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PORQUÉ IMPORTAN MÁS LOS METROS CÚBICOS QUE LOS CUADRADOS

Cuando se compra un inmueble no se adquiere una superficie plana, sino un espacio que se define por la distancia entre paredes y la altura de los techos. Son datos que valorizan cualquier propiedad.

- Por Francisco Villamayor Fundador y CEO de Bresson Propiedade­s

Los últimos 10 años de mi vida me han regalado la oportunida­d de conocer las mejores propiedade­s de la Ciudad de Buenos Aires: maravillos­os pisos franceses, inmuebles de estilo art déco, pisos racionalis­tas y un sin número de departamen­tos modernos o eclécticos con exquisitos detalles, calidad edilicia, estilos que hacen honor a sus arquitecto­s y a esta gran ciudad. Pero uno de los factores fundamenta­les que marca la diferencia en los mejores departamen­tos es la altura de sus techos.

Cuando se compra un inmueble no se adquiere solamente una superficie plana, sino también un espacio cúbico que se define tanto por la distancia entre paredes, como por la distancia entre el piso y techo (o cielo raso). Para poner un ejemplo gráfico: no es lo mismo comprar una superficie de 100 m2 de planta, pero con 2,40 metros de altura (240 metros cúbicos totales), que adquirir la misma extensión de planta, pero con 4 metros de altura (400 metros cúbicos totales). En el segundo caso, vivirías casi en el doble de espacio.

La escasez de este tipo de departamen­tos genera que en proyectos premium esta variable defienda un ato valor de venta. Este tipo de propiedade­s se caracteriz­an por contar con espacios con pocas divisiones, grandes ventanales que además de otorgar mayor iluminació­n quitan la sensación de encierro y atraen a un público joven. Permiten un mejor aprovecham­iento del espacio generando sensación de amplitud y mediante la decoración, la colocación de cuadros más grandes, arañas de gran tamaño e iluminació­n sectorizad­a.

La doble altura da la sensación de estar en una casa. Resignific­a la creativida­d de los arquitecto­s y decoradore­s.

Por eso, en una propiedad es más importante la presencia de techos altos que los metros descubiert­os de un balcón pequeño que luego casi no va a tener uso.

El volumen en el que habitamos en un departamen­to de techos altos es mucho mayor y hace la diferencia por la amplitud que brinda. Lo mismo sucede con las casas.

Luz y vistas: en una propiedad de techos altos encontrare­mos ventanas más grandes, lo que aportará como factores fundamenta­les mejor iluminació­n, proyección y amplitud.

Arte y estilo: al disponer de paredes más altas, las posibilida­des decorativa­s se expanden y diversific­an. Se pueden ubicar cuadros de dimensione­s importante­s y se adaptan diferentes estilos de iluminació­n, tanto arañas de techo como lámparas modernas de gran formato, en espacios comunes o bien en los dormitorio­s. Espacios prácticos: los techos altos permiten potenciar esos espacios armando grandes biblioteca­s y, en los pasillos, generar espacios de guardado tipo bauleras.

Calidad de vida: la acústica de un ambiente de mayor volumen es mejor, ya que reduce los ecos y los bullicios cuando hay acumulació­n de gente. Además, la circulació­n del aire es más fluida. Los ambientes con techos altos brindan fundamenta­lmente una sensación de amplitud que nos permite pasar más tiempo en los mismos, a diferencia de los ambientes con techos bajos, donde tendemos a sentir sensación de encierro e inconscien­temente sentimos ganas de salir de ese espacio “a respirar”. Podríamos ir un poco más allá. Mencionamo­s que la mayor altura de una propiedad y su correspond­iente espacio le aporta un valor estético a la misma, al tiempo que la hace verse más importante; pero también genera una percepción de mayor libertad y holgura para movernos y, por qué no, también para pensar, para crear o para sentir. Genera una percepción de mayor libertad y holgura para movernos y vivir nuestra casa de otra manera. Desde el punto de vista del valor de una propiedad, y si bien la tendencia es medir solo el metro cuadrado, el plus que brinda una locación de techos altos suma valor en metros cúbicos, aunque todavía la industria del Real Estate no la tiene en cuenta. En verdad, consideran­do ambas mediciones, se podría brindar informació­n más precisa sobre la superficie y el tamaño de una propiedad y, así, llegar a un cálculo más justo sobre el valor del inmueble.

Ahora bien, dicho esto, es llamativo que no exista ningún buscador de propiedade­s que incluya un filtro de búsqueda relacionad­o a este dato del que hablamos; y que las fichas de las inmobiliar­ias tampoco lo incluyan.

Será por esta razón que al momento de tasar un inmueble un profesiona­l solo valora la altura de los techos como un dato secundario o complement­ario. No se mide y no se utiliza ningún elemento objetivo para valorar la altura. Definitiva­mente, la altura de los techos influye considerab­lemente menos de lo que debería en el precio de un departamen­to.

Cuántas veces he escuchado largas discusione­s referidas a los m2 de un inmueble (si los balcones se computan a la mitad, si se calculan los ambientes sin contar el ancho de las paredes o incluso los placares; si hay que sumar la baulera, entre otras cuestiones) y estos argumentos son planteados para defender un precio por parte de un propietari­o o para intentar bajarlo por parte de un comprador.

Sin embargo, en estos intercambi­os no se escucha la defensa del precio de la propiedad basado en el mayor volumen de la

Los techos altos permiten potenciar el hábitat armando biblioteca­s y generando espacios de guardado en los pasillos.

misma por la altura de sus techos.

Si defendemos cada m2 a rajatabla en el precio de una propiedad, ¿por que no valoramos de la misma manera sus m3? Si las construcci­ones de edificios nuevos (para optimizar el Factor de Ocupación de la Tierra o por razones de costos) priorizan el desarrollo de unidades con techos que apenas cumplen con la reglamenta­ción mínima, ¿no será la hora de valuar las propiedade­s a partir de su tamaño en m3? No tengo dudas de que se haría justicia con el valor de los edificios antiguos (y algunos nuevos premium).

En conclusión, la “tiranía” del metro cuadrado como único método de medición creo que nos hace perder de vista la dimensión real del espacio que adquirimos en un inmueble, el que podría ser mejor calculado a partir de la utilizació­n del metro cúbico. Esta unidad de medida, no utilizada hasta el momento en la industria del Real Estate de ningún lugar del mundo, sería mucho más exacta para calcular el tamaño de una propiedad y haría mucho más justicia con el valor real de la misma.

La altura de los techos no es un dato anecdótico de una propiedad a comentar entre los detalles secundario­s de su ficha de venta sino que, me atrevo a decir, es una de sus caracterís­ticas fundamenta­les. Y debería tener un lugar predominan­te en las fichas descriptiv­as y en los criterios de búsquedas de los portales. Tal vez no sea un criterio sustitutiv­o, pero el m3 podría ser un dato complement­ario al tan difundido m2 a la hora de calcular el tamaño de una propiedad. Entre los dos podrían brindar una informació­n mucho mas acabada sobre la superficie y el tamaño de una casa o departamen­to, y a partir de estos datos llegar a un cálculo más preciso y justo sobre el precio del inmueble. «

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CASA SCOUT. La luz natural llega a todos los espacios.
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