Una apuesta a la calidad de vida en el corazón de la ciudad
Cuarto eslabón de la serie creada por Azcuy en la zona de Caballito, el edificio se destaca por sus enormes departamentos, la excelencia de sus materiales y la multiplicidad de amenities.
“Como si proyectara para mí mismo”, define Gerardo Azcuy su filosofía de diseño. Arquitecto, desarrollador, responsable de obra, el hombre que empezó haciendo casas en Villa Lugano es desde hace una década el creador de una serie de edificios que rompen el molde. Departamentos amplios, muchos de más de 200 m2, materiales de calidad superlativa, amenities donde no se escatima nada y mucha vegetación.
Como si esto fuera poco, incorpora también el arte contemporáneo para sumar una experiencia estética a quienes los habitan.
Acaba de inaugurar Magna, el cuarto eslabón de la serie Donna, que tendrá ocho edificios. Con un total de 1300 m2, está ubicado en un terreno de triple frente sobre Avenida Directorio, la zona donde Azcuy pisa fuerte con su fórmula de diseño contemporáneo y materiales que son tendencia combinados en espacios funcionales y elegantes.
¿Por qué Caballito? Azcuy explica que gracias a su experiencia en la Zona Sur de la Ciudad pudo ver que había una demanda potencial inexplorada: cuando en el mercado había una fiebre de departamentos chicos y económicos, nadie apostaba a departamentos grandes dirigidos a un público ABC1.
“Caballito es un aspiracional para la gente de otros barrios periféricos que tal vez se había hecho una casa importante pero ahora prefiere la propiedad horizontal. A ese público lo conozco muy bien, porque yo le hice la casa. Esa misma casa que empieza a quedar grande -y si se quiere anticuada- con el paso de los años. Pero no quiere irse a un country, no quiere cruzar toda la ciudad para visitar a familiares y amigos, para llegar a la fábrica o al club de toda la vida”.
No se equivocó. “Los departamentos de más de 200 m2 son los que más éxito han tenido en toda la historia de la compañía”, asegura.
A ellos apunta Donna Magna, que en sus 13 pisos alberga 86 departamentos de 2, 3, 4 y 5 ambientes, algunos de ellos con terraza propia y dependencias, con una superficie que va desde 67 hasta 284 m2.
El acceso impacta con un gran lobby en doble altura donde se combinan vidrio, mármol travertino y madera. Desde allí se llega a los amenities de planta baja: jardín interior, lounge, sala de juegos para niños, coworking y piscina.
A su vez, una escalera central conecta con el entrepiso donde se ubican el salón de eventos, gimnasio y spa. Más arriba, también se encuentra conectada una terraza con parrilleros y jardín en altura. Así, se genera una simbiosis entre el adentro y el afuera en todas las áreas comunes.
Azcuy dice que Donna Magna comparte “genética” con sus predecesores. “No se necesita cambiar todo, es de la misma familia pero tiene distinta nariz”, ejemplifica. “Las mismas carpinterías, las mismas puertas, los paños vidriados y la presencia de vegetación. Y un estilo que llega a través de los grandes maestros a los que seguimos permanentemente cuando vamos de viaje: Norman Foster, Renzo Piano, Zaha Hadid, Bjarke Ingels, Jean Nouvel, Tado Ando… De ellos tomamos el lenguaje contemporáneo y aprendemos sobre las últimas técnicas y materiales”.
La impronta de Donna Magna está dada por la fachada, que posee un frente facetado por unas costillas de paneles de aluminio compuesto, combinados con GRC (premoldeado de hormigón), hormigón armado y vidrio. “Por su diseño, materialidad y recursos sustentables, el cuarto es
labón de la serie Donna está a la altura de los edificios contemporáneos más icónicos”, dice la presentación del edificio.
Las obras de arte contemporáneo, otro rasgo característico de los desarrollos de la serie Donna, está también presentes en Magna. En este caso se trata de Sonos, de Hernán Soriano, proyecto artístico ganador de la cuarta edición del Premio Azcuy (ver
“El arte…” en pág. 21).
La obra consiste en una instalación permanente de objetos artísticos sonoros, una serie de esculturas-instrumentos ubicados estratégicamente en los distintos espacios comunes de planta baja.
Sonos significa ‘sonidos’ en latín, y el conjunto está confirmado por esculturas con una función visual pero también sonora. “Son instrumentos que a la vez son parte del edificio y pueden ser activados por los visitantes o los propietarios, son una invitación a la acción”, explica el artista.
Soriano cuenta que la obra posee siete elementos, dos en el hall central, un arpa-cítara de muro, una instalación en el patio con campanas tubulares, un disco sonoro en el sector para niños y tres gongs gigantes alrededor de la pileta.
“En Donna Magna todo está hecho en su máxima expresión. A medida que avanzamos nos vamos enamorando más y más del proyecto”, confiesa Gerardo Azcuy. “Por caso, nos entusiasmamos con la materialidad de la pileta y terminamos revistiéndola totalmente en mármol travertino. Nos ponemos en la cabeza de una persona que se hace su casa: va utilizar todo lo mejor que esté a su alcance y a veces hasta un poco más”. «