CAMINOS PARA VOLVER A LA DIVERSIÓN
Cada uno tiene su propia ciudad, una secuencia de imágenes y recuerdos construida a partir de la ciudad que habitamos. Después de esta ciudad personal, existe la ciudad real, una totalidad compleja al alcance de la mano para alimentar nuestra experiencia.
De la misma manera que componemos en nuestra cabeza un paisaje parcial de nuestro entorno y lo llamamos “ciudad”, estos Premios ARQ FADEA de CABA crean un recorrido ideal de la mejor arquitectura porteña del último lustro. Claro que no el Buenos Aires real, y no es ni tu ni mi ciudad; es la ciudad de la mirada académica, la de los seleccionadores del Premio, la que nos habla de una ciudad posible basada en recortes de la real.
Es cierto que Buenos Aires se define a sí misma a través de la calidad de su construcción, pero su pasado todavía sigue hegemonizando su imagen. Y eso es bueno por que la construcción contemporánea es mucho menos prometedora que el pasado, a pesar de la excelencia de los trabajos publicados en este número de ARQ.
El enfrentamiento entre preservación e innovación solo se resolverá cuando lo nuevo demuestre que puede ser mejor que lo viejo.
Los edificios destacados en este capítulo del Premio ARQ FADEA nos dan una pista de cuál podría ser el camino. Obras como la Casa en Esquina de Pinto da Mota y Falcón, los Estudios Camarones de Matías Frazzi; AQ Tailored Suites, de Federico Eliaschev; y Juana Azurduy, de BAAG, muestran imaginativas resoluciones de un programa por demás repetido. Los espacios de vivienda y trabajo son los que más aporta la construcción a la ciudad y, en definitiva, esas especies de “commodities arquitectónicos” definen la calidad de nuestras calles y espacios públicos más que los edificios singulares.
Si bien lo nuevo es el gran protagonista de este número, la reforma no fue dejada de lado. Dos ejemplos, la ampliación de un PH en Agronomía de FRAM arquitectos + JES y el PH Bompland de Estudio Damero, aportan una visión contemporánea de un tipo de trabajo que es moneda corriente en Buenos Aires.
En definitiva, 14 proyectos premiados no muestran el nivel de la producción porteña pero, mucho más, nos marcan el camino.
No me gustaría dejar de mencionar el inspirador trabajo de Galpón Estudio para la Plaza de las Ciencias y las plazas Unamuno y Magaldi, donde lo lúdico, lo divertido se convierte en arquitectura y nos deja una pregunta para el futuro: ¿Podrán el juego y la invención ser moneda corriente en la arquitectura más allá de los programas para chicos? Clorindo Testa decía que los arquitectos se parecen a los chicos porque son los únicos que siempre dibujan. Tendríamos que poder divertirnos como ellos.«