Salta: desde su hermosa capital a sus paisajes, viñedos y valles
Diversos y contrastantes cimientos geológicos, rico y fuertemente matizado también es su paisaje. Desde nevadas cumbres andinas de más de 6.000 metros que coexisten con montañas volcánicas y extensos salares de hasta 2.500 km2 como el Arizaro.
Mientras
que en la Puna son escasas las aves que rodean al altivo cóndor, en la región chaqueña las especies de aves superan las 400. La áspera y austera vegetación puneña, con ejemplares de 10 centímetros de altura, también contrasta con los bosques y lujuriosas selvas orientales con más de 200 especies de árboles, algunos de hasta 25 metros de altura, cargados de musgos. En zonas como el Parque Nacional Baritú los expertos han contado hasta 50 especies por hectárea. En 1902 Joaquín Castellanos, su primer poeta y uno de sus más ilustrados políticos, observó que ese entramado de altas y nevadas cumbres, valles templados y de tupidas como ardientes selvas “sintetiza geográficamente al de toda la República Argentina”.
En los extremos de esa suerte de irregular arco tensado que dibuja en el mapa su perfil, se encuentran “desde las nieves eternas hasta los fuegos del trópico”. Esta expresión de la primera “Memoria descriptiva de Salta”, escrita por Manuel Solá en 1889, no es metafó
rica pues, en el caso salteño, las amplitudes geográfica y térmica coinciden.
● En la desolada Puna, un extremo del arco, en el mismo día se pasa de temperaturas diurnas de mas de 30 grados a fríos nocturnos de 20 grados bajo cero.
● En el otro extremo, los calores de hasta 55 grados en plena selva de “El Impenetrable”, convierten a este paraje en una de las zonas más ardientes del mundo. Esos extremos no impiden la presencia de templados, dulces y sensuales días de sus valles centrales con temperaturas promedio de 18 grados. Para encontrar variaciones más tenues no hace falta recorrer enormes distancias. No más dejar atrás y abajo el Valle de Lerma, con solo comenzar a trepar la Cuesta del Obispo, nuestros sentidos perciben diferencias. “¿No es maravilla habernos trasladado en tres horas de la ciudad al desierto, del clima templado al fío, de la región del tabaco, de los naranjos y chirimoyos a la zona de la yareta y de la fauna andina?”, escribe de viaje a Cachi, en el verano de 1932, Juan Carlos Dávalos. Basta andar una hora a caballo para encontrar cerca de la ciudad hielo para elaborar helados en pleno verano, refiere otro viajero. Bordeando el río Bermejo en 1884, el explorador Leopoldo Arnaud descubre que “a cada paso cambia el panorama y ofrece nuevos aspectos a cuál más hermoso y pintoresco”. Salta se jacta de tener “todos los climas del mundo reunidos en pequeño espacio”, dice a mediados del siglo XIX el sabio Paolo Mantegazza. Aquí, como en pocos espacios de la tierra, se codean carnosas selvas, fértiles valles y sufridos desiertos.
● Aquí es posible encontrar hilos de agua que, deslizándose por leves pendientes pocos centímetros por kilómetro, lamen sedientos suelos. Como también embravecidos torrentes que durante las crecientes del verano multiplican por mil su caudal y que, al descender hasta 2.500 metros en poco más de 250 kilómetros, arrastran enormes piedras, desgarrando y cavando la tierra. Pese a sus diferencias, los extremos puneños y chaqueños se asemejan en sus regímenes de lluvias con zonas de extrema aridez donde las precipitaciones no superan los 100 milímetros anuales.
● Esa escasez de precipitaciones se vuelve abundancia durante el verano en el valle central, superando los 1000 milímetros. Luminosidad y transparencia son dos apreciados atributos de esta geografía sembrada de montañas “de un color azulado tan ligero que se las confundía con las nubes si no fuera por sus formas”, según las vio en 1858 el artista plástico León Palliere en su paso por la Quebrada del Toro. Entre ambos se interponen, como enorme cuña, los Valles Calchaquíes y de Lerma
los que separan, pero también articulan, esas otras dos subregiones que enmarcan el área central. El primero abarca casi 26.000 kilómetros cuadrados, se articula y ordena en torno a sus ríos. El de Lerma, de 50 kilómetros de largo y 35 kilómetros en su mayor anchura, abarca 14.186 kilómetros cuadrados. Su ubicación, paisaje, su fertilidad y templado de su clima, atrajo a los primeros españoles que cruzaron estas tierras. Uno de ellos, el cronista Herrera, lo consideró como “el más bello de las Indias”. Son estos valles amplios o esos otros más estrechos, las “quebradas”, los que permiten vincularlos con sus altas tierras y planicies.
● La intensa la circulación de hombres y mercancías entre ambos es muy anterior a la conquista española. La provincia de Salta cuenta con una superficie de 155.488 km2, que representa el 5,6% del territorio continental argentino.
● Se encuentra en el ángulo noroccidental de la Argentina y su territorio es atravesado, en su parte septentrional, por el Trópico de Capricornio. Salta se encuentra dividida en veintitrés jurisdicciones administrativas denominadas departamentos. A su vez, los departamentos están divi
dos en municipios, unidades políticas locales de diferente nivel de autonomía.
