LA PERMANENCIA Y LOS CAMBIOS
No han sido pocas las ocasiones en que se han construido joyas arquitectónicas en las cuales la audacia proyectual se adelantó a la tecnología disponible en la época. Lo cual, en algunos casos, ha comprometido o vuelto muy oneroso el mantenimiento de esas obras maestras, verdaderos manifiestos. Ciertamente, uno de los retos que enfrenta la conservación de obras del Movimiento Moderno, por ejemplo.
En La 0.3, el periodista de The New York Times y residente en Japón, Tim Hornyak, analiza el caso de la Torre Nakagin (Japón, 1972) -célebre obra futurista compuesta por 140 cápsulas desmontables, cada una diseñada con lo indispensable para alojar a una sola persona- que fue desmantelada en 2022 por su estado de abandono: “una tragedia arquitectónica”, calificó el Times. Sin embargo, lo que sucedió puede adquirir sentido en los ojos del Metabolismo y su concepción de los edificios con partes modulares que pueden unirse y separarse según se necesite. O sea, la idea original de Kisho Kurokawa para Nakagin y sus elementos intercambiables y móviles, con una vida útil de sólo 25 años. Ahora, las 23 cápsulas que se pudieron salvar y restaurar tienen nueva proyección (pág. 10). Manhattan tiene la ventura de reunir un nutrido grupo de “manifiestos arquitectónicos” que siguen saludables con el paso de los años y fuertes inversiones detrás. El nutrido semillero de torres de Midtown ahora se está moviendo hacia Hudson Yards, donde se levanta precisamente The Spiral. Se trata de una estructura de 66 pisos, 314 metros, que lleva la firma de BIG, Bjarke Ingels Group.
La mímesis no es una cualidad de las obras del estudio danés, más bien es una máquina de producir íconos urbanos, como esta torre de oficinas con terrazas de nutrida vegetación que definen su perfil escalonado (pág. 16). Cambio abrupto de escala, y de tema, para presentar la Casa Libélula (pág. 6). Un encantador refugio en el Delta del Paraná diseñado por Bárbara Berson y Horacio Sardin. Una interpretación muy acertada del sitio, de su esencia natural, e invita a experimentarla a pleno. Este “insecto” de madera posa levemente sus patas en el terreno anegadizo y ofrece un recorrido a través de plataformas que se pierden entre los sauces. Como el Metabolismo japonés, este bicho de tres módulos podría desarmarse sin dejar rastro... o reproducirse. El tiempo tiene la palabra. «