Texturas y formas en busca de una nueva atmósfera
Un bar restó ubicado en una emblemática esquina de Villa Luro readaptó sus espacios interiores mediante el uso de revestimientos, juegos lumínicos y una materialidad que mezcla elementos antiguos y contemporáneos.
En Villa Luro hay un nuevo Boulebar. A doce años de su inauguración, el emblemático café aggiornó su fisonomía interior y su imagen de marca integrando esta nueva arquitectura al particular entorno. Desde su ubicación estratégica en la ochava de Basualdo y Patrón, el restobar se relaciona directamente con un corredor de plazoletas verdes y el bulevar Ramón L. Falcón, piezas urbanas con mucha vegetación y arboleda añosa. “Buscamos mejorar las circulaciones, las visuales, las espacialidades y la funcionalidad -explica la arquitecta Luciana Szechter, a cargo del proyecto y dirección de la obra junto a su colega Rodrigo Battaglia-. Y también generar una nueva expresión desde la materialidad, la colorimetría y las texturas”.
En cuanto al primer combo de variables (espacialidad, función y circulaciones), la primera gran modificación fue el desplazamiento del acceso, originalmente ubicado en la esquina, hacia la calle Basualdo, vinculando directamente el interior del café con el exterior a través de una terraza-expansión. “Generamos una ventana a modo de cuadro sobre la esquina, enmarcando una visual perfecta hacia el bulevar -describe Szechter-. A su vez, funciona a modo de vidriera que enmarca el estar para ser visualizado desde afuera”.
En el interior del local, un gran revestimiento en madera genera una envolvente que delimita el sector húmedo de baños, conteniendo un espacio común de lavatorios que se vinculan directamente con el salón del bar. “Así logramos integrar el área de servicios con el salón sin límites concretos -puntualiza Rodrigo Battagliaeste revestimiento esconde en su modulación las puertas de los baños y placares de guardado”.
Según los autores, la elección de los materiales fue vital a la hora de proyectar, explorando una vinculación entre lo viejo y lo nuevo a través de la
representación de dichos materiales. “Por ejemplo, recurrimos al uso del terrazzo gris para el piso -un material muy antiguo que ahora reaparece-, con una retícula de bronce dorada que marca una modulación sobre el piso y entre los paneles de revestimiento de roble natural. Los detalles en bronce aparecen también en las tapas de las mesas y en los herrajes, dejando su marca”, explica Battaglia.
Para el diseño de la barra -elemento protagónico del espacio- se utilizó mármol Calacatta Oro, repitiendo este material en algunas tapas de las mesas circulares, para generar claridad al ambiente general. “La barra fue pensada como un elemento en sí mismo -agrega Szechter-, aparentando una pieza maciza de gran peso, en tanto que las estanterías de hierro
blanco livianas asoman por detrás y generan un equilibrio visual”.
Detrás de la barra se colocó un revestimiento de vidrio bronce mate y se ubicaron espejos dorados en distintos sectores del salón y baños. La ubicación de los espejos dentro del bar refleja la arboleda exterior del bulevar y la trae hacia el interior.
En cuanto a la espacialidad y movilidad, los proyectistas plantearon distintas situaciones de permanencia para el usuario, generando una suerte de dinamismo a través de la disposición del mobiliario.
“Un sector de estar equipado con poltronas y una mesa baja de centro que acompaña la esquina permite contemplar el paisaje. Dos butacones de cuero dispuestos linealmente contra las paredes principales ordenan el espacio con mesas cuadradas, -puntualiza Szechter-. Éstas pueden unirse entre sí en la medida que el usuario lo necesite. Además, buscamos mobiliario e iluminación capaz de acompañar a los distintos usos, destacando el diseño argentino”.
El toque final viene de la mano de la iluminación y el reflejo de los materiales, que fueron pensados en relación a cada área en particular. Por ejemplo, en el sector de estar se colocó una lámpara colgante que ayuda a crear cierta intimidad y reláx, en tanto que sobre las mesas cuadradas se dispusieron artefactos colgantes lineales que generan un clima ideal para reuniones grupales.
“La iluminación general del salón se compone de bandejas suspendidas con luz difusa hacia el cielo raso y con apliques de luz puntuales -describe Battaglia-, complementando el clima general la luz difusa que nace en el revestimiento de madera y apunta hacia arriba”. Por su parte, la iluminación sobre las estanterías destaca los objetos expuestos.
En este juego cromático de dualidades y contrastes que definen una atmósfera armónica, las rajas y líneas que aparecen en el piso, el revestimiento y las mesas, reaparecen como rajas de luz en el sector de barra y en el sector de lavatorio.
“Con frescura y sobriedad, la búsqueda material, la colorimetría y el manejo espacial supieron controlar la calidez y la sensación de intimidad, sin dejar de lado la relación con el exterior y la vida del bulevar”, concluyen los autores.
Junto a la arquitecta Angie Dub, Szecther -con un posgrado de Diseño de Interiores en la FADU-UBA- y Battaglia proyectaron el espacio “Automotriz by Citroën”, en la reciente edición Casa FOA 2018, entre otros trabajos conjuntos.«