En San Fernando, un coloso que cambia el paisaje
Con masterplan y proyecto de MRA+A, se está construyendo Marina, el primer edificio de un megacomplejo. Son más de 270 departamentos en dos alas unidas por una piscina en altura.
Marina, el primer edificio del complejo Bliss Buenos Aires, en San Fernando, va tomando forma. La gran “L” de 270 departamentos y diez pisos, acaba de completar su estructura y está empezando la albañilería y terminaciones.
Lo hizo sin salirse de la apretada agenda de obras planificada por desarrolladores, gerentes de obra y proyectistas, en una apuesta que apunta a convertirse en un nuevo polo urbano en la Zona Norte de Buenos Aires.
Forma parte de la primera etapa de desarrollo de Bliss Bs. As., un complejo urbano proyectado por Mario Roberto Álvarez y Asociados (MRA+A) en un terreno de 9,5 ha en el que funcionaban dependencias de Molinos Río de la Plata.
El megaemprendimiento contempla la construcción de tres tipologías de edificios, una laguna central y 23.000 m2 de espacios verdes. Un concepto que lo acerca al master plan de un barrio cerrado, pero planteado como un desarrollo urbano en altura.
“La visión es crear un espacio moderno, ideal para jóvenes y familias que quieren combinar altos estándares de vida, manteniendo la cercanía de su vida social, colegios, clubes y universidades, con más servicios que un barrio privado, pero a menor costo por la escala”, apunta Martín Maderna, CEO de Bliss Bs. As. por P&R Desarrollos. Esa firma, junto con los grupos Piero y Russoniello como inversionistas, lleva adelante la concreción del proyecto.
En Marina avanza la obra gruesa y se están empezando la albañilería y las instalaciones. “La construcción de la estructura de hormigón fue adjudicada, en 2022, luego de la una licitación muy competitiva, a GCDI, una empresa líder en construcción, con años de trayectoria y obras de alta calidad. Un año más tarde, luego de otra licitación también muy pareja, GCDI tomó la totalidad de la obra civil para finalizar la obra, que viene a un excelente ritmo y en plazo para finalizar a mediados de 2025”, asegura Maderna.
Bliss Buenos Aires Marina
“La escala supone una complejidad muy interesante. En todos los aspectos: administrativo, de gestión, logístico, de compra de materiales y, por supuesto, de obra. Hoy hay 250 personas trabajando y van a llegar a 400”, dice Gustavo Llambías, director ejecutivo de Real Estate Developers (RED), a cargo del gerenciamiento y dirección de la obra.
Centro cívico
“El edificio Marina, primera etapa de Bliss, es un complejo edilicio neurálgico ya que es el corazón del proyecto y su centro cívico-comercialdeportivo. Tiene un planteo muy europeo: dos edificios que conforman una ‘L’, separados en el ángulo de esta figura por el ancho de una calle, pero unidos a la vez en su planta baja por un club compuesto de una enorme piscina, gimnasio y spa; y en su último piso por una impresionante piscina a 36 metros de altura, que a modo de puente une los dos edificios”, explica Fernando Sabatini, uno de los socios de MRA+A.
La planta baja de Marina conforma un triángulo que es la expansión de todas las funciones de su zócalo comercial y accesos. “El área genera una gran plaza, diseñada con espacios verdes, lugares de estar, veredas anchas con espacio para albergar mesas con sombrillas y equipamiento urbano. Esta plaza será un lugar muy particular, no solo para Bliss, si no para su entorno inmediato, ya que el área comercial tendrá contacto con el exterior”, agrega Sabatini.
La espacialidad hace que el proyecto cambie de escala y requiera un trabajo en equipo muy aceitado para cumplir con cada plazo de obra. “No
es un edificio de diez pisos común con 40 ó 50 unidades. En Marina tenemos 270 departamentos, en dos alas que están unidas por un puente que es una pileta descubierta”, explica Llambías.
El director ejecutivo de RED encabeza un equipo compuesto por cuatro profesionales (dos arquitectos, un ingeniero civil y un técnico en seguridad e higiene) asignados exclusivamente a Marina y con presencia diaria en la obra.
En total son 55.000 m2 de obra de gran volumen, distribuidos en 10 pisos, dos alas y dos subsuelos. La primera parte de la obra incluyó la demolición de varias construcciones; la excavación de subsuelos y el hormigonado de bases, plateas, submurales, losas, columnas, escaleras, pisos y contrapisos; el encofrado de armaduras y colocación de mampostería de hormigón celular.
Además, se apuntalaron nueve niveles para servir de soporte de la piscina puente, que une a las dos alas.
La piscina será de acceso exclusivo para los propietarios de Marina y tendrá una vista única a San Isidro y a San Fernando.
“Tiene 20 metros de largo y está construida en una doble losa, un cuenco para la pileta y una estructura que soporta a esa pileta. Eso requiere un sistema de andamiaje muy importante y un reticulado para encofrar la losa de la pileta que soporte lo que esa estructura va a ‘trabajar’ con el paso del tiempo”, dice Llambías.
