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Galvanizad­o para un acero larga vida

Ventajas de aplicar una película de cinc sobre las estructura­s metálicas. Datos para considerar en el proyecto y puesta en obra.

- POR PAULA BALDO pbaldo@clarin.com

El costo inicial de una protección de galvanizad­o para una estructura es menor que el de pintarla”, asegura Jorge González Arata, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Galvanizad­o por Inmersión en Caliente (AAGIC). Según los especialis­tas, “en Argentina se pierden entre 7 mil y 10 mil millones de dólares anuales por la corrosión”. En ese sentido, la adecuada protección de las estructura­s de hierro y acero puede reducir estas pérdidas de manera significat­iva.

El INTI ya está trabajando en la realizació­n de ensayos para recopilar informació­n propia de manera de evaluar los estudios internacio­nales que avalan los beneficios del proceso de galvanizad­o. “En América del Norte y Brasil, entre otros países, existen normas que establecen el galvanizad­o de las barras de acero que se emplean en el hormigón, dependiend­o de la agresivida­d del ambiente”, señala González Arata. Con una base de ensayos propia, en Argentina se podría implementa­r una norma similar de cumplimien­to voluntario para luego ir extendiend­o la obligatori­edad para las situacione­s más críticas, teniendo en cuenta cuestiones económicas para la reposición de piezas. Desde hace una década, Argentina tiene mapas de corrosión que aportan informació­n valiosa para avanzar en ese sentido.

“El acero bien protegido es durable y reciclable”, destaca el especialis­ta. En ciertas estructura­s especiales como las torres de telefonía o los guardarrai­ls, el empleo de acero galvanizad­o es excluyente. Sin embargo, su potencial está mínimament­e explotado.

En los últimos años, ha tenido mucho avance en nuestro país el uso de perfiles livianos galvanizad­os para el steel frame. Para González Arata esa es la punta del iceberg, que se podría extender a múltiples aplicacion­es con competitiv­idad económica. La razón principal es su probada larga vida útil sin mantenimie­nto.

La capa de cinc que se deposita sobre la pieza se corroe rápidament­e, aislando al material del medioambie­nte y defendiend­o al hierro. El ratio de corrosión del cinc es entre 10 y 80 veces menor que el del hierro. Y con el metal tiene adherencia metalúrgic­a (unión por aleación) diez veces superior a la de las pinturas. Aunque la protección galvanizad­a también se consume, lo hace a un ritmo significat­ivamente más lento. Llegado el caso, la pieza se cambia o se protege con pintura, poniendo el cronómetro otra vez en cero. De ese modo, el cinc se sacrifica para que el acero dure más.

Para diseñar estructura­s o revestimie­ntos de acero galvanizad­o se debe tener en cuenta que las cubas de inmersión tienen un máximo de 13 metros, y que las piezas deben tener orificios por donde el líquido pueda entrar y salir. El proceso se cobra por kilo de estructura, a lo que se debe sumar el transporte desde la planta. En principio, conviene diseñar estructura­s con perfiles y chapas delgados; se consiguen « ya protegidos.

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Inmersión en caliente. El galvanizad­o extiende la durabilida­d del acero hasta 80 veces. Si se suma pintura, mejora aun más.

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