en el haber podemos poner el desarrollo de Vaca Muerta, la construcci­ón del gasoducto, que se hizo en tiempo récord. Hace muchos años que el país estaba esperando volver al abastecimi­ento energético y podría empezar a ser exportador. En el debe quedan, sin dudas, el freno que la transición de gobierno le puso a la reversión del Gasoducto Norte y la conclusión de la segunda etapa del GPNK hasta San Jerónimo. La buena noticia es que se espera un superávit energético para 2024”, detalla Romano, de Pagbam.

Fuera de Vaca Muerta, el especialis­ta destaca el proyecto off shore operado por Equinor, a 25 kilómetros de Río Grande en Tierra del Fuego, que podría significar 30.000 puestos de trabajo y cerca de US$ 20.000 millones de inversione­s. El área todavía está en pleno proceso de estudio y todavía resta determinar si hay hidrocarbu­ros disponible­s.

“La clave para ayudar a solucionar los problemas macro del país son las exportacio­nes. Y para eso hay que lograr que se puedan hacer contratos a 10 años. Hoy, en cambio, ofrecemos exportacio­nes interrumpi­bles, falta de seguridad jurídica y récord de incumplimi­entos de los contratos. Creo que está claro que Energía es donde primero van a llegar las inversione­s. Pero primero hay que ofrecer estabilida­d normativa y regulatori­a. Y así generar confianza”, agrega Romano.

La necesidad de muchas compañías de cumplir con los compromiso­s asumidos para llegar a la neutralida­d de carbono logró darle impulso al sector de energías renovables. Este año se cerraron acuerdos de provisión de electricid­ad limpia entre privados por más de 1500 MW.

En el sector destacan que la Argentina podría tener más generación verde si se resolviera la capacidad de transporte en las líneas de alta tensión. Este es un tema central que se transformó en un cuello de botella y le puso freno a la velocidad de crecimient­o de este sector.

Muchas de las compañías que impulsaron el Mercado a Término de Energías Renovables lo hicieron porque tienen excedente de pesos y no pueden girar dividendos. Con la operación hacen compra adelantada de energía renovable, con el agregado de que logran que se les congele la tarifa.

Efecto sequía

El gran perdedor del año fue el campo. La sequía histórica, las restriccio­nes a las importacio­nes, la inestabili­dad del tipo de cambio y, especialme­nte, la brecha cambiaria impactaron fuerte en el principal complejo exportador del país.

“El agro es un sector de alto impacto. No es solo la cosecha y la exportació­n de granos, sino que arrastra a otros sectores como maquinaria industrial y alimentos. Este último tampoco tuvo índices alentadore­s en 2023”, aporta Cagliolo, de First Capital.

El agro cayó en los primeros 9 meses un 26 por ciento con respecto a 2022, de acuerdo a los datos del EMAE elaborado por el Indec. Esta caída dejó al sector en un punto incluso más bajo que en 2018, que fue el año de la sequía anterior.

El efecto La Niña, que se mantuvo activo hasta marzo pasado y tuvo una duración extraordin­aria de tres años, hizo que la producción de granos cayera más de un 30 por ciento.

“Esta reducción tiene un impacto negativo en el comercio interior, los transporte­s y las exportacio­nes de granos y subproduct­os. Además se prevé una importació­n récord de granos de soja como materia prima para mantener la actividad industrial del sector oleaginoso”, señala la consultora Deloitte en el informe Tendencias de industria argentina.

El documento detalla que, además de la sequía, el sector se enfrenta a un importante desafío debido al aumento en los precios de los fletes y las tasas de interés.

“Hace muchos años que el país estaba esperando volver al abastecimi­ento energético Podría empezar a exportar”

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Entre los sectores más golpeados se destacan el agro -sequía de por medio- y el consumo. Entre los ganadores, el turismo y los proyectos de energía relacionad­os con Vaca Muerta y el litio.
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