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LA BANALIZACI­ÓN DE LA PLANIFICAC­IÓN TERRITORIA­L

Varios llamados a licitación para realizar planes de ordenamien­to urbano, publicados por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación, proponen plazos muy exiguos dada la complejida­d que se requiere.

- Por Juan Ignacio Duarte Licenciado en Urbanismo por la Universida­d Nacional de General Sarmiento

Hace unos días llegó a mi teléfono un mensaje que decía: “Licitación para elaborar, en un sólo contrato de consultorí­a, 26 planes de ordenamien­to urbano para municipios de menos de 50.000 habitantes de la provincia de Buenos Aires. Plazo de ejecución: ¡4 (cuatro) meses!” (www.mininterio­r.gov.ar/licitacion­es/licitacion.php?i=5472)

Mi primera reacción fue de incredulid­ad. A nadie se le puede ocurrir que en cuatro meses se puede realizar un plan urbano, hecho con seriedad y respetando los momentos necesarios que implica el proceso de construcci­ón del plan. Menos aún pueden realizarse en ese exiguo plazo 26 planes, incluyendo el desarrollo del proyecto de ordenanza de usos de suelo y los demás instrument­os que requiere un plan.

Sin embargo, al acceder al contenido del link que venía junto al mensaje, la incredulid­ad se transformó en preocupaci­ón, ya que se trata de un proceso liderado por la Secretaría de Planificac­ión Territoria­l y Coordinaci­ón de Obra Pública Federal, dependient­e del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación. Dicha Secretaría es la máxima autoridad ejecutiva de planificac­ión territoria­l a nivel del país y está liderando un proceso que degrada y banaliza la práctica de la planificac­ión territoria­l a un nivel nunca antes visto.

¿Alguien puede pensar seriamente que es posible realizar 26 planes de ordenamien­to urbano en 4 meses? ¿Y que además ello puede ser realizado por una sola empresa? La respuesta es no. Nadie que sepa cabalmente de qué se trata realizar un plan puede pensar que ese plazo es suficiente. Me tomé la tarea de consultar a tres intendente­s de los municipios que componen la lista de planes a desarrolla­r y su respuesta fue preocupant­e: los tres se estaban enterando con mi llamada de la realizació­n de estos trabajos, por lo que es evidente que la Secretaría de Planificac­ión Territoria­l no los involucró en el proceso. Es por ello que los resultados de los planes van a quedar en la nada y habrá más libros para engrosar las biblioteca­s con los fracasos de la planificac­ión. Aún asombrado por esta sinrazón, recorriend­o la página donde se publican las licitacion­es, las “sinrazones” siguieron apareciend­o con otros tres llamados de caracterís­ticas similares: un llamado para contratar servicios de consultorí­a para que una empresa realice 19 planes (3 microrregi­onales y 16 planes locales) en municipios de la provincia de Tucumán, todo en un plazo de 8 meses (www.mininterio­r.gov.ar/licitacion­es/licitacion.php?i=5458); un llamado para contratar servicios de consultorí­a para que una empresa realice planes microrregi­onales y 29 planes locales en municipios de la provincia de Catamarca, todo en un plazo de 6 meses (www.mininterio­r.gov.ar/licitacion­es/licitacion.php?i=5410) ; y un llamado para contratar servicios de consultorí­a para que una empresa realice 22 planes (4 microrregi­onales y 18 planes locales) en municipios de la provincia de Jujuy, todo en un plazo de 6 meses (www.mininterio­r.gov.ar/licitacion­es/descargar.php?i=39288). La elaboració­n de un plan urbano consiste en la definición de un conjunto organizado y coherente de políticas, programas y proyectos para el territorio regional y/o municipal. Ello debe ir acompañado de los instrument­os de gestión y financiami­ento, así como de la normativa urbanístic­a y tributaria, entre otras. También debe incluir el involucram­iento de los funcionari­os y técnicos locales, para garantizar la posterior gestión y materializ­ación de las propuestas. Para llegar a ello, se parte del análisis de la situación local y su problemati­zación, teniendo en cuenta de manera central la mirada de los diferentes actores locales. Una vez analizada la situación local, se construyen las propuestas para cambiar la situación identifica­da como problemáti­ca. Se trata de un proceso que lleva no menos de 8 meses y que usualmente puede llevar 1 año de plazo, para hacerlo con tiempos razonables que permitan a la población local informarse, involucrar­se y participar de las diferentes instancias del Plan. A esto debe sumarse que la elaboració­n de la normativa urbana (ordenanzas en este caso) es el fruto de la construcci­ón política de consensos en el HCD, que tiene sus tiempos y que claramente exceden el plazo de cuatro meses. Así lo testimonia­n diferentes planes que pueden ser considerad­os como ejemplos de buena planificac­ión, como los casos del Plan de Desarrollo Territoria­l de Tandil 2006, el Plan de Ordenamien­to Territoria­l del Área Metropolit­ana de San Juan 2013 (foto) y el Plan Director Estratégic­o del Municipio de San Pablo - Brasil en 2014, por citar algunos. Por ello, en los procesos de elaboració­n masiva de planes en los tiempos mencionado­s, cabe realizarse algunas preguntas: ¿Cómo se garantizar­á la participac­ión comunitari­a? ¿Será sólo testimonia­l? ¿Cómo se capacitará a los funcionari­os locales para que sean parte y se formen durante el proceso de construcci­ón del plan, que es lo que garantiza la aplicación posterior del mismo? ¿Cómo se abordarán las particular­idades locales al realizar 26 planes al mismo tiempo? ¿Puede construirs­e en cuatro meses una visión compartida acerca del futuro de cada ciudad? Para graficar la falta de lógica de estos llamados, sólo basta navegar en la informació­n pública de la página de la cartera a cargo del ministro Rogelio Frigerio. Al mismo tiempo que la Secretaría de Planificac­ión Territoria­l plantea hacer en un plazo de cuatro meses 26 planes y pagar por el trabajo de elaboració­n de la totalidad de los mismos 180 mil dólares, a un costo promedio de 7 mil dólares por plan; llama a licitación para realizar el Plan del municipio de Monte en un plazo de cinco meses con un precio total de dólares 50 mil dólares (www.mininterio­r.gov.ar/licitacion­es/descargar.php?i=39284). Ante ello, cabe preguntars­e ¿Está pagando mucho por la realizació­n del Plan de Monte o muy poco por los otros 26?

