Cómo es el Centro Cultural Teopanzolco, ganador del Premio Oscar Niemeyer 2018.
Un Centro Cultural localizado frente a la zona arqueológica de Teopanzolco (en Cuernavaca, México) establece un diálogo entre la producción arquitectónica del presente y la esencia del pasado.
El Centro Cultural Teopanzolco está localizado en la ciudad mexicana de Cuernavaca, frente a una zona arqueológica. El proyecto de los estudios Isaac Broid + Productora resultó ganador del Premio Oscar Niemeyer 2018 para la Arquitectura Latinoamericana, otorgado por la Red de Bienales de Arquitectura de América Latina (ver pág. 16).
La Secretaría de Cultura del Estado de Morelos realizó un concurso por invitación a seis estudios de arquitectura. El encargo refería a un auditorio tradicional para 900 personas para reemplazar un edificio de los años 80 que ocupaba el mismo sitio y que había quedado obsoleto. Además, esa construcción le daba la espalda a la zona arqueológica edificada por la civilización tlahuica alrededor del año 1.200 DC.
La propuesta de la dupla Broid + Productora aprovecha la pendiente existente en el terreno para disponer una cubierta que se convierte en un auditorio adicional al aire libre con vista a la zona arqueológica localizada en el terreno vecino.
El nuevo edificio respeta parcialmente la huella del anterior y fue desarrollado bajo la mirada atenta de los expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quienes indicaron que no se podían realizar excavaciones ni rebasar la altura de la pirámide principal de Teopanzolco.
De ese modo, la implantación del nuevo centro cultural desarrolló dos estrategias fundamentales: por un lado, potenciar la relación con el sitio arqueológico, y por el otro, generar espacio público significativo.
“Quisimos que pasado y presente se enfrentaran y dialogaran, sin centros ni periferias, sin jerarquía de tiempos históricos: ambos construyendo en futuro, platicando sin imposturas. Integración de un solo espacio físico para la convivencia, la comunicación, el abrazo”, explica Isaac Broid.
El nuevo edificio se organiza a través de dos elementos principales: una planta triangular que contiene los programas públicos (vestíbulos, servicios, taquillas, guardarropas, auditorio) y una plataforma que lo rodea y que aloja las zonas privadas de operación (camerinos, bodegas, zonas de armado, etcétera) incluyendo una “caja negra” para usos múltiples.
La plataforma sirve como mirador hacia la zona arqueológica y la ciudad. “Se plantea el auditorio sobre la gran plataforma de la manera que se organizaban los centros ceremoniales en la época prehispánica, articulando con un mismo lenguaje la herencia heredada y el futuro deseado: respeto al pasado y sus pre-existencias. Presente dialogante y futuro prometedor. Desde una plataforma-mirador se promueve la vista a la pirámide así como desde la pirámide se ve el auditorio contemporáneo. La ciudad de Cuernavaca como un telón de fondo”, plantea Broid.
El gran basamento contiene una serie de patios, uno de los cuales se hunde frente al acceso secundario del auditorio y crea un pequeño teatro al aire libre. Esta plataforma genera espacios exteriores diversos y resuelve los accesos secundarios al interior del auditorio, o a la misma plataforma, además de incorporar los árboles existentes del lugar.
Los proyectistas tomaron el lenguaje acotado y simple del sitio arqueológico y lo resignificaron. De ese modo, los elementos arquitectónicos precolombinos, como plataformas, taludes y tableros, configuran la espacialidad del nuevo auditorio.
El edificio contemporáneo se organiza a partir de una geometría simple de triángulos equiláteros que rememoran el lenguaje elemental y básico de los antepasados, “promoviendo que el auditorio y la zona arqueológica conviertan este espacio en un conjunto integral, un espacio público significativo para la ciudad”, destacan los autores.
En general, el trabajo de Productora se caracteriza por un énfasis en geometrías precisas, con empeño por generar proyectos legibles con gestos claros y lograr edificios atemporales en sus resoluciones materiales y programáticas. El estudio está conformado por Abel Perles (de Argentina), Carlos Bedoya y Víctor Jaime (de México) y Wonne Ickx (de Bélgica).
La interacción con el lenguaje ancestral también se da a nivel mate-
rial. Las paredes del nuevo edificio están resueltas con un hormigón que contiene un agregado de piedra local que le da el tono cobrizo. El resto de la paleta de materiales fue pensada para que se mantenga en buen estado y envejezca de manera adecuada.
El hall principal, cuyo eje de composición coincide con el de la pirámide principal del conjunto arqueológico Teopanzolco, es el único espacio techado sobre la gran plataforma y se convierte en un mirador. Posee una serie de paneles rebatibles que permiten la libre circulación del viento. De ese modo, se evita el uso de elementos mecánicos de ventilación. “El vestíbulo se convierte en un lugar de encuentro antes o después de los eventos: un espacio sobrio y elegante en donde la vida cultural contemporánea establece un dialogo continuo con nuestro pasado. Un espacio promotor de un futuro unificado”, destaca Broid.
Además del sistema de ventilación cruzada, el edificio cuenta con una instalación para captación y reciclaje de agua de lluvia que se reutiliza en los sanitarios y para riego.
Por otro lado, la cubierta principal de forma triangular consiste de una gran rampa escalonada que nace de la intersección con la plataforma horizontal que la rodea y logra bajar sustancialmente la presencia física y el impacto visual del nuevo edificio. Además, permite utilizar el techo como un auditorio al aire libre que tiene como fondo el sitio arqueológico.
Esta gran explanada es la cubierta de la sala principal del auditorio, y contiene otra plataforma triangular más pequeña que es la cubierta del vestíbulo principal. Ambas superficies descienden en direcciones opuestas y crean un juego visual de planos inclinados que puede apreciarse durante todo el recorrido.
El nuevo Centro Cultural también fue finalista del Premio Mies Crown Hall Americas 2018. Y ganó el premio CICA (Comité Internacional de Críticos de Arquitectura) en la Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires en 2017. «
Ficha técnica
Proyecto. Isaac Broid + Productora (Carlos Bedoya, Víctor Jaime, Wonne Ickx, Abel Perles)
Colaboradores. Gerardo Galicia, Pamela Martinez, Josue Palma, Alonso Sánchez, Rosalía Yuste, Antonio Espinoza, Diego Velázquez, Gerardo Aguilar, Lucrecia Sodo, Jesús Minor, Juan Pablo Pérez, Oswaldo Delgadillo, Mariana Toro, Valeria Alvarado y Eitan Vázquez Estructura. Efren Franco y Selene Cortes
Ingenierías. Taller M2 (José Madrid) Asesores. Alejandro Luna e Itzel Alba (teatral) Cristian Ezcurdia y ARUP Jaume Soler (acústica) Luz y Forma (diseño de iluminación), Gerardo Velázquez Flores (bioclimática) Cliente. Secretaría de Cultura del Estado de Morelos Ubicación. Cuernavaca, Morelos, México Área Construida. 7.000 m2 Año. 2017
Fotografías. Jaime Navarro y Onnis Luque.