Open House.
Los modos de habitar la ciudad, en un recorrido a puertas abiertas.
Un recorrido por las casas de distintas épocas que abrieron sus puertas al público.
Espiar por las ventanas. Abrir los placares. Meterse en las cocinas. Algo de eso permitió hacer, el primer fin de semana de noviembre, el festival Open House Buenos Aires. Entre palacios, centros culturales, bancos y demás, Arq eligió recorrer casas de distintas épocas. Para ver cómo se vivía -y se vive- en esta ciudad que está en cambio permanente.
En Virrey del Pino 2446, un poco maltratado por el tiempo, el Edificio Los Eucaliptos (1941) de Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, fue una de las figuritas difíciles. Camila y Evelyn, estudiantes de arquitectura, llegaron desde San Martín y se habían inscripto apenas se abrió el registro on line. Lo mismo que Carlos Morbideelly, que llegó motivado por su curiosidad de anticuario. Aunque solo estaba permitido recorrer los jardines y el hall de entrada, la suerte quiso que una inmobilaria estuviera mostrando un departamento en venta. Y se abrieron las puertas del 5° piso, con mobiliario original de Walter Loos, y las manivelas para regular los parasoles móviles escondidas dentro de un placard. Los Eucaliptos fue pionero en amenities: las cocinas son pequeñas porque había un restaurante en planta baja para uso común (hoy restaurante japonés), sala de lectura, sala de juegos y lavadero.
Casa HO, en el nuevo corredor Donado Holmberg, recupera, aggiornado, el espíritu de la interacción entre vecinos: tiene parque, pileta y siestario en la terraza; y gimnasio y lavadero en el subsuelo. Más una icónica rampa naranja para subir en bici a los departamentos.
Balcones curvos y patios en damero caracterizan al Pasaje General Paz, muy visitado por los propios vecinos de la zona. Como Andrea, una estudiante que pasa por ahí de camino al trabajo, siempre con ganas de traspasar las rejas de la entrada. Esta vez no solo se pudieron recorrer los espacios comunes, sino también ingresar a una unidad reciclada por su dueña, con carpinterías originales.
La interacción entre vecinos y la posibilidad de crear redes familiares explica el programa de ocupación del Barrio Rodrigo Bueno, por primera vez parte del festival. Los adjudicatarios, ex habitantes de la villa homónima, tuvieron la posibilidad de elegir con quien compartir su bloque de departamentos, donde en una etapa futura formarán consorcios.
La Casa Bolívar, en el top ten de las más concurridas (ver Los Números... en pág. 26), permitió ver algo del Buenos Aires de fines del siglo XIX. De estilo ecléctico, estas dos casas chorizo apiladas fueron de las preferidas por los artistas, ya que se reciclaron para eventos culturales.
De principios del siglo XX, la Casa Prins, pensada como vivienda para el ingeniero uruguayo que la construyó en planta baja y cuatro niveles, comparte con el PH Scalabrini Ortiz la vocación de despegarse del suelo. En un terreno mínimo, Kohan-ratto arquitectos liberaron el patio y organizaron la vivienda en tres niveles, frente al pulmón de manzana. «