El CARlIto, SIn S, POR FAVOR.
“Sin S. Porque los rosarinos nos comemos la S”, explica Rubén Ramírez, el creador del producto que es a Rosario lo que el hot dog a Nueva York. Sin exageraciones.
Historia del sándwich que nos identifica a los rosarinos. Un invento genial de Rubén Ramírez, nuestro Albert Einstein gastronómico.
La primera bandera argentina se confeccionó en Rosario. María Catalina Echeverría de Vidal, una vecina de la Villa, metió aguja e hilo durante cinco días para calmar la ansiedad de Manuel Belgrano, allá por febrero de 1812. “¡Estos patriotas que lo quieren todo ya!”, habrá mascullado para no importunar al ejército del General que ya venía bastante alterado por otras cuestiones. A Lionel Messi y a Ernesto Guevara también los hicieron acá, aunque el día exacto y las circunstancias quizás sean datos que ni sus padres recuerden. Inodoro Pereyra y las camillas automáticas son inventos locales, lo mismo que el “rosarigasino” o el Amargo Obrero. Perfecto. Tenemos una bandera, un líder revolucionario, un jugador, un idioma propio, un implemento médico, un personaje, una