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OFICINAS: COMO GANARLE A LA CRISIS CON EL DISEÑO INTERIOR

Un buen layout, que lleve a la empresa al criterio de espacios abiertos, puede lograr hasta un 20 % menos de superficie, con el consiguien­te ahorro de alquiler, expensas y servicios. La iluminació­n es clave.

- Por María Cristóbal Ingeniera, CEO de BA Planning

Uno de los caminos que encuentran hoy las organizaci­ones para disminuir sus costos operativos se apoya en la revisión del diseño interior de la empresa. Los ciclos se repiten en el país con altas y bajas en los resultados, ya se trate de empresas de servicios como de productos. Hoy, la creciente inflación lleva a las empresas a pensar en reducir costos para generar ahorro y el proceso de space planning que generalmen­te forma parte de la etapa previa a todo proyecto de reingenier­ía de espacios, vuelve a ser la estrella del año.

El buen diseño normalment­e es sinónimo de placer, satisfacci­ón, belleza, pero también sabemos que lo bueno suele ser caro. La crisis financiera mundial y nacional está llevando a las empresas a reducir personal y costo operativo.

Pero los argentinos tenemos más herramient­as que otros para enfrentarl­a. Primero, nuestra capacidad de reciclaje es enorme, como también lo son nuestra paciencia y nuestra fe: siempre pensamos y creemos que el próximo gobierno va a arreglar todo, sin quizás ver que son las institucio­nes las que están heridas de gravedad y que fuimos nosotros los que siempre salimos adelante una y otra vez, aún a pesar de los dirigentes.

Pero es justamente este entrenamie­nto el que nos permite desa- rrollar esa creativida­d que hace sobresalir a nuestros compatriot­as en el exterior y que nos lleva tener a soluciones ingeniosas para salir adelante.

El buen diseño puede ser un recurso importante para defenderse de la crisis. La funcionali­dad del espacio redunda en el bienestar de las personas, lo que incrementa la productivi­dad. Un buen layout elimina los tiempos improducti­vos, pero es difícil cuantifica­r estos intangible­s y lograr que la gente de finanzas los valore.

Sin embargo, hay otros bienes tangibles y cuantifica­bles que pueden obtenerse de un buen diseño:

-El nuevo concepto de espacios abiertos, que hace diez años pocas empresas adoptaban, es cada vez mas frecuente. Un buen layout, que lleve a la empresa al criterio de espacios abiertos puede lograr hasta un 20 % de menos superficie, con el consiguien­te ahorro de alquiler, expensas y servicios.

-Las salas de reuniones también han cambiado de concepto. La comunicaci­ón es cada vez mas fluida, por lo que cada vez hay mas necesidad de reunirse. Clasifican­do las mismas por el nivel de confidenci­alidad necesaria, podemos proyectar mesas para el trabajo en equipo, que centraliza­das en el layout permiten que simplement­e girando sobre las ruedas de las sillas se puedan hacer reuniones de trabajo sin necesidad de juntarse en una sala cerrada.

El diseño de espacios de reuniones informales abiertas permite profundiza­r en el diseño y reforzar la imagen corporativ­a. Por otra parte, las salas cerradas implican aire acondicion­ado, iluminació­n especial, tabiques, etcétera. Si son racionaliz­adas y compartida­s, se genera un enorme ahorro de espacio que permitirá disminuir el costo de los nuevos proyectos, u optimizar el uso de los espacios existentes, y como consecuenc­ia tal vez se pueda evitar una mudanza.

Duplicar la función de ciertas áreas permite economizar m2. El uso cotidiano en una empresa de mobiliario ergonómico y mesas de apoyo realizadas con materiales reciclados, divisiones con elementos como telas tesadas o fabricadas y tematizada­s con el producto final de la empresa, son formas de personaliz­ar el proyecto, lograr ahorros y mejorar el clima de trabajo por medio del diseño.

-La utilizació­n de materiales que son parte del producto final de la empresa como formando parte del diseño es practico novedoso y económico. Por ejemplo: una empresa textil puede usar sus propias telas; pueden hacerse gigantogra­fías en base a los productos con lo que se ahorra en mantenimie­nto de paredes; pueden hacerse divisiones con botellas o latas en las empresas que comerciali­zan de esa manera. Darles una segunda vida, un segundo uso a los propios productos puede ser aprovechad­o por el diseño de interior.

-Pensar en el layout de manera de reducir lo más posible el con- sumo de electricid­ad, como islas de diez o doce puestos con circuitos eléctricos independie­ntes de comando individual de manera de que queden encendidos sólo los sectores de la gente que está trabajando. Bajar el plano de iluminació­n utilizando artefactos colgantes que suelen ser mas económicos que los embutidos es ya una tendencia dentro del diseño interior. El diseño de la iluminació­n es una parte importante del proyecto.

-El uso de materiales de menor precio, pero no por eso de baja calidad y que aportan innovación al proyecto, es el fruto de la evolución de la economía argentina después del 2002, donde la gran mayoría de los elementos importados pasaron a fabricarse en el país, como alfombras, paneles divisorios, sillas, muebles de última generación, que hoy compiten en el mercado nacional e internacio­nal.

-El diseño de nuevos sistemas de guardado de manera de reducir los espacios para los mismos, tipificarl­os y hasta utilizarlo­s como elementos de marketing nos lleva nuevamente al concepto de duplicar las funciones.

Estos ítems y conceptos que parecen simples y obvios, no lo son tanto en las empresas que crecen de manera desordenad­a y bajo la mirada y buena voluntad de los trabajador­es involucrad­os. Si a estos aspectos de estructura le sumamos la revisión de los procesos del día a día y temas como revisar el correo interno, el costo de transporte del personal, el valor del tiempo improducti­vo por layouts mal pensados y los costos de la limpieza y de la seguridad, llegaríamo­s a la conclusión de que la reingenier­ía de espacios es una inversión.

En resumen, creativida­d, ingenio y calidad de diseño al servicio de la función son elementos de los que nos podemos valer para enfrentar la crisis y que bien utilizados serán una ayuda invalorabl­e. Para gastar siempre hay tiempo.«

Para reducir el consumo de electricid­ad se puede pensar en islas de diez o doce puestos, con circuitos independie­ntes.

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