Solución responsable para la ocupación de tierra rural
En la materia Proyecto Urbano, alumnos del Taller Miranda (FADU-UBA) investigan la combinación de pequeñas parcelas rurales de producción agrícola, que permitan vivir y trabajar en el mismo sector urbano/rural.
Memoria descriptiva
Lo rural y lo urbano, en perpetuo contraste a lo largo de la historia, se ven reflejados en el área a intervenir. Este fenómeno es considerado como un concepto a desarrollar e intensificar para lograr generar un co-relato proyectual que dé respuesta a la situación actual. El desarrollo del nuevo catalizador social nace a través del establecimiento de variables que detectamos del sitio y su contexto inmediato. Dichas variables, conformadas por entes de mayor y menor jerarquía, se van a ir sucediendo para lograr un funcionamiento en conjunto y equilibrado. Otro aspecto a remarcar es el usuario como pieza fundamental del sistema. Sus movimientos, su accionar y su capacidad de ser social son factores determinantes para la conformación de la nueva gran pieza urbano-rural.
La presencia de lo rural, la insuficiencia de residencia social básica y la falta del sector tecnológico y educacional nos impulsaron a tomar las primeras grandes decisiones programáticas. En el trabajo se van a desarrollar tres grandes líneas proyectuales, lo Educacional (en relación directa con la enseñanza y la investigación), lo Bioambiental (establece una diferenciación entre la tradicional Microproducción y Macroproducción, como nueva herramienta de integración social ecológica) y lo Residencial (donde los usuarios van a desarrollar vínculos y así, generar sentido de pertenencia hacia el borde semiurbano y semirural).
Comentario de la Cátedra
El crecimiento indiscriminado de las ciudades en épocas de la globalización trae aparejados problemas de hábitat para los nuevos residentes. Los limites existentes crecen indiscriminadamente sin presencia de planeamiento por parte del estado. Teniendo como resultante dos modelos claramente identificables por manos de los privados. Uno, el formal, que gracias a las normativas vigentes permiten la construcción de urbanizaciones cerradas. Estas, con su falta de relación con su entorno inmediato, falta de heterogeneidad social, sin espacios productivos y sociales, se encuentran lejos del modelo de ciudad equitativa y sostenible que tanto pregonamos desde las casas de estudio.
Por otra parte el informal, ejemplo de crecimiento de los límites urbanos, se caracteriza por no tener ningún tipo de planteamiento, servicios, infraestructuras, dominio del suelo ni espacios públicos. Librado sala organización de un privado que, a partir de un interés económico inmediato, parcela indiscriminadamente áreas rurales. Otro caso, los grupos organizados que toman territorios ocupando ilegalmente porciones de suelo, generando guetos de marginalidad.
Lo que da sentido al diseño urbano y al concepto mismo de la ciudad es su función como lienzo político; un lienzo en el que dibujan luchas y sueños por habitar un espacio más justo y equitativo.
La idea de “ciudad en movimiento” en un momento crítico de pandemia, de revueltas a escala global, en el que se puede hablar de un urbanismo incansable. En esta ciudad, las ocupaciones no tienen como único objetivo transmitir un mensaje; también de procurar la inmediatez, y la efectividad de los flujos relacionales. Aquí no hay lugar para planes heroicos con pretensiones de “salvar el mundo”; la ciudad es de todos y para todos. «