UNA LUZ NUEVA QUE ALUMBRA EL PASADO
En la edición 2018, los estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata arrasaron. Se llevaron 5 de los 7 premios. La noche que entregamos las distinciones en el auditorio de la Sociedad Central de Arquitectos estaban ellos, felices; pero también habían algunos de sus docentes que con gran entusiasmo y orgullo los acompañaron.
Ese día conocimos al grupo M3 Arquitectura, de María Eugenia Aguerre, Mariel Casaprima y María Juliana Fullone, docentes de varios de los premiados, a quienes “desafiamos” a mostrar qué hacen como arquitectas, más allá de su exitosa labor docente. Los departamentos en la esquina 24 y 50, frente al Parque San Martín en ciudad de la diagonales, son parte de la respuesta (página 6) y muestra de alguna manera de dónde salen estas camadas. En un terreno trapezoidal, ubican dos barras muy puras articuladas por el núcleo de escalera y ascensor. Con un alzado compuesto casi solamente por bandas blancas que se complementan y contrastan con paños de carpintería de chapa negra. Ellas dicen aplicar la “Táctica de infiltración: una manera de actuar dentro de la ciudad existente, intentando sacar ventajas de oportunidades desaprovechadas, completando tejido urbano y colaborando con la consolidación de nueva vida en barrios adormecidos ”. Salvando distancias y diferencias, algo de este aparato conceptual parece sobrevolar el Apple Champs Élysées de Foster + Partners en París (página 12). Después de haber exprimido al máximo las condiciones resistentes del vidrio haciendo las increíbles y etéreas Apple Stores de Nueva York, Kioto y Hangzhou, entre otras. Y de haber reformulado el remate del Reichstag en Berlín, con una cúpula transitable de acero y vidrio. Cabía preguntarse qué nueva solución inventaría el equipo de Foster para intervenir un edificio residencial de estilo Beaux-arts del siglo XIX en pleno París.
Cuando hace años Foster nos contó cómo diseñaba, rechazó la idea del arquitecto como “director de orquesta” y dijo algo así: la forma en que proyectamos es como si fuera una sesión de jazz. Todos los involucrados en el proyecto, los técnicos, los asesores, los arquitectos se juntan alrededor de una mesa y van despejando los datos del proyecto. De ese intercambio sale la obra, de esa sesión de “improvisación”, como en el jazz, sale el proyecto.
En este caso, la combinación entre los datos que aportaron los asesores en patrimonio, los restauradores, marketing de Apple, los luminotécnicos y los expertos en vidrio debe haber sido relevante. El resultado es esta insólita lucarna que cubre el patio y que con paneles fotovoltaicos incluidos alumbra el pasado con luz nueva. «