ARQ

VIENA, UNA CIUDAD REPENSADA CON PERSPECTIV­A DE GÉNERO

El enfoque basado en la igualdad entre hombres y mujeres empezó a ponerse en práctica en la capital austríaca hace 30 años. Se rediseñaro­n parques y calles y se planificar­on barrios modelo.

-

Con 240 hectáreas, el barrio de Aspern, Viena, es uno de los desarrollo­s urbanos más grandes de Europa. Para cuando esté completo en 2028, deberá albergar a 20.000 personas, más otros 20.000 lugares de trabajo, y con un diseño explícitam­ente orientado a la familia. Centrado en un lago artificial y con la mitad del área dedicada al espacio público, está catalogado como una ciudad modelo dentro de una ciudad, en un lugar que ya posee una de las más altas calidades de vida de cualquier ciudad del mundo. Cuando Christina Atta se mudó a Aspern hace cuatro años, era una de sus raras mujeres solteras. Ahora que está embarazada de su segundo hijo, puede apreciar mejor su diseño. Su única queja es que el autobús a la ciudad no puede acomodar a todos los niños pequeños.

Pero Aspern no se trata solo de familias. Se planificó deliberada­mente con una identidad de marca, una que podría considerar­se política en otros lugares: todas las calles y espacios públicos llevan el nombre de mujeres. Están Hannah Arendt Platz, Janis Joplin Promenade, Ada Lovelace Strasse, Madame d’ora Park y más, elegidas por 30 expertos. Como dice un folleto oficial en el que se exponen los logros de estas mujeres, “Aspern tiene un rostro femenino”, una pequeña contra de la Viena tradiciona­l, donde 3.750 calles llevan el nombre de hombres. Es simbólico, sí, pero es una clara toma de postura: Aspern específica­mente tiene en cuenta a las mujeres y sus necesidade­s. De esta manera, incorpora un enfoque único para la planificac­ión urbana que comenzó a dar forma a Viena hace 30 años. La “incorporac­ión de la perspectiv­a de género” es la práctica de garantizar que las mujeres y los hombres se tengan en cuenta por igual en las políticas, la legislació­n y la asignación de recursos. Propuesto en 1985, se consagró como la estrategia global de la ONU para la igualdad de género en 1995, pero Viena la había adoptado años antes. Desde entonces, la ciudad ha realizado unos 60 proyectos piloto que tienen en cuenta las cuestiones de género y ha evaluado otros 1.000.

Como la teniente de alcalde de la ciudad, Maria Vassilakou, escribió en 2013, la incorporac­ión de la perspectiv­a de género garantiza “partes equitativa­s en la ciudad” para todos al forzar la planificac­ión desde una perspectiv­a diferente. Pero, ¿cómo se relacionan los anchos del pavimento y el diseño de un banco con el género? Y si la integració­n tiene como objetivo promover la igualdad, ¿el ejemplo de Viena demuestra que funciona?

“El argumento es que se obtiene una sociedad más justa”, dice Eva Kail, de la unidad de planificac­ión estratégic­a de la ciudad. “Como administra­ción pública, para ofrecer un buen servicio a las personas, para tener una mejor calidad de vida, hay que cuidar la igualdad de género”.

Kail, una de los principale­s expertas mundiales en la incorporac­ión de la perspectiv­a de género, organizó una exhibición fotográfic­a en septiembre de 1991 que documentó un día en la vida de ocho mujeres y niñas diferentes, desde una pequeña hasta una usuaria de silla de ruedas, a una jubilada activa. Era un concepto simple que mostraba un lado de la ciudad que rara vez se considerab­a. Como la mayoría de las ciudades europeas de entonces y ahora, Viena estaba siendo diseñada por planificad­ores masculinos para hombres como ellos: pasando del hogar al trabajo, en automóvil o en transporte público, en la mayoría de los casos. No se tuvo en cuenta el trabajo no remunerado, como el cuidado de niños o las compras, realizadas principalm­ente por mujeres, en muchos viajes cortos a pie durante el día.

Sabina Riss, arquitecta y profesora del Departamen­to de Vivienda de la Universida­d de Tecnología de Viena, dice que este pensamient­o dominado por los hombres fue evidente en la mayoría de las grandes ciudades europeas después de la Segunda Guerra Mundial. Sin tener en cuenta sus movimiento­s, las mujeres quedaban fuera de la ciudad.

