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Cómo aplicarlo para alcanzar la expectativ­as del diseño y evitar errores comunes.

Recursos arquitectó­nicos para lograr el color, la tonalidad y la textura que respondan a las expectativ­as del diseño. Cómo evitar errores.

- Paula Baldo pbaldo@clarin.com

El éxito o fracaso de un hormigón a la vista no radica solamente en mantener una coloración regular sino también en la preservaci­ón de su aspecto en el tiempo. Por otro lado, es habitual que la apariencia del hormigón se la vincule fundamenta­lmente a la coloración y tonalidad, que dependen de la proporción entre los materiales, aunque éstas no son las únicas variables con incidencia en la estética final. “Este es un tema muy interesant­e, bastante abarcativo y, sobre todo, opinable, porque hay múltiples posibles combinacio­nes de colores, tonos, formas y texturas”, explica el ingeniero Edgardo Becker, Gerente de Desarrollo y Servicios Técnicos de Loma Negra.

En ese sentido, el especialis­ta destaca la importanci­a de clarificar las expectativ­as acerca del tipo de hormigón que se desea obtener. “Básicament­e, un ‘hormigón visto’ resulta bueno cuando los interesado­s y, sobre todo el más importante de ellos que es el comitente, terminan satisfecho­s con el resultado. No obstante, el camino puede ser bastante tortuoso por cierto. En cualquier caso, necesariam­ente todo debe comenzar con un gran acuerdo respecto de las expectativ­as”, afirma Becker.

En función de ellas, recomienda a los proyectist­as ir cumpliendo todas las etapas del diseño con una mirada abarcativa. Por ejemplo, establecer las especifica­ciones del hormigón consideran­do todos los aspectos relacionad­os al proceso: encofrados, desmoldant­es, diseño de acabados, juntas de trabajo, estrategia­s de lletenga nado, habilidade­s de la mano de obra, etcétera.

Respecto de las expectativ­as, Becker advierte que las terminacio­nes con encofrados entablonad­os suelen resultar más “tolerantes” a ciertas diferencia­s de tonalidad y textura; mientras que las terminacio­nes con encofrados lisos son más “exigentes” en cuanto a uniformida­d de esos parámetros: “Los acabados lisos por lo que necesitan de mayor atención a los detalles. Suele ser necesaria la inclusión de algunos recursos arquitectó­nicos para ocultar juntas de trabajo y estudiar muy especialme­nte las estrategia­s de llenado”, detalla.

En cuanto a la uniformida­d del color, la superficie expuesta del hormigón está especialme­nte influencia­da por las caracterís­ticas de la pasta cementicia, por ser la que se aloja en las paredes del encofrado. A su vez, depende del color y tonalidad del cemento, y de la relación w/c (agua/cemento, en masa).

En ese sentido, es necesario mantener una alta uniformida­d en la provisión de materiales y sus proporcion­es. Lo cual ayuda a conservar un aspecto homogéneo en el hormigón. “Suele recomendar­se realizar el trabajo de llenado en la menor cantidad de etapas posibles y, además, no dejar demasiados días entre ellas para evitar grandes diferencia­s entre partidas”, afirma Becker.

Si esto fuera inevitable, el especialis­ta recomienda trabajar con texturas u otros recursos arquitectó­nicos que impidan una comparació­n directa de tonalidade­s entre las distintas etapas de hormigonad­o.

“Realmente, en muchas obras de arquitectu­ra encuentro errores, algunos de ellos conceptual­es. Todos deberíamos trabajar para evitarlos. Uno de ellos, está asociado a no considerar en el diseño la agresivida­d del ambiente”, destaca el ingeniero. El uso generaliza­do de hormigones clase H-20 o H-25 en casas de hormigón visto en zonas cercanas a la costa es un ejemplo de eso.

Si bien, desde el punto de vista estructura­l esos niveles de resistenci­a pueden ser adecuados, el ambiente típicament­e marino a la que están expuestas estas construcci­ones requiere que el hormigón de recubrimie­nto una muy baja permeabili­dad a la penetració­n de los iones cloruro que se encuentran suspendido­s en el aire y que, en esa condición de exposición, tienden a despasivar el acero de las armaduras, favorecien­do su corrosión. Con lo cual, en esos casos se

debería especifica­r hormigones clase H-35 o superior, que ofrecen una baja permeabili­dad para garantizar la vida útil de la obra a partir del control sobre la penetració­n de cloruros. También, cerciorars­e de que durante la puesta en obra se respete el cumplimien­to de los recubrimie­ntos especifica­dos.

Becker enfatiza la importanci­a de considerar los efectos de la contracció­n por secado o variacione­s térmicas y de humedad: “Se producen tensiones inducidas que un buen diseño debería considerar para determinar las cuantías necesarias de acero que permitan controlarl­as, ya que pueden inducir fisuras no deseadas. El hormigón es un material que evoluciona en el tiempo, por lo que, entre otras cosas, tiende a contraerse”.

Por último, en la etapa de construcci­ón, una deficiente capacitaci­ón de la mano de obra, y también de su supervisió­n, se pueden omitir con algunas cuestiones básicas. Por ejemplo, la protección temprana que todo hormigón de losa necesita para evitar una rápida evaporació­n superficia­l del agua. “Si no se toman las medidas necesarias, el secado superficia­l de un hormigón en estado fresco producirá una contracció­n localizada que tenderá a fisurar en forma generaliza­da la superficie”, advierte Becker.

Otro error muy frecuente, post hormigonad­o, es no considerar los tiempos de curado imprescind­ibles durante la ejecución de los trabajos. Entendiend­o que “el curado es el mantenimie­nto de las condicione­s de humedad y temperatur­a que permitan la correcta hidratació­n de la pasta cementicia”, será necesario mantener estas condicione­s durante el tiempo adecuado, señala el especialis­ta.

El curado cobra fundamenta­l relevancia en la durabilida­d al asegurar la calidad del hormigón de recubrimie­nto. “Nuevamente, en construcci­ones expuestas a ambientes que favorecen la corrosión de las armaduras, y entendiend­o que es la calidad del hormigón de recubrimie­nto la que las protege, se recomienda mantener condicione­s de curado por al menos 7 días”, destaca. Una buena medida en ese sentido es mantener los encofrados durante ese período. Si fuera necesario removerlos antes por cuestiones relativas al proceso constructi­vo se recomienda especialme­nte tomar las medidas necesarias para mantener condicione­s de temperatur­a y humedad adecuadas. «

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JOAO MORGADO PUREZA. Hormigón blanco en la Fundación Nadir Afonso, proyecto de Álvaro Siza en Portugal.
 ?? DANIELA MAC ADDEN ?? TEXTURA. En la Casa L4 (Arq. Luciano Kruk) el encofrado entablonad­o contribuye a diluir eventuales diferencia­s de tonalidad en el hormigón visto.
DANIELA MAC ADDEN TEXTURA. En la Casa L4 (Arq. Luciano Kruk) el encofrado entablonad­o contribuye a diluir eventuales diferencia­s de tonalidad en el hormigón visto.

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