Claves de un barrio que apuesta a las casas de autor
En un emprendimiento campestre ubicado en Córdoba, fueron convocados doce reconocidos estudios de arquitectura para diseñar viviendas. La estrategia es ofrecer un plus a posibles compradores.
Ubicado a unos 60 km de la ciudad de Córdoba, Estancia La Paz es un barrio de campo cerca de Ascochinga, en medio del paisaje ondulado de las llamadas Sierras Chicas. Tiene 250 lotes, una cancha de golf y dos de polo. Es un sitio con prosapia histórica, ya que fue originalmente la residencia veraniega de Julio Argentino Roca, quien la compró a raíz de haberse casado con la cordobesa Clara Funes.
El dos veces presidente remodeló el casco de estancia existente para pasar allí algunas temporadas y también para agasajar a otras figuras prominentes de la época como Domingo F. Sarmiento, Nicolás Avellaneda y Carlos Pellegrini: es fácil imaginar cuántas decisiones trascendentales se habrán tomado donde hoy funcionan un hotel boutique y un restorán.
En este lugar paradisíaco, en el que hay incluso un parque diseñado por Carlos Thays (encargo de Roca), acaba de lanzarse un desarrollo inmobiliario original y con alto valor agregado de arquitectura llamado Archipiélago. Consiste en una docena de “casas de autor” diseminadas en el barrio de campo, proyectadas por arquitectos convocados especialmente, bajo el lema “12 lotes, 12 casas, 12 arquitectos” (ver págs. 16 a 21).
Se lo puede definir como un emprendimiento “boutique” alojado dentro del conjunto mucho mayor que es Estancia La Paz, y su desarrollador es Bonnart SAS, empresa joven con base en la capital provincial.
Archipiélago nace de una asociación estratégica entre Estancia La Paz y esa firma. “En un principio nos convocaron para aportar nuestro know how en la renovación del desarrollo comercial de toda la urbanización, incluyendo el rediseño de la web, brochures y demás”, cuenta Gerónimo Giménez, socio de Bonnart junto a Matías Bergallo.
Pero luego propusieron impulsar Archipiélago en forma autónoma e independiente sobre 12 lotes vacantes con superficies y características diferentes y alejados entre sí, con el
⌄ Se puso especial énfasis en aprovechar todas las tecnologías para el ahorro energético, como paneles y termotanques solares y bombas aerotérmicas.
fin de sumar viviendas con valor agregado de arquitectura en todas las zonas.
Giménez agrega que el nombre alude a la ubicación aleatoria de las casas, como un grupo de islas en medio del océano, pero también al término inglés “architecture”.
Entre los estudios convocados, jóvenes en su mayoría, se encuentran Diego Arraigada Arquitectos, de Rosario, elegido este año para proyectar la muestra de nuestro país en la Bienal de Arquitectura de Venecia; y MAPA, de Montevideo, que hizo lo mismo para Uruguay. El resto son en su mayoría de Córdoba y uno es de Mendoza (Mora-hughes).
La necesidad de generar un espacio de promoción y venta de las 12 casas de Archipiélago se resolvió con un pabellón concebido en principio como showroom, pero cuya flexibilidad permitirá aprovecharlo para nuevos usos en el futuro. Lo proyectó el estudio Alarcia Ferrer Arquitectos, de la ciudad de Córdoba, encabezado por Joaquín Alarcia y Federico Ferrer Deheza.
La ubicación de esta pequeño espacio, cerca del hotel-restorán, el bar del campo de golf y el paseo panorámico alrededor de la laguna, llevó a los proyectistas a concebir un volumen sin un frente o contrafrente definidos.
En cambio, generaron una construcción con base triangular equilátera con fachadas vidriadas, protegidas cada una por un panel corredizo de madera oscura. A su vez, al abrirse, estos planos deslizantes amplían la huella del pabellón y generan divisiones espaciales en el espacio exterior circundante.
“Por momentos, el pabellón funciona como un pequeño local ciego y anónimo. Otras veces, sus paneles abiertos se incrustan en el paisaje e invitan a ingresar desde todas las direcciones”, explican sus proyectistas.
Detrás de los cerramientos corredizos, unos grandes paños vidriados reflejan el bosque omnipresente mimetizándose con él, generando un efecto visual muy bien calculado que funde el adentro con el afuera. Y además, claro, de un impacto estético.
Viviendas “a medida”
Los desarrolladores también fueron estrictos con los criterios de sustentabilidad: “Se puso mucho énfasis en que las casas puedan aprovechar todas las tecnologías para el ahorro de recursos, como paneles y termotanques solares, láminas aislantes en las ventanas expuestas al este u oeste, recolección de agua de lluvia, bombas de calor aerotérmicas para calefaccionar piscinas y pisos radiantes”, asegura Giménez.
Destaca también que la ejecución de todas las obras corre por cuenta de la desarrolladora, con dirección del arquitecto cordobés Federico Monjo; y proyectos de paisajismo diseñados especialmente para cada casa por Ernestina Anchorena.
Las 12 casas de Archipiélago fueron concebidas pensando en cuatro tipos de usuarios perfectamente definidos: 1) vivienda permanente para familias de la zona, 2) vivienda permanente para parejas de adultos mayores, 3) casa de fin de semana o vacaciones para familias de Córdoba capital y 4) vivienda para familias de otras provincias, o incluso otros países, que tengan algún vínculo con Córdoba.
Cabe señalar que el último caso fue precisamente el del general Roca, quien adquirió la estancia por estar casado con una cordobesa. “Una vez identificados estos perfiles, se pensaron las viviendas en base a ellos y se buscaron los arquitectos apropiados. Luego, nosotros mismos representamos a ese cliente y ‘defendimos’ sus necesidades”, cuenta el joven desarrollador.
A modo de ejemplo, cita uno de los casos hipotéticos que fueron considerados: el de una familia oriunda de la ciudad vecina de Jesús María con la intención de vivir en Estancia La Paz en forma permanente: “Planteamos un matrimonio que ronda los 50 años. Suponemos que ambos trabajan en Jesús María, tienen dos hijas que van al colegio en la misma ciudad, empleada doméstica cama adentro y dos perros, entre otras variables”.
Con esa data eligieron un lote cerca del ingreso a la urbanización, ya que su uso requiere “salir a trabajar o estudiar y volver todos los días”, y designaron al estudio Herbera Arquitectos, especializado en proyectar viviendas familiares en urbanizaciones cerradas.
“El hecho es que ese lote con esa propuesta de casa ya se vendió, y los compradores fueron tal como los imaginamos”, concluye. Una metodología y un resultado que esperan repetir con el mismo éxito en los restantes once terrenos.