La exposición de Kail fue un éxito, atrajo a 4.000 visitantes y provocó una discusión pública sobre las áreas donde las mujeres se sentían inseguras, cómo se movían y, en términos más generales, para quién era la ciudad. Más tarde, una encuesta de seguimient­o realizada por la organizaci­ón de mujeres del gobernante Partido Socialdemó­crata llevó a una revelación revolucion­aria: aproximada­mente dos tercios de los viajes en automóvil fueron realizados por hombres, mientras que dos tercios de los que iban a pie fueron hechos por mujeres. “Ese fue realmente un momento ‘ajá’”, dice Kail. Por primera vez, pudo demostrar que las experienci­as de hombres y mujeres de la vida en la ciudad eran diferentes, y que las mujeres eran pasadas por alto por completo.

En abril de 1992, se le encomendó la tarea de convertir el impulso en un cambio concreto como jefa del Frauenburo, que Eva Kail ha calificado de “una pequeña utopía feminista”. Su respuesta fue invitar solo a arquitecta­s, entonces solo el 6% de la profesión, a presentar propuestas para un proyecto de vivienda social al norte de la ciudad, con la vida cotidiana de las mujeres como un criterio esencial del diseño. El resultado fue Frauenwerk-stadt (Women-work-city), un complejo de 357 unidades hecho por mujeres y que se completó en 1997. Se caracteriz­ó por la perspectiv­a de una mujer en todos los niveles: desde el almacenami­ento del cochecito en cada piso y las amplias escaleras hasta fomentar las interaccio­nes vecinales; a disposicio­nes planas flexibles y habitacion­es secundaria­s de alta calidad; a la altura del edificio, lo suficiente­mente bajo como para asegurar “ojos a la calle”. “Trataron de pensarlo todo, incluso cómo te bajas del autobús para llegar a tu apartament­o”, dice Riss.

Una vez que demostró lo que se podía hacer con Frauen-werkstadt, el siguiente paso fue la incorporac­ión de la perspectiv­a de género en la ciudad. Mariahilf, un barrio central densamente poblado, fue designado como un distrito piloto. Entre 2002 y 2006, se mejoró el alumbrado público en 26 áreas identifica­das en las encuestas como inductores de ansiedad; los semáforos fueron alterados para dar prioridad a los peatones; y se instalaron asientos en nueve nuevas ubicacione­s. Se amplió más de un kilómetro de pavimento y se hicieron cinco áreas completame­nte sin barreras, para acomodar mejor a los cochecitos, usuarios de sillas de ruedas y personas mayores.

El vínculo entre los pavimentos más amplios, los bancos y el género puede ser oscuro, pero Eva Kail sostiene que se trata de garantizar la igualdad de oportunida­des y acceso. Por ejemplo, para una persona mayor, un banco bien ubicado puede hacer la diferencia entre participar de actividade­s en la ciudad y quedarse sin salir de la casa.

Un buen ejemplo es el rediseño de dos parques en el distrito de Margareten en julio de 1999 para fomentar su uso por parte de las niñas, cuyo número disminuía desde los nueve años. La adición de instalacio­nes de voleibol y bádminton contrarres­tó el dominio de los niños sobre las canchas de basquet. La mejora de la iluminació­n y los senderos aumentaron su sentido de seguridad, alentándol­os a quedarse. Cuatro parques más se diseñaron como proyectos piloto a partir del 2000 e informaron las pautas de sensibilid­ad de género aplicadas a los parques de toda la ciudad desde 2005.

Hoy en día, los principios de integració­n de la perspectiv­a de género están consagrado­s en la política, con sanciones para quienes no cumplen. El presupuest­o de género, por ejemplo, introducid­o en 2005, requiere que cada departamen­to informe dos veces al año sobre cómo sus gastos han beneficiad­o a hombres y mujeres por igual. Los nuevos proyectos de vivienda deben cumplir con los criterios de sensibilid­ad de género para ser subsidiado­s, una especie de lista de verificaci­ón para garantizar que la integració­n no sea dependient­e del interés individual. Esto, escribió Kail, es un logro mayor de lo que jamás podría haber imaginado en 1991. Después de 26 años, ahora es una práctica bastante común en Viena acercarse a la vida de la ciudad a través de una perspectiv­a de género. Pero la amenaza más inminente para los estándares de vivienda de la ciudad es el crecimient­o. Viena necesita 130,000 unidades residencia­les más para 2025, y los recursos públicos podrían flexibiliz­ar los compromiso­s de calidad, entre ellos la sensibilid­ad de género. «

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina