Barullo

CAZADORES DE IMÁGENES

HISTORIA DE ROSARIO

- Por Pablo Bilsky

En el espacio virtual hay sitios dedicados a las fotos históricas como Rosario Antiguo y Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo.

Las fotografía­s tienen movimiento. Están hechas de luz. Y no hay nada más veloz que la luz. Retratan un momento del pasado. Pero no lo fijan, sino que lo hacen dialogar con el presente. Abren una brecha entre el presente y el pasado. Habilitan una zona de misterio, una terra incognita en la que tiempo y espacio funcionan de una manera u otra, y participan de una danza melancólic­a, como un tango de luces y sombras, un dos por cuatro en el que muertos y vivos se mezclan en un abrazo y le sacan viruta al piso.

En el espacio virtual, hay sitios dedicados a las fotos antiguas de Rosario como Rosario Antiguo y Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo. Estos emprendimi­entos, verdaderas puertas a otras épocas, no solo ofrecen miles de imágenes de la ciudad, sino también historias, reseñas y referencia­s precisas de los sitios que las fotos ilustran.

La historia gráfica, la tradición oral, la historia de la vida cotidiana se ofrecen en forma de una experienci­a colectiva que no deja de crecer, como un universo en constante expansión, gracias al aporte permanente de la gente.

Rosario Antiguo y Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo son productos de la vocación de cazadores de imágenes rosarinos, apasionado­s por la historia de la ciudad.

Mario Brollo, de 40 años, hace más de dos que comenzó con la página Rosario Antiguo, que junto a más de 2.500 imágenes, ofrece un mapa con la geolocaliz­ación de cada una. De esta manera la foto, relacionad­a con el lugar de la ciudad en que fue tomada, se convierte en un sitio de memoria, en una historia en sí misma, una narración visual y un espacio, abierto y habitable, entre el presente y el pasado. Además, de cada lugar, esquina o plaza suelen ofrecerse varias fotos de distintas épocas, con lo cual se percibe la evolución del sitio en la historia.

“Un gran desafío era catalogar las imágenes, ordenarlas de alguna manera, para que no sea caótico, y ubicarlas geográfica­mente fue una forma de lograrlo”, explicó Brollo, que se inspiró en otros grupos ya existentes en las redes sociales, como por ejemplo Rosario Secreta y Rosario en el Recuerdo. Brollo se sintió especialme­nte inspirado por el emprendimi­ento de otro apasionado cazador de imágenes, Federico Dunger, de 52 años, que en 2016 creó en Facebook el grupo Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo, un paciente trabajo de recopilaci­ón, clasificac­ión de imágenes e historias de un Rosario del pasado que se hace presente.

Autodidact­as, esmerados estudiosos de ávidos oídos, lectores atentos pero sin títulos ni formación académica, Brollo y Dunger se sienten deudores de una vieja estirpe de historiado­res que se ocuparon de Rosario, como Juan Álvarez (1878-1954) y Wladimir Mikielievi­ch (1904-1999).

La pasión de Dunger comenzó hace más de treinta años, con una colección de viejos programas de cine de las décadas de 1950 y 1970 heredados del padre. “A partir de allí me interesé por la historia de la ciudad, y en 2002 participé de la Comisión Popular por los 150 años de la declaració­n de Rosario como ciudad, convocada por Miguel Ángel de Marco (h)”, contó Dunger, que luego comenzó a escribir en la revista dirigida por De Marco (h), Rosario, la fuerza de su historia. Cuando la revista cerró, continuó con su pasión a través de la red social.

Estos cazadores de imágenes pertenecen además a otra estirpe, todavía

más antigua: los recopilado­res de historias orales. Porque su trabajo, lejos de ser el de coleccioni­stas individual­es y solitarios, es una tarea plural. Sus páginas y grupos virtuales generan realidades bien concretas, tangibles, reales y humanas.

Los buscadores de fotografía­s coinciden en que los aportes de las entidades públicas y las empresas privadas son escasos, y que resultan fundamenta­les la generosida­d y participac­ión de la gente. “La gente no solo aporta imágenes sino también datos que faltan, detalles que tienen en la memoria y que no figuran en ningún libro de historia, que los tienen quienes fueron testigos, los que estuvieron en una determinad­a ocasión del pasado”, señaló Dunger.

“A veces se suben fotografía­s sin referencia­s de año ni lugar y los datos que faltan se empiezan a descifrar con los aportes de la gente, a veces hay controvers­ias sobre datos, los recuerdos varían, pero se van construyen­do colectivam­ente”, contó Brollo.

Rosario Antiguo” y Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo son puertas de acceso a experienci­as trascenden­tes. Algunas, como si fueran viajes en el túnel del tiempo, llevan al pasado. Otras, en cambio, al presente. Y es un presente comunitari­o, compartido, en el que grupos de personas comparten imágenes, historias, anécdotas y experienci­as de vida. Queda atrás el mundo virtual de las redes sociales. Y la gente se reúne, en el viejo sentido del término. Pone el cuerpo en el mundo real. Las personas se juntan a charlar.

Las fotos disparan recuerdos personales. Son dispositiv­os de la memoria individual que, al reunirse con otras memorias individual­es, conforman la memoria de una comunidad. La pasión de Brollo y Dunger moviliza un trabajo colectivo que construye una historia del común, fuera del canon, tejida con retazos de recuerdos de ve

cinas y vecinos de la Villa del Rosario.

“Lo que cuenta la gente en forma de anécdota personal es historia pura. Te dicen, por ejemplo: «Yo veía tocar a la Trova rosarina, pasaba por una ventana y veía ensayar a Lalo de los Santos». Es parte de la historia de la ciudad que está guardada en la mente de nuestra gente”, señaló Brollo.

La melancolía aparece siempre, como añoranza de un pasado perdido, deseado, de una ciudad convertida en fantasmas. “Las añoranzas y melancolía­s de cada uno tienen que ver con lo vivido. En mi caso extraño vivencias de la vida social de la década de 1980, los años de mi juventud”, contó Dunger.

“Con relación al patrimonio arquitectó­nico, más que melancolía siento bronca por los edificios de alto valor que tuvo Rosario y fueron demolidos”, agregó el responsabl­e del grupo de Facebook Fotografía­s y Estampas del Rosario Antiguo.

“Es notable cómo las fotografía­s movilizan los sentimient­os de la gente, algunos extrañan especialme­nte los ferrocarri­les, por ejemplo, otros los cines antiguos, otros los edificios, depende de la experienci­a de vida de cada uno”, agregó Brollo.

Una foto del pasado hace presente una ausencia. Le da carnadura, realidad y actualidad a un fantasma. O al sueño de un fantasma. La fotografía, poema hecho de luces y sombras, les da peso a seres evanescent­es.

Sueños, recuerdos, ausencias, luces y sombras se presentan ante los ojos de quien observa y es llamado por la imagen. La foto es una ventana a un más allá. Observar una foto antigua acerca esa otredad inasible que llamamos pasado.

Toda ciudad está construida a partir de sueños, de proyectos del pasado y del presente (proyectos políticos, luchas, marcas de vida cotidiana en cada calle, en cada esquina). Los sueños de generacion­es pasadas y presentes acechan y nos llaman desde cada imagen.

 ??  ?? Plaza 25 de Mayo. Una toma particular desde un balcón de calle Santa Fe.
Plaza 25 de Mayo. Una toma particular desde un balcón de calle Santa Fe.
 ??  ?? No es París. Es la esquina de Córdoba y Corrientes.
No es París. Es la esquina de Córdoba y Corrientes.
 ??  ?? Afilador sobre calle Colón frente a la plaza Bélgica (1982).
Afilador sobre calle Colón frente a la plaza Bélgica (1982).
 ??  ?? La bajada Sargento Cabral a principios del siglo xx.
La bajada Sargento Cabral a principios del siglo xx.
 ??  ?? Verano de 1956. Amigas mateando en las islas, cuando no era nada fácil cruzar el Paraná.
Verano de 1956. Amigas mateando en las islas, cuando no era nada fácil cruzar el Paraná.
 ??  ?? Postal del Jardín de Niños en el parque Independen­cia, donde había animales pero también un espectácul­o circense dentro del predio.
Postal del Jardín de Niños en el parque Independen­cia, donde había animales pero también un espectácul­o circense dentro del predio.

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