Su variedad
Lo primero que sorprende de la provincia de Salta es la vastedad de su territorio. Por su extensión, 155.488 km2, es la sexta provincia de la Argentina y la primera en la región Noroeste del país. De esta particularidad geográfica derivan rasgos particulares y, en algunos casos, únicos. Uno de ellos, el limitar con tres países latinoamericanos: la mediterránea Bolivia, al norte; el Chile norteño costero al pacífico, al oeste; y el Paraguay de la Cuenca del Plata, al noreste. Otro, el colindar con seis provincias rodeando con un abrazo a una de ellas, Jujuy, su vecina norteña. La distancia entre puntos extremos este-oeste es de 650 kilómetros; los extremos nortesur están separados por 504 kilómetros. Esa disposición natural le confiere carácter de nudo de comunicaciones. A trazo grueso se pueden desagregar de su enorme territorio tres subregiones trabajosamente ensambladas por la acción del hombre a lo largo de varios siglos. Por un lado, la de la Puna abarcando aproximadamente 31.000 kilómetros cuadrados; por otro, la de los valles centrales con 45.000 kilómetros cuadrados, la porción más ocupada y controlada el extenso territorio hasta mediados del siglo XVIII. Finalmente, el Chaco con 79.000 kilómetros cuadrados.
Hasta finales del siglo XIX los actuales sectores salteños puneño y chaqueño ni siquiera estaban formalmente incorporados al mapa argentino. Pero aún en el primer tercio de este siglo, las tierras efectivamente ocupadas y cultivadas eran apenas manchones sobre un terreno que el viajero inglés Edmundo Temple encontró desatendido de la mano del hombre. A comienzos del siglo XX, cuando todavía predominaba la agricultura espontánea “sólo el uno por ciento del área total de la provincia está en el cultivo”. Ochenta años después ese porcentaje alcanzaba al 11%.
● Dos grandes ríos, alimentados por decenas de cauces desiguales y serpentease, derraman sus aguas sobre Salta y la atraviesan para volcarse después en el río de la Plata.
● El Bermejo, afluente del río Paraguay, desemboca en el río Paraná por el que fluye hacia el Océano Atlántico; recorre 283 Km de su suelo. Nacido en el nevado de Pacay de la precordillera andina, como río Calchaquí, el Pasaje o Juramento atraviesa 227 Km del territorio provincial. Se alimenta de deshielos, dibuja un complejo recorrido que se va simplificando a media que avanza hacia el este, recogiendo numerosos caudales en dirección a las llanuras de Santiago del Estero, desembocando finalmente en el Paraná, tras recorrer 2.000 kilómetros.
Salta tiene además “78 cursos de agua bifurcados en toda su extensión territorial”, según Emilio J. Scheleh. La desigual distribución estacional de las lluvias otorga a los ríos salteños una particularidad: intransitables durante las tormentas de verano, sus lechos se convierten en mansos y seguros caminos durante la estación seca. Bosques y montes cubren la tercera parte de este enorme territorio.
Diversidad de climas
La posición subtropical de la Provincia de Salta y la complejidad le confieren una amplia variedad de climas, con diversos regímenes de precipitaciones y temperaturas. No obstante estas particularidades locales, pueden distinguirse tres grandes tipos de clima: frío de montaña en el tercio oeste; templado en los valles centrales y cálido en las llanuras orientales. Los datos que contiene el gráfico siguiente corresponden a la ciudad de Salta, emplazada en el Valle Lerma, en el centro de la geografía provincial, a 1.185 metros sobre el nivel del mar.
Bioclimas
En la provincia de Salta se encuentran 5 tipos de biómas diferentes como ser “Chaqueño o subtropical, Puneño, Tucumano – Oranense, Altoandino y De Altura” por lo cual la flora y fauna salteña presenta una gran variedad dependiendo de la zona o el bióma al que uno se refiera. Chaqueño o Subtropical Presenta una vegetación xerófila, adaptada a las condiciones de sequía, predominan las especies caducifolias, de hojas pequeñas. Con respecto a la fauna se destacan los armadillos. Las aves, los reptiles y las comadrejas. Entre los carnívoros se destacan el zorro, el coatí y el hurón.
Bioclimas Puneño
Este bióma conforma un hábitat sumamente adverso, ya que las condiciones de aridez se suma la gran altura. En los sitios más favorables hay arbustos, como el cardón y la queñóa, y en las riberas de los escasos arroyos se desarrollan tolares. La fauna está denominada por camélidos, como la vicuña, el guanaco y la llama; también hay roedores, aves y carnívoros, como el puma y el gato de los pajonales.
Selva tucumanooranense
Ésta se desarrolla en sierras subandinas. La selva trepa por los faldeos de las sierras y quebradas, conformando diversos tipos de vegetación según la altura.
Al pie de los montes y en los cerros bajos se desarrolla la selva de transición, con ejemplares de tipa, cebil, palo blanco y palo amarillo. Por encima de este piso se desarrolla la selva montana,