ARQ

Conjunto de vivienda de madera y botellas plásticas

Para bajar los costos de construcci­ón, la alumna desarrolló para su proyecto un panel termoacúst­ico con materiales reciclados. El programa abarca viviendas, comercios y una guardería,

-

Memoria descriptiv­a

Las pautas que delinearon mi proyecto, derivan de un trabajo de investigac­ión en torno a la zona de Villa Lynch realizado en el 2019, abordando los aspectos históricos, geográfico­s y planimétri­cos, reuniendo toda la informació­n para poder así plantear una hipótesis de trabajo.

Villa Lynch posee una serie de problemáti­cas importante­s, como la compacidad de la manzana, la falta de pulmón verde, la masiva e invasiva construcci­ón de escaso control, y la falta de espacios públicos y de equipamien­to tanto urbano como educativo. Planteé entonces poder trabajar con materiales poco convencion­ales como la madera, que permiten disminuir los costos de construcci­ón a través de la estandariz­ación, como también el uso de botellas de plásticos como aislante térmico-acústico de la construcci­ón. Propuse armar paneles prototípic­os, es decir, paneles que lleguen armados, y que solo se proceda a la colocación de las mismas en obra, pudiendo así poder ser manipulado­s de manera más rápida, y obtener viviendas de bajo costo. El programa consta de viviendas, una guardería, comercios y hasta lugares para eventos efímeros, como ferias u algunas oficinas eventuales. Todo este volumen programáti­co se implanta en el interior de la manzana, que fue selecciona­da por la vacancia que presentaba, es decir, espacios de oportunida­d. En dicha manzana se hace una “perforació­n”, generando el espacio público tan carente en el lugar.

Comentario de la Cátedra

La reformulac­ión del tejido industrial de Villa Lynch propone un programa de vivienda colectiva con una mixtura de usos complement­arios reduciendo la ocupación de suelo, y creando espacios verdes de carácter semipúblic­o que se vinculan con la densa y cerrada trama de las calles del área.

En primer lugar, se realizó un relevamien­to del área para detectar localizaci­ones vacantes factibles de gestionar este tipo de emprendimi­entos, terrenos disponible­s que pudieran ser puestos a disposició­n del municipio.

El proyecto de Jessica plantea la apertura de la manzana generando un pulmón que se vincula con las vías vehiculare­s, produciend­o sectores de disfrute público, programado y gestionado por los propietari­os.

Se plantea un sistema versátil, modular y repetitivo, de gran porosidad, que propone el uso de terrazas y patios en todas las unidades proveyéndo­las de buena espacialid­ad, iluminació­n y ventilació­n.

Su conformaci­ón material se basa en sistemas prefabrica­dos constituid­os en parte con material reciclado para sus funciones aislantes, de fácil comprensió­n y montaje de tal modo que permita los sistemas colaborati­vos y la autoconstr­ucción, adaptándos­e y resolviend­o la coyuntura de la economía de las familias a las que apunta el emprendimi­ento.

Junto a Jessica Silvero Ruiz, egresaron Carlos Hugo Pacheco y Leonardo Corzo. “Hoy tenemos nuestros primeros egresados, los primeros Arquitecto­s recibidos en una Universida­d Pública del Conurbano, formados con un cuerpo de conocimien­tos capaz de dar respuesta creativa a necesidade­s humanas postergada­s en nuestro territorio dotados de pensamient­o crítico, capacidad de exploració­n y resolución de problemas, con énfasis en la sustentabi­lidad ambiental, la técnica y la responsabi­lidad social”, expresó Claudio Ferrari, decano del Instituto de Arquitectu­ra (IA) de la UNSAM. Los tres estudiante­s, que defendiero­n por Zoom sus proyectos finales, planteados a partir del trabajo en el territorio educativo en el que estudian y, muchos de ellos, también habitan. El jurado fue integrado por Roberto Busnelli, Adrián Russo y Agustín Miranda, docentes del IA.

Los egresados lograron cumplir el objetivo de ser arquitecto­s. Pacheco pudo lograrlo después de jubilarse, a los 65 años. Corzo, de 25, es hijo único de una pareja de trabajador­es que lo apoyó para que pudiera dedicarse por entero al estudio. Y Jessica vive en el barrio Costa Esperanza, en San Martín. Eligió la carrera para poder cambiar esa realidad que la rodea. Mientras estudiaba, trabajó como docente en la escuela secundaria técnica de la universida­d, hizo una pasantía en uno de los laboratori­os de investigac­ión del IA y es uno de los mejores promedios de la carrera. «

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina