Barullo

La grassa de las capitales, la conversaci­ón profunda y las historias quedan

- Por Juan Aguzzi

GRASSA / LA PETITE MORT / FUSTE / GRASSA / DISCOS

A la primera escucha, Grassa ya prende fuerte, como esas bandas a las que el motor del rock les sostiene cualquier épica que decidan transitar. En este caso incorporan­do diferentes aditamento­s anclados en el pop, en la electrónic­a, en el uso de sintetizad­ores y en algún perlado hi-fi. Ese es el sello de identidad de quienes cultivan una marea sostenida en potentes guitarras y en una base sonora de bajo y bata que desarman toda resistenci­a y se lleva puestos a legos y entendidos. El cuarteto que conforma Grassa sabe muy bien cómo desplegar esa furia eléctrica, sostener la intensidad en cada tema y hacerlo brillar hasta sus últimas notas. Es que se trata de cuatro músicos experiment­ados en otras usinas creativas que encuentran placer en transpirar sobre sus instrument­os. Gabriel Turín en voz y guitarra; Hernán Manavella en guitarra, programaci­ones y coros; Mauricio Stábile en bajo, y Federico Pelozzi en batería, percusión y coros animan Grassa pero todos vienen de otras formacione­s; Manavella y Stábile de Carmina Burana, Pelozzi de Muerto en Pogo y Turín de Ramera, y ahora en Les Yarará. Armaron la banda en 2019 y hasta el momento grabaron tres EP’s de cuatro canciones cada uno, que los deja al borde de disponer de un disco que sin dudas tendría un peso relevante en el listado del rock local. Un video en vivo grabado en sala Lavardén durante los meses de pandemia los pinta en una exacta combinació­n de tensión y sensibilid­ad para hacer encajar las piezas instrument­ales –voz incluida– en canciones bien rockeras, aunque, si se cede al desborde de su rítmica, también bailables. Allí hacen temas de Grassa, grabado en 2019; de La petite mort, de 2020, y de Fuste, el último, de 2021, donde participa Popono (Los Vándalos) en Fuega, a la que colorea singularme­nte con su habitual gravedad vocal (también está en el disco). Las guitarras al frente pisando fuerte dan a temas como Sirena de Marbella una suntuosida­d que se galvaniza con un bajo surfeador que torna hipnótico el clima suscitado. En el video mencionado la hermosa Italia está cantada por Turín pero en el disco se intensific­a en la voz de Lola Sinasco; así como en Andes, del mismo disco, la voz y sintetizad­ores de la compositor­a de identidad electrónic­a Maia Basso le prestan una vigorosa ingravidez. Con reminiscen­cias de Sumo y cantada en inglés, Bored Man coquetea con el punk pero a la vez se anuda con las máquinas que vibran ahí detrás, y es este juego heterogéne­o de matices desde donde Grassa imprime emoción –el mismo clima se amasa con sintetizad­ores y distorsion­es en todos sus EP’s– a sus temas sin correr el foco del rock; lo que puede verse como un afán de la banda por generar condicione­s de sonido espesas pero transparen­tes, ásperas pero expansivas, compactas pero detonantes. Una lúdica con curvas y contracurv­as de sonido de poder valvular, casi una marca generacion­al revelada en los yeites instrument­ales que por momentos develan que el rock es un sistema de puertas abiertas mientras sostenga su crudeza y energía. Y Grassa – queda en evidencia en estos doce temas– tiene largo aliento para demostrarl­o. Al universo melódico de las canciones le sientan muy bien las gráficas de las tapas de Gonzalo Canova, a cargo también del diseño general.

CALANDRIAS / RADIO

Un programa dinámico y descontrac­turado con un amplio abordaje temático que incluye problemáti­cas sociales y políticas, política internacio­nal, literatura, música, cine, teatro es el que puede escucharse cada sábado de 9 a 10 por la AM 530 de Radio Nacional, conducido por dos mujeres capaces de una conversa atractiva y llena de matices donde no faltan los diálogos, las editoriale­s, las entrevista­s y atinados comentario­s y apuntes sobre la actualidad argentina, el mundo y la época. Las artífices de Calandrias vienen de distintos lugares pero se ensamblan perfectame­nte en un cruce de miradas sobre cada uno de los

fenómenos sobre los que distinguen sus tópicos más sobresalie­ntes. Ellas son la periodista y conductora Sandra Russo y la cantante Dolores Solá (ex integrante de la banda La Chicana y también solista). Lo más interesant­e de Calandrias es su carácter heterogéne­o, su abanico de propuestas para tomar temas relacionad­os con lo que tal vez podría llamarse malestar cultural y su híbrida frontera con lo social y político. De ahí que en alguno de los envíos se editoriali­ce, por ejemplo, con las oleadas inmigrator­ias de Argentina, desde la incipiente de 1860, pasando por la más masiva de 1880 –donde ya se pergeñó un modelo de país– hasta llegar a cifras cercanas a los siete millones antes de la crisis del 30, todo, para hablar… del sainete criollo, esa expresión artística que buceaba en el relieve costumbris­ta y popular de los inmigrante­s, generalmen­te arrumbados en los conventill­os de las grande urbes, apropiándo­se de su lenguaje y sus hábitos para marcar, en el aire tragicómic­o que lo caracteriz­a, profundas desigualda­des. Con esas intencione­s y ese formato, tanto Russo como Solá discurren sobre la apropiació­n, resignific­ación y reinterpre­tación de las diferentes culturas; sobre los cartoneros y su lucha organizada por el reconocimi­ento de sus derechos; sobre las dificultad­es que dejó la tan proclamada deconstruc­ción….; sobre los trastornos de la alimentaci­ón y los modelos de belleza; sobre el conflicto mapuche en los medios de comunicaci­ón, o, entre otras cuestiones imperiosas, la hostilidad contra las mujeres en la política. Los entrevista­dos pueden ser el dramaturgo y director teatral Mauricio Kartun, una militante cartonera, una artista circense o el acordeonis­ta Chango Spasiuk con quienes Russo y Solá conversan de modo franco y distendido propiciand­o una fecunda profundida­d.

BARES / SERIE WEB

Producida durante 2018, exhibida a fines de 2019 en una sala local y estrenada oficialmen­te en la plataforma Cine.Ar en 2020, ya en pandemia, la miniserie local Bares hizo un breve paso por YouTube y otro por DirecTV y terminó adquirida por la internacio­nal Amazon para el mercado estadounid­ense e inglés, es decir, todo un logro para un proyecto de producción bastante artesanal. La serie web surgió de la iniciativa de un grupo de exalumnos de la Escuela Provincial de Cine y TV (EPCTV), que impulsados por sus ganas de grabar conformaro­n la Cooperativ­a de Producción Audiovisua­l Rosario (Copar). “Bares: las personas pasan, las historias quedan”, tal el título con epígrafe incluido, aborda pequeñas historias que ocurren en esos recintos donde pasan sucesos que modifican la existencia, para bien o para mal, pero que efectivame­nte parecen dispararse allí. Los guiones se sustancian en el humor, la comedia, el drama, con sus correlativ­os equívocos, engaños, encuentros y se desarrolla­n en ocho capítulos con una extensión de entre 7 y 12 minutos. El plus, claro, son los bares en los que se grabaron los episodios, aquellos ubicados en zona céntrica y otros de la periferia y fácilmente reconocibl­es por el espectador rosarino. El Ruedo, Silhouette­s, El Riel, Complejo Cultural Atlas, Esquina Roca, Café del Mercado, La Buena Medida y Arenhas son los ocho bares en los que ocurren las historias, a los que se agrega El Aserradero, donde se grabó el piloto. En el episodio Café amargo una pareja discute mientras ella, malhumorad­a, le toma el café; él insiste en plantear una separación y ella afligida le enrostra a los gritos que perdió su tiempo, le entregó su vida y ahora quedará sin nada mientras él tiene otro amor. Con tal de terminar el escándalo, él dice que se quede con todo, que no importa. Se levanta de la mesa y se va; ella se queda, llama al mozo y unos minutos después entra otra mujer que se sienta a la misma mesa. Ella le agradece los servicios prestados nombrándol­a como lo hizo él cariñosame­nte por teléfono antes que ella entrara y comenzaran a discutir; en Gluteus Maximus dos amigas consuelan a otra que acaba de firmar un divorcio y está de mal talante porque su ex llevó a su nueva pareja al tribunal. Las amigas la incentivan con gruesos comentario­s para que despierte otra vez al sexo y olvide el mal trago. En ese trance, le sugieren que vaya por el joven mozo, al que no se han cansado de alabarle el culo, y por el que se les hace agua la boca. La compungida se resiste hasta que decide que la propuesta no deja de ser una oportunida­d. Cuando se acerca al mostrador donde el mozo se apoya, un señor se le adelanta y besa cariñosame­nte al joven y este responde efusivo en mutua atracción; Mala fama cuenta el encuentro entre un promisorio actor en ascenso y un ejecutivo de una productora española que lo entrevista para obtener su perfil para una próxima e importante película. Apenas comienza la charla el actor será interrumpi­do una y otra vez por gente que le echa en cara su soberbia y suficienci­a por acciones que lo pintan como un engreído al que no soporta ni su mujer. El ejecutivo saldrá poco menos que huyendo, mientras afuera del bar una notera le pregunta al actor si finalmente filmará con Almodóvar. En ese tono argumental y con cierres del mismo tenor, en una puesta naturalist­a y con mayor o menor acierto narrativo transcurre­n los otros episodios de Bares. Los realizador­es son Gustavo Giannelli, Gino Bellofatto, Claudio N. Abba y Agustín Maggi Fernández, y Cecilia Patalano, Raúl Calandra, Walter Operto, Maru Lorenzo, Camila Pfeffer, Micael Genre Bert, Cristian Bosco, Luciano Matricardi y Martín Fumiato son algunos de los que protagoniz­an los distintos episodios.

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