SENTIDO EMOCIONAL, FUNCIONAL Y ESTÉTICO
Esta semana ARQ viene cargado de Diseño, acompañado de una publicación especial dedicada al Interiorismo.
Para este Más ARQ hemos convocado a tres estudios de distintas latitudes del país que comparten la pasión por esta disciplina. Y, también coinciden en eventos y congresos nacionales e internacionales donde frecuentemente reciben premios.
Estos son Estudio Montevideo, de Córdoba; Atmosphera, de Jujuy y Hitzig Militello Arquitectos, de Buenos Aires, equipos creativos multidisciplinarios que proyectan espacios que van más allá de lo estrictamente necesario. Que apelan en muchos casos a lo aspiracional. A construir historias y experiencias, ampliar la mirada… Y a descubrir en cada proyecto, como describen, su verdadero sentido emocional, funcional y estético.
De estos materiales y sensibilidades sabe -y muchootro de los invitados notables de esta edición de ARQ: el arquitecto japonés Sou Fujimoto. ¿Recuerdan? En la revista del 7/03/23 publicamos la Casa de la Música en Budapest, esa notable obra que remeda un bosque musical. Como lo describe el crítico español Luis Fernández Galiano “Infatigablemente experimental en cada encargo nuevo, el arquitecto se interna por un jardín de sendas no trazadas, y a los observadores de su trayecto nos espera una sorpresa en cada bifurcación y en cada giro del camino, cegados por el fulgor de la intuición y por el azar del hallazgo”. Y sigue: “Formas opuestas de protección orgánica, cueva y nido coinciden en la celebración de la vida que albergan en su vientre tibio, y de su matriz común surgen arquitecturas que, en las profundidades húmedas de la tierra o en las copas ventosas de los árboles, ofrecen amparo ante las tormentas del mundo.”
En el pequeño hotel boutique en Ishigaki que presentamos en estas páginas, Fujimoto propone una suerte de plato verde que se amolda a la topografía del lugar y abre grandes aventanamientos horizontales y cenitales para disfrutar a pleno del mar y del cielo. Reafirmando una vez más otra de las descripciones de Fernández Galiano: “Quizá no otra cosa persigue el arquitecto, con la música callada de unas obras que deslumbran y se desdibujan como notas sin pentagrama”.