1° Premio Archivo de Geodesia, Speroni-martínez Flores,
El proyecto se apoya en la idea primigenia de una “caja cerrada” como un gran contenedor de funciones, con ciertos ahuecamientos y en donde la acción pasa por dentro.
El edificio se define en un volumen puro como forma autónoma que contrasta con el entorno. A la vez, pone de manifiesto su representatividad como institución por su originalidad y distinción a través de su carácter único. No se ata exclusivamente a aspectos formales y epidérmicos sino a aspectos ambientales, en el sentido más amplio del término.
El contraste entre llenos y vacíos está regulado por la disposición de los vanos, ya que sólo dejan entrar la luz necesaria a sectores que la requieren. Es decir, donde el uso más las reclama, equilibrando la coyuntura entre lo funcional y lo formal.
La manzana es la clave que define los edificios y su espacio urbano. Es la que determina la escala urbana, su densidad y sus usos. Dentro de esta escala y su respectiva trama, se parte de la asimilación de las líneas medianeras donde el terreno elegido presenta una fachada pública mínima y un fondo que la quintuplica. En este contexto, el edificio se asienta como un cuerpo único de líneas netas, puro, rodeado de un entorno de escala residencial susceptible de modificaciones en el tiempo.
Dentro del planteo, el desafío se presenta en cómo dar una respuesta a un programa singular: archivos que guardan documentación cartográfica con alto valor histórico y referencial, combinados con actividades que promueven la investigación y divulgación de dicho patrimonio. Todo se debe resolver de manera eficiente y con simplicidad.
Esta situación otorga una presencia física destacada que nace desde su concepción estructural y presenta dos caras que se “comunican” con el exterior en forma singular; frente y contrafrente y dos caras ciegas, las medianeras. La integración en un contexto determinado no se plantea entonces como una acción de mimesis sino de manera creativa. Un edificio público debe tener calidad representativa de su patrimonio; y sus funciones no necesitan ser expresadas sino jerarquizadas.
El nivel cero se constituye en el gran articulador del programa. No sólo sirve como vinculante de las distintas áreas, sino que arma un espacio permeable compatible con la función, dinámico, multifuncional, enriquecido por la continuidad de visuales que conectan lo urbano, el espacio de la calle, con el interior que se expande en el jardín terraza al aire libre.
La sala multiuso se posiciona dentro de este ámbito de manera central y la ubicación del puesto de informes, el de control, vigilancia y depósito general completan su uso.
Una escalera de generosas dimensiones permite el acceso franco a todos los niveles donde es necesario el acceso del público. Está iluminada naturalmente con una “linterna” que envía luz cenital y produce un efecto de apertura visual en el recorrido.
Por otra parte, la tecnología define su identidad sin recurrir a adornos ni revestimientos; solo se intenta que se exprese a través de su estructura y de los materiales que la conforman. Es una estructura que tiene la mayor resistencia con el menor material. Es decir, una conjunción entre economía y eficiencia.
La estructura está constituida básicamente por losas alivianadas de 23 cm de espesor empotradas en tabiques laterales de 15 cm. En la zona de empotramiento, las losas se hacen macizas. La fundación se resuelve por medio de una platea de hormigón armado de 30 cm de espesor.
El acondicionamiento ambiental para esta propuesta consta de dos usos diferenciados. En la zona de archivo, la premisa es la conservación de documentos. Por otro lado, en las oficinas se requiere temperaturas de confort diferenciadas ya que tendrán cargas variables por ocupación.
Los locales destinados a archivos se trabajaron como cajas herméticas, independizando las mismas de agentes externos mediante ventilación controlada. Esto permite mantener estables y con mínima variación las condiciones de temperatura y humedad en el interior.
En las zonas de oficinas y de ocupación esporádica, se propone el acondicionamiento con equipos separados, permitiendo el funcionamiento y la regulación de temperatura independiente de cada uno de los sectores. Los equipos para conductos de baja contrapresión están conectados a montantes de inyección de aire nuevo para renovación.
Desde la óptica del usuario, nos interesa que al edificio se lo pueda recorrer y obtener la información necesaria de manera concisa y con circulaciones lo más acotadas posible.
El primer y segundo subsuelo se destinan al Departamento de Investigación Histórica y Cartográfica, donde conviven oficinas y su correspondiente archivo, íntimamente relacionados. La iluminación natural de estas oficinas se obtiene a través de un patio inglés en la parte trasera y de dos lucernarios que dan al acceso principal.
En el entrepiso se posiciona el Programa Bicentenario y el despacho del director de Geodesia. Y en las dos plantas superiores funciona el Departamento Administrativo, con sus oficinas y el archivo correspondiente.
Los puntos fijos en cada nivel (ascensores, montacargas y escalera de servicio y núcleos sanitarios) se lateralizan para optimizar el uso racional de todas las plantas y su necesaria flexibilidad. «