Interiorismo.
En el corazón de Helsinki se levanta un edificio de tres niveles cuyo diseño interior representa las nuevas formas en que el público disfruta de las distintas propuestas artísticas.
El vínculo entre el mobiliario y el diseño arquitectónico de la Biblioteca Oodi, en Helsinki.
A partir de un concurso en 2013, el estudio local ALA Architects se hizo cargo del diseño de un edificio que, además de tener que responder a sus funciones, formaría parte de un conglomerado cultural y de entretenimiento al que debería aportarle una estética contemporánea e identidad. A su alrededor, en pleno centro de la capital finlandesa, se ubican el Helsinki Music Centre, Finlandia Hall, Sanoma House (un espacio multiuso para eventos teatrales, recitales, proyecciones fílmicas y hasta salas de coworking) y el Museo de Arte Contemporáneo Kiasma.
La ubicación exacta de la biblioteca es frente al Parlamento y está antecedida por una plaza pública. Según explican los autores, “el diseño surge de la dinámica entre el lugar y el programa. El concepto principal parte de la interrelación entre los tres pisos”, de características diferenciadas.
La plaza continúa hacia el interior, fusionándose con la planta baja, de estética robusta y con contenido que será actualizado con frecuencia para mantener siempre activas las visitas. Los espacios públicos en este nivel son, en opinión de los proyectistas, “visibles, atractivos, comprensibles y acogedores para todos los visitantes”.
Por el contrario, en el último piso se percibe una atmósfera tranquila. Fue pensado como un área para la lectura y la contemplación a metros de altura de las transitadas calles del centro helsinguino.
Entre ambos niveles, un segundo piso funciona como transición entre los extremos, con salas de cine, sums y talleres.
El equipamiento del conjunto es de la firma Arper, que aportó mobiliario del más variado. En el último piso, entre las estanterías, pequeños árboles y las salas, las colecciones de la compañía italiana interactúan con la arquitectura circundante. Este espacio siempre cambiante se desarrolla debajo de un techo ondulado en una superficie de madera igualmente irregular, iluminada por tragaluces y paredes de vidrio. Situadas a lo largo de
toda el área de la biblioteca, las colecciones de sofás y sillones Saari y Catifa 80 crean cómodos salones urbanos donde las personas pueden sentarse y leer. Los primeros son una síntesis entre los estilos clásico y contemporáneo, con estructura en metal y madera y tapizados en tela, piel y ecopiel.
Los Catifa 80, en tanto, son butacas ligeras y amplias, tapizadas en piel o tejido, que pueden ubicarse en solitario o agrupadas. En cualquier caso, transmiten una imagen calma y de descanso.
Los asientos Catifa Sensit, dispuestos junto a las paredes de cristal, invitan a las personas a relajarse y disfrutar de las vistas, mientras que los lectores jóvenes pueden sentarse en los coloridos otomanos Pix, en el área de los niños.
Catifa Sensit cuenta con un mecanismo que permiten movimientos sincronizados, lo que favorece su inclinación. De este modo, alivia la presión sobre la zona lumbar, sin alterar la elegancia del perfil. Por su parte, la serie Pix está compuesta por un sistema de pufs icónicos que dan un toque casual a través de colores netos
El estudio de arquitectura eligió un mobiliario minimalista, confortable y que pudiera adaptarse a diferentes sectores y fisonomías.
y líneas esenciales que definen una volumetría sutil amplia.
Heikki Ruoho, uno de los socios de ALA Architects, explica por qué eligieron a Arper: “El edificio presenta líneas elegantes y flexibles. Su perfil nos hace pensar en largas olas delineadas en el horizonte, una mezcla armoniosa con la naturaleza. Al mismo tiempo, también transmite un fuerte mensaje arquitectónico encarnado en un rectángulo que se extiende, al igual que el arco de una flecha. Queríamos que los muebles estuvieran en línea con este lenguaje”.
En opinión del arquitecto, la firma italiana aporta un minimalismo que se integra con el espacio e intensifica sus elementos. Además, “estos productos funcionales pueden soportar el uso intenso para el que están destinados; son extremadamente versátiles para la comodidad de los huéspedes de todas las edades con necesidades variadas”.
Por otra parte, Ruoho destacó que las de Arper son piezas flexibles que satisfacen deseos que cambian rápidamente a lo largo del día y según las áreas: “Son ligeros y alegres para expresar el lado lúdico de este proyecto, a la vez que conservan su valor cultural”.
Los colores también juegan un papel esencial. En la planta baja, prevalece el negro combinado con tonos naturales y la madera, “fortaleciendo así las líneas esenciales del concepto de espacio”, mientras que los colores elegidos para la biblioteca expresan “una sensación armoniosa en un espacio donde el límite entre el interior y el exterior desaparece.”«