Hito en Uruguay.
Un basamento sólido revestido en acero corten y un prisma translúcido conforman un hotel que aporta una huella atemporal, simple y pregnante en la capital uruguaya.
Cómo se proyectó el Hampton by Hilton de Carrasco, Montevideo.
Ubicar un objeto en un determinado sitio, la inmersión de la figura en el paisaje y lograr una escala apropiada fueron los mayores desafíos del proyecto del Hampton by Hilton, en el barrio de Carrasco, Montevideo. Esto confiesan los mismos autores del estudio Gualano + Gualano Arquitectura, la firma fundada por los hermanos Marcelo y Martín. Juntos, le explicaron a ARQ que lo más difícil fue “entender la escala del lugar, su ubicación al ingreso de Montevideo (desde el aeropuerto), su visibilidad”.
En una primera aproximación, el edificio se percibe como conformado por dos piezas: “una, la de abajo, que habla del lugar, que organiza y articula accesos principales y de servicios, y contiene el gran hall que se abre en su totalidad al lago; y la otra, la de arriba, que dialoga con las escalas lejanas, una pieza blanca traslúcida hacia la Avenida de las Américas y transparente al otro lado para aprovechar las vistas al lago. Una pieza vertical, un acento, vibrante durante el día, luminoso por la noche”, resumen los proyectistas.
En planta, el hotel se configura como una doble crujía de habitaciones para optimizar su gestión. El conjunto de los pisos de habitaciones forma un prisma de aspecto liviano, una pantalla de vidrio, apoyada sobre un basamento más opaco, de acero corten, que se convierte en un amplio techo sobre el acceso. Esta cubierta de 24 metros posibilita un acceso pausado, con vistas al lago justo antes del ingreso al hall.
De acuerdo a exigencias del programa se construyeron 9 niveles con 120 unidades sobre la planta baja. El nivel de acceso quedó sobre la Avenida de las Américas, mientras que la planta de gimnasio y servicios se situó hacia el lago.
“El lote estaba liberado completamente, tenía algunos arbustos y muy pocos árboles. La característica principal era su relación con el lago y el
desnivel de unos 3 metros en relación a la Av. de las Américas. Esto en cierta medida definió claramente las ubicaciones de ciertas áreas programáticas”, detallan los Gualano.
Los arquitectos afirman que se propusieron lograr un fachada abstracta hacia la avenida, con ausencia de ventanas, a través de una textura uniforme que le da escala al hotel. “Una fachada unitaria sobre un paisaje arbolado y un fondo de lago, que contara como objeto, con cierto extrañamiento, en el manejo de la escala, en su distorsión. Una bruma blanca, que en la noche se ilumina destacándose del fondo”, aseguran.
Hacia el lago se planteó una fachada de vidrio, un muro cortina, en el que se refuerza la verticalidad con un rayado intenso de aluminio color bronce que acentúa brillos y destellos. El vidrio llega al borde de los laterales de hormigón, en contacto con una arista. Para explicar esta decisión, los autores consideran que la gran fachada de vidrio es como una piel de 10 mm. Un basamento caracterizado por un gran techo aparece la interfase entre el arriba y el ingreso, al tiempo que articula el cambio de escala. Los autores lo describen como “un gran alero, chato, horizontal, que conecta con las vistas del lago e induce al ingreso en el hotel, manteniendo la apertura de contacto con el lago en todo el largo del hall / salón comedor”.
En cuanto al diseño interior, la marca había definido una forma descontracturada de atender al huésped, con lugares confortables y cálidos.
“Optamos por acompañar esta postura del Hampton by Hilton desde el diseño de paramentos y terminaciones, desde el proyecto de arquitectura de formas sencillas, netas, de materiales con personalidad y en diálogo con la postura estética del exterior”. Un ejemplo de esto se puede ver en el cielo raso interior, que es el mismo que se prolonga en el alero con acero corten perforado, logrando una continuidad espacial entre un área y otra. “Generando en el abajo del techo de corten un gran espacio, fino, largo, que mira al lago y se vincula con un
deck, que contiene a la piscina”, detallan los autores.
Los materiales elegidos “surgen de la búsqueda de esta concepción unitaria de la fachada del edificio. Vidrio blanco, abstracto, rayado, en diálogo con la escala del parque Roosvelt y la velocidad de la avenida. Vidrio y transparencia hacia las vistas del lago. Corten, rugoso, rústico, intenso en su coloración, más vinculado al abajo, a la tierra”.
Además, desde el punto de vista del mantenimiento y la duración, se comprendió que tanto el corten como el vidrio son de calidad perdurable, de muy bajo mantenimiento y lento envejecimiento. “Estos materiales se acompañaron por los dos testeros de paneles prefabricados a pie de obra en hormigón”.
En todos los niveles, las paredes están revestidas por dos materiales principales: la madera, en variantes clara y oscura; y el vidrio, transparente, espejado o coloreado.
Una paleta de tono nórdico protagoniza los muebles en madera y tapizados, definidos por los Gualano como “sillones de líneas elegantes y tapizados cálidos y algunas piezas rústicas, como algunas mesas y banquetas de madera bruta”.
La gama de tonos fue responsabilidad de la marca hotelera, de modo que se incorporaron el verde y el azul como parte en la selección de algunos muebles, alfombras, vidrios serigrafeados y señalética.
Los proyectistas afirman que la marca Hampton by Hilton tiene la política de incluir fotografías del lugar. Para el caso del hotel en Carrasco se eligieron las obras de la fotógrafa Andrea Sellanes, quien desarrolló un sistema de dípticos por habitación y algunas fotos de mayor tamaño para los halles. “Acompañamos el diseño interior con adornos de la serie de juguetes de Torres García y una selección de libros para las bibliotecas (sobre música, gastronomía, turismo, arte y arquitectura)”, explican.
En síntesis, el hotel logra una imagen de “pieza atemporal, sencilla, pero a la vez intensa y pregnante”.«