Centrados en obras emblematicas
Por primera vez en el primer puesto de su rubro, el jóven CEO de Criba explica las razones del rápido posicionamiento de su empresa.
Santiago Tarasido tiene 42 años y hace sólo doce meses que es CEO de la empresa Criba. Antes recorrió varios estamentos gerenciales de esta empresa familiar formada con el trabajo de tres generaciones de ingenieros a lo largo de casi 65 años.
Este año, por primera vez, la compañía de los Tarasido alcanzó el primer lugar en el Ránking de Excelencia de Clarín. “Fue una sorpresa”, confiesa Santiago sin ocultar su satisfacción.
Durante la entrevista con ARQ, Tarasido desmenuzó las posibles razones de esta trepada de prestigio en el mundo de la construcción. –¿Cómo explica los resultados de Criba en la encuesta teniendo en cuenta que su empresa nunca había superado el cuarto puesto? –Creo que somos una empresa muy sólida y con suficiente trayectoria pero, en los últimos años, apostamos a construir proyectos de arquitectura muy emblemáticos y eso puede haber influido. A nuestra actividad tradicional, ligada a clientes privados, agregamos trabajos de proyectos muy especiales para el Estado. Como fue la sede de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad en Parque Patricios, un proyecto del británico Norman Foster. O el Centro de Convenciones Buenos Aires, un edificio semienterrado que estamos terminando en Recoleta. También estamos llevando adelante la construcción de Alvear Tower en Puerto Madero, la que será la torre más alta del país. Creo que esos proyectos nos dieron mayor visibilidad que en otros años.
–¿Esto fue producto de un estrategia calculada o pura casualidad?
–Apostamos a diversificar el tipo de obras, no centrarnos como antes a las torres de oficinas y viviendas, para abrir el juego a escuelas, hospitales e infraestructura. Hasta hicimos un edificio flotante de hormigón en Puerto Madero. Pienso que estas decisiones también nos evitaron los típicos ciclos de actividad que tiene esta industria.
–¿Cuál definiría como la clave de una construcción eficiente?
–Más ingenio, más maquinaria y más seguridad.
–Mas allá de la coyuntura económica actual, ¿cómo ve a la industria de la construcción en el país?
–Hoy, la construcción en la Argentina es muy cara. El metro cuadrado está en un pico histórico si lo medimos en dólares. –¿A qué obedecen esos costos? –Los explican varios factores de distinto tipo. Uno es la carga impositiva: Ingresos Brutos, Impuesto al Cheque, cargas sociales, tasas, seguros y demás hace que la construcción soporte una presión impositiva muy importante. Para tener una idea, hace 5 ó 6 años, la tasa de Ingresos Brutos era del 1,5 %, hoy es del 5%. Y es un impuesto que se multiplica varias veces en una obra. También inciden la falta de actualización tecnológica, el enamoramiento del público con los sistemas constructivos tradicionales, como el ladrillo; las normativas y una notable caída de la productividad en la mano de obra. –¿Cómo ve el futuro de la actividad de la construcción en el país?
–Argentina arrastra problemas estructurales que no se arreglarán en un año. El 2016 fue difícil para el sector, con dólar quieto y mucha inflación. Hay muchas expectativas de que todo pueda mejorar pero no creo en soluciones mágicas. –¿Cómo se prepara su empresa? –Desde hace unos años apostamos a una renovación generacional en el sector gerencias. Buscamos una sólida formación profesional, muy orientada al liderazgo en obras privadas y públicas. También apuntamos a expandir nuestro trabajos en los mercados de países vecinos. Hace años que estamos en Uruguay y exploramos Paraguay.