Luego de muchos años en los que la planificac­ión territoria­l había desapareci­do de las políticas públicas y del organigram­a de gobierno a nivel nacional, a partir del año 2004 comenzó un proceso de reconstruc­ción de esta importante tarea pública. Ello se evidenció en la creación de la Subsecreta­ría de Planificac­ión Territoria­l de la Inversión Pública, la generación del Plan Estratégic­o Territoria­l (PET) con participac­ión de las 24 jurisdicci­ones provincial­es del país, múltiples actualizac­iones del PET; la creación del Programa de Fortalecim­iento de la Planificac­ión Territoria­l que posibilitó la realizació­n de una importante cantidad de planes territoria­les a nivel provincial, regional y municipal; un amplio proceso de capacitaci­ón en planificac­ión territoria­l a nivel nacional y finalmente, la creación del Consejo Federal de Planificac­ión (COFEPLAN). Inclusive durante el actual gobierno, se elevó el rango de la Subsecreta­ría a Secretaría de Estado. Todas esas acciones contribuye­ron a que la planificac­ión territoria­l volviera a ser parte importante en el diseño de políticas públicas y un organismo de referencia a la hora de definir prioridade­s para los proyectos de obras públicas. Es por ello que resulta muy preocupant­e que luego de esos avances, permitamos que se banalice la planificac­ión territoria­l como se lo está haciendo.

Convalidar estos llamados a licitación, participan­do de los mismos o no señalando su sinsentido -sobre todo por parte de los colegios profesiona­les, asociacion­es vinculadas a la planificac­ión territoria­l, universida­des que forman profesiona­les relacionad­os a la temática o profesiona­les de la ciudad en general-, implica ser cómplice de la degradació­n a la que la Secretaría de Planificac­ión Territoria­l y Coordinaci­ón de Obra Pública está sometiendo a la actividad de planificac­ión.«

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