Espacio en calma para mirar la naturaleza
Construido en medio de un bosque añoso en el sur de Chile, el refugio se organiza a partir de un vacío central acristalado. Elevado del suelo, busca no intervenir con la vegetación local.
El encargo consistió en un refugio de montaña en un bosque antiguo, alto y muy denso, inmerso en la reserva ecológica de Huilo Huilo, en el sector cordillerano de región de los Ríos, al sur de Chile. Según Araneda, Refugio Impluvium es “un espacio hacia adentro, quieto. Un vacío en medio de bosque muy alto y húmedo, donde la propuesta te hace mirar la naturaleza con esa perspectiva que promueve la reflexión interior”.
El refugio, construido por carpinteros locales, fue diseñado completamente en madera y en relación a las condiciones remotas de su emplazamiento y dificultades constructivas. El proceso de construcción fue análogo, sin red eléctrica, y con problemas de desplazamiento desde los centros de distribución de materiales. Además, se realizó en una ventana de tiempo corta.
El partido general se definió a partir de una primera visita al terreno, en la cual se constataron las propiedades espaciales del bosque, de una alta densidad arbórea de estratos bajo, medio y alto, y una altura promedio de más de 25 m. Con esa premisa, y atendiendo al valor ecológico del lugar, se configuró un espacio a partir de un volumen que recoge la luz de manera vertical dentro del área definida por la propia implantación del proyecto, evitando con esto el despeje de la vegetación perimetral.
Así, el refugio se articula a partir de una planta cuadrada de 11 m de lado, que se perfora para procurar un vacío central, también cuadrado, de 3,5 m de lado, abierto al paisaje de las copas de los arboles y al cielo. Este centro, que lleva luz a los ambientes públicos, se cierra perimetralmente con un muro de cristal.
La planta se organiza tomando este centro como eje, configurando dos alas programáticas: la este, con los dormitorios; y la oeste, con los espacios y recintos públicos. El cuadrante sur funciona como espacio de acceso y el cuadrante norte, como terraza hacia el exterior.
El refugio propone una relación distante con el suelo, elevándose 40 cm desde la cota más alta de su emplazamiento, hasta tomar una altura de unos 2,5 m desde la cota más baja, a contra pendiente. Esta dilatación del suelo permite evitar la humedad propia del terreno y deja el espacio necesario para el libre crecimiento de especies vegetales propias del estrato vegetal bajo, como musgos y helechos, característicos de estos bosques húmedos.
Con el fin de proteger la superficie impermeable de la techumbre de los golpes, roturas, y perforaciones que pudieran ocasionarse por la caída de grandes ramas durante el invierno, se agregó a la cubierta una terminación con tablas de madera que se exponen al exterior.
La solución técnica fue instalar en toda la envolvente del refugio una membrana impermeabilizante que baja desde la cumbrera de la techumbre hasta el nivel inferior de muro de fachada.
Esta membrana permite que las aguas corran de manera libre y continua en el interior de la fachada, interrumpida solo por los cortagoteras de los vanos de las ventanas.
Tanto en la techumbre como en los muros exteriores, la membrana fue colocada sobre la placa OSB y sobre listones 2 x 1, colocados cada 40 cm en dirección de la pendiente, formando canales por donde se conducen las aguas.
Sobre estos listones se fijaron transversalmente secciones de madera impregnada y sellada de 2 x 2”, las cuales luego recibieron la terminación de fachada constituida por madera de pino termotratado de 1 x 4”, madera que al ser tratada químicamente tiene mayor durabilidad, mayor estabilidad, y es ajena a los agentes químicos producidos por los hongos.
La terminación continua del revestimiento se consolida por la ausencia de aleros, evitando la deformación de la estructura por el peso de la nieve, y consolidando la compacidad volumétrica como una manera de subrayar la expresión monomaterial de la propuesta. «