UNA ATMÓSFERA PATAGÓNICA QUE RECUERDA LOS SABORES DE BARILOCHE
Blest Palermo. En un local angosto, los autores generaron diferentes ambientes en los que adaptan el espíritu de la marca cervecera a los hábitos porteños.
Blest Palermo trae la cerveza artesanal más antigua de Argentina al corazón de Buenos Aires. Con la intención de seguir llevando la mejor experiencia cervecera, se buscó un local que permitiera hacer un proyecto tan emblemático como su marca y su historia.
El comitente pidió un proyecto integral que interprete la identidad del Blest patagónico, adaptando todo lo que eso significa al contexto porteño. El desafío residió en poder generar una identidad propia, sin perder la esencia del original.
El emplazamiento es en un lote de vivienda típico de la zona, de 8,66m de frente por un largo que se extiende hasta el centro de la manzana. Aquí, los autores se toparon con dos condicionantes: una linealidad muy pronunciada que limitaba el alcance visual del local y hacía difícil apreciar la magnitud y extensión del lote desde la calle; y la interferencia de varias columnas de hormigón armado que, al delimitar los sectores arbitrariamente, dificultaba armar un salón funcional y fluido.
El proyecto se resolvió formando cuatro sectores bien definidos que jerarquizan la longitud del local. De este modo, un antepatio cervecero cubierto recibe a los clientes con mesas altas y expansión sobre la vereda; luego se ubica el salón principal cubierto con la barra principal y la cámara de frío; mientras que dos semicubiertos funcionan como expansión del salón y el gran patio cervecero con la pileta. Una circulación que atraviesa la cámara de frío cose los espacios de modo longitudinal, vinculando los espacios exterior – interior – exterior. El semicubierto fue pensado como un espacio muy versátil que se adapta al clima, así los días de calor se transforma en un patio 100% descubierto, mientras que los días fríos se tapa y se calefacciona con tubos radiantes.
Cada área cuenta con mobiliario diseñado a medida, que refuerza las intenciones del proyecto y ofrece diferentes opciones a la hora de disfrutar el espacio. Cuenta con mesas comunitarias, mesas individuales bajas y altas, boxes, y otros modelos especialmente fabricados para cada sector.
Por otra parte, los materiales juegan un rol importante en la interpretación del espacio. Por eso es que se incorporaron texturas variadas que refieren a la Patagonia y al ambiente cervecero. Así, la cocina se revistió con piedra irregular para representar a Bariloche, y se utilizó la madera maciza de petiribí con cortes rústicos en mesas altas, mesas hechas con troncos, bancos con cortes más cuidados para aportar confort y, en la barra, madera rústica como si fueran durmientes.
La elección de los otros materiales fue igual de importante en el proceso de la obra. En cuanto a los solados, se seleccionó un piso calcáreo que aporta textura y calidez, y hace un contrapunto con la madera y la herrería de los muebles. Además, se incorporaron tres tipos de pisos, el porcellanato, el calcáreo y el hormigón reticular, que van tejiendo el recorrido atravesados por muros de ladrillo visto, de piedra y columnas de hormigón visto. Todos estos elementos se complementan y yuxtaponen para lograr una paleta coherente pero dinámica.«