UN PROGRAMA ELEGANTE Y SIMPLE EN TOTAL ARMONÍA Y COMPROMISO CON EL ENTORNO
Casa Tero. Con proyecto y dirección, la arquitecta Canela Santome suma la emoción y felicidad de diseñar el lugar de residencia para su familia. Logra una cuidadosa integración con el paisaje.
Casa Tero se erige como un testimonio de la filosofía “less is more” de Mies van der Rohe, que se destaca por su simpleza espacial, coherencia en el uso de materiales e integración armoniosa con el entorno natural.
Este concepto permea cada dimensión del proyecto: desde la distribución de espacios hasta la cuidadosa selección de materiales, buscando una elegancia sutil en la simplicidad.
Diseñado por la arquitecta Canela Santome, este proyecto no es solo una obra arquitectónica sino también un testimonio de la experiencia personal como propietaria.
“Como un joven matrimonio con la visión de ampliar nuestra familia, nos embarcamos en la emocionante travesía de crear un espacio que reflejara no solo nuestra estética y estilo de vida, sino también nuestras esperanzas y sueños compartidos” comenta la arquitecta.
Además, relata que “la noticia de que íbamos a ser padres durante la etapa de construcción añadió un matiz especial en la obra, influyendo de manera única en nuestras decisiones de diseño y funcionalidad”.
En la casa, la materialidad se erige como un elemento distintivo. La elección consciente del uso del hormigón visto, las piedras naturales, el vidrio y la madera representa la durabilidad y la atemporalidad de la casa.
Esta selección no solo proporciona coherencia visual sino que contribuye a la sensación de continuidad y armonía en cada rincón.
Uno de los aspectos más destacados es la cuidadosa integración con el paisaje circundante. La casa se convierte en un eco del entorno, donde el interior y el exterior se funden en una experiencia visual expansiva.
La colaboración de la paisajista Pata Romero fue esencial para lograr esta sinergia. Los techos verdes, meticulosamente diseñados, no solo embellecen la estructura, sino que también aportan un impacto ambiental positivo al devolver un porcentaje significativo de la huella construida.
“La elección del nombre Casa Tero no fue un acto arbitrario, sino una cuidadosa consideración que establece una conexión intrínseca con el entorno natural que rodea la vivienda. En el área donde decidimos construir, las especies de teros han hecho de este lugar su hogar, creando un tejido vital en el ecosistema local”, cuenta Santome.
La implementación de techos verdes no solo embellece visualmente la vivienda sino que también proporciona un hábitat adicional para las aves locales, incluyendo a los teros. Este enfoque refleja el compromiso con la sostenibilidad y la preservación del equilibrio natural. “En lugar de imponer nuestra presencia en el entorno, buscamos ser huéspedes respetuosos, compartiendo el espacio con la vida silvestre que lo habitaba previamente”, dice.
Casa Tero no es simplemente una estructura arquitectónica; es una narrativa tangible de la vida de la pareja, un testimonio de amor, crecimiento y la anticipación de nuevas experiencias. “Esta casa, que comenzó como un proyecto para nosotros mismos, se ha convertido en el escenario de nuestra vida familiar, donde cada rincón cuenta la historia única de quienes somos y lo que aspiramos a ser”, sintetizan.
En el corazón del estudio late una filosofía que abraza la simplicidad y la integración con la naturaleza. La arquitecta Canela Santome, encargada del área de proyecto y dirección de obra, aporta su visión que se refleja en cada proyecto. En tanto, el licenciado Federico Rodríguez Álvarez, a cargo del área de administración y dirección de obra, aporta una perspectiva holística que va más allá de los planos y diseños. «