El ADN de los premios SCA-CPAU
En Hablemos de Arquitectura se analizan las obras presentadas en la XII edición del concurso. Apunta a compartir experiencias, logros y dificultades.
La arquitectura es una actividad esperanzada. Con esta frase de Tomás Maldonado abre la publicación “Hablemos de Arquitectura”, donde se compilan las obras presentadas en el XVII Premio SCA CPAU 2018. No se trata de un catálogo, al menos no de la manera tradicional, sino que los editores (la Comisión de Arquitectura del CPAU) pretenden dar el puntapié inicial para hablar de la arquitectura (de ahí el nombre), compartir experiencias, haceres, logros y dificultades. El concurso dividió las obras premiadas y mencionadas en dos categorías: obras en el exterior de arquitectos argentinos y obras nacionales.
Los autores eligieron nuclear las obras a partir de determinadas temáticas, aunque aclaran que “no pretenden poner títulos ni catalogaciones valorativas, sino abrir pensamientos convergentes -o no- a partir del rasgo más relevante de cada proyecto. Entonces, no solo se habla de arquitectura (como dice el título) sino también de pieles, de partes, de preexistencias, de materialidad, de interiores, de tipologías y de paisajes.
Se habla de “pieles” como un concepto que reemplaza a la idea más tradicional de fachada, ya que se la entiende como límite exterior, articulador del espacio privado con el público. Aquí se hace foco en ejemplos bien distintos: malla metálica, perfiles de acero combinados con hormigón y paneles de terracota vidriada de color verde.
Por “partes” entienden a los compuestos, los elementos de un organismo complejo, el edificio. Aquí conviven obras de distintas escalas: un complejo de viviendas, un edificio corporativo, una librería. Tal vez la más obvia, la “materialidad”, aquello que trasciende el objeto físico para imponer su lógica. Hormigón bruto, chapa, madera, vidrio y metal son los protagonistas.
Las “preexistencias” aluden al diálogo en el tiempo con un constructor ausente, para cambiar el destino de un edificio. Ya sea un centro de artes, oficinas corporativas o un paseo comercial.
Los temas recurrentes en el quehacer diario (viviendas colectivas e individuales) se agrupan en el rubro “tipologías”, que la publicación cuestiona desde el vamos. ¿Tiene sentido hoy hablar de tipos?
“Interiores” es quizás el rubro más abstracto, ya que apunta a las sensaciones y climas que pueden generar los espacios. Y “paisaje”, como era de esperar, se une a la nueva conciencia del respeto por lo natural y el medioambiente.
Como dice Eduardo Bekinschtein, después de los premios, llega el tiempo de la reflexión. «