Este año empezó con el avance de mampostería interior hasta el sexto piso y la instalación de marcos y puertas. Y la recepción en el predio de las griferías, las lozas sanitarias y los ascensores, que ya se están empezando a instalar en las dos alas del conjunto.
Edificio sustentable
La etapa de obra gruesa conformó la estructura de un edificio con requerimientos constructivos muy específicos. El proyecto ya está presentado para recibir la certificación EDGE. Estas normas exigen cumplir con al menos un ahorro del 20% en el consumo de energía y de agua.
“Hay una economización energética muy importante en los materiales, el diseño y los aspectos constructivos. La fachada, por ejemplo, es de doble vidriado hermético. Tenemos un tratamiento de agua sustentable y se eligieron griferías y sanitarios de alto nivel de ahorro. El edificio tiene muy buena aislación térmica y acústica. Usamos mampostería de hormigón celular en los paneles divisorios de las unidades, porque son de un material que logra una aislación acústica y térmica muy eficiente. Los sistemas de refrigeración serán por volumen de refrigeración variable, de gran efi
ciencia energética”, explica Llambías.
Los balcones perimetrales son de hormigón visto, con un tratamiento de losa inclinada, bordes curvos y un encofrado metálico.
“Es una calidad de materiales que no es habitual en balcones, pero que les da una jerarquía inusual. A futuro, por esa calidad en materiales, los balcones van a necesitar un muy escaso mantenimiento”, agrega Llambías.
Si bien cuando esté construido el edificio tendrá un soporte de grupos electrógenos convencionales, en todas las unidades quedó preparada la instalación para que cada propietario tenga la posibilidad de colocar baterías recargables para abastecer a su unidad. Se recargan automáticamente cuando el edificio tiene energía y se activan cuando se corta.
La escala también impulsó el desarrollo de una aplicación con la que se va a manejar toda la logística del edificio. A través de la cual cada propietario va a poder gestionar la entrada de visitantes, la entrega de paquetes, la llegada de delivery, la reserva de cocheras y hasta los turnos en los espacios comunes.
El desafío de la escala
Este tipo de obras, advierte Llambías, implica agregarle un 0 a todo. “Hay que usar otra metodología para el gerenciamiento y la dirección de obra. Debemos anticiparnos a todo y planificar con mucha antelación. Hay una cuestión de producción que implica buscar proveedores locales que tengan el stock necesario, también hubo que buscar proveedores en el exterior y gestionar la importación. No es lo mismo salir a conseguir 30 bañeras que 300. Solo de baranda perimetral tenemos 3,5 kilómetros de caños”, apunta.
La obra requiere una planificación de entregas, logística y almacenamiento. “Hasta ahora no hemos tenido inconvenientes con los obradores, porque el terreno tiene casi 10 hectáreas, Marina es el primer edificio en construirse y no hay gente viviendo todavía, pero Bliss es un proyecto que implicará más de 300.000 m2 de obras. Ya estamos planificando las etapas de las próximas construcciones y previendo cómo van convivir los vecinos que se muden con ellas”, anticipa.
Country en altura
Bliss Buenos Aires será, esencialmente, un proyecto de residencias que cuando esté funcionando a pleno sumará 1300 departamentos. Marina tiene fecha de final de obra para 2025. Luego se iniciarán las tareas en los edificios Crucero, la segunda tipología prevista en el masterplan.
Un todo que es mucho más que la suma de sus partes. “Un master plan consiste en generar algo más que volumetrías. Es pensar experiencias, que luego desarrollarán terceros y que serán moldeadas por el mercado y la forma de vivir que van demandando sus vecinos, ya que son proyectos de largos años de desarrollo”, explica Sabatini.
MRA+A tiene una larga experiencia en el desarrollo de máster planes en la Argentina, pero también en Japón y en España. En el caso de Bliss Bs.as., el desafío fue “alinear lo macro -las ideas urbanas y sus partes componentes, edificios, laguna, verde, calles, estacionamientos, áreas comerciales y deportivascon lo micro: el desarrollo al detalle de las tipologías. Todo esto en función de nuevas formas de analizar los comportamientos de las personas y familias que habitarán Bliss.
Esa alineación se autorregula como un organismo y se va amoldando, ya que el masterplan y las piezas edilicias del proyecto (Marina, Crucero y Torre Laguna) lo permiten, porque se ha generado un diseño pensado a tal fin.
Sabatini asegura que en el master plan se diseña todo, “desde los artefactos de iluminación, la vegetación, el paisaje, los colores, los aromas. Y algo particular que no perdemos de foco: el factor humano, el wellness”.
“Es aquí donde Bliss es un proyecto poco común, porque los máster planes convencionales juegan con un libre albedrío, que muchas veces termina deformando la idea original”.
En el caso de Bliss, Sabatini destaca que “el master plan fue generado a un gran nivel de detalle que, junto con los edificios componentes, el comitente va licitando y avanzando con la libertad total que la flexibilidad del diseño se lo permite”. «