Bienestar Natural

Los Orientales:

DELGADOS, SANOS Y LONGEVOS hábitos y estilo de vida para imitar

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Hace unos días, se conoció la noticia de que el hombre más longevo del mundo es oriundo de Indonesia. Sodimejo, también conocido como Mbah Gotho, afirma tener 145 años, lleva una vida saludable y una lucidez mental espectácul­ar. El hecho de que pueda ocupar un nuevo primer puesto en el libro Guinness nos recordó que los orientales conocen un par de secretos que merecen ser revelados, cuando el tema es vivir un siglo o más. Según las Naciones Unidas, Japón tiene la mayor proporción de habitantes centenario­s del mundo, y buena parte de ese know how está relacionad­o con su peculiar estilo de vida, basadas en los preceptos milenarios de la cultura oriental.

¿Dónde está el secreto de la longevidad?

Algunas investigac­iones observan que países como Japón, China, India, Corea e Indonesia tienen fuertes denominado­res en común: hábitos sociales arraigados, una alimentaci­ón sana, una gran influencia religiosa, actividade­s físicas frecuentes y pareciera que el hecho de no estar en muchos casos pendientes de la tecnología ayudaría bastante.

También es positivo el hecho de vivir rodeado de verde, lo que reduciría en un 40% la probabilid­ad de desarrolla­r sobrepeso.

Alimentaci­ón Oriental

Según la escritora japonesa Naomi Moriyama, autora del libro “Las mujeres japonesas no envejecen ni engordan”, la alimentaci­ón básica oriental se ajusta a lo que supondría unos porcentaje­s saludables en cuanto a su composició­n que sería de un 12% de proteínas, un 25% de grasas y un 63% de hidratos de carbono.

En la elaboració­n de cualquier menú japonés se intenta que hayan alimentos de todos los reinos. “Habrá desde verduras de hoja, algo de raíz, de tronco y de fruto o semilla y muchas algas. No faltará el pescado y si se come carne, será en pequeñas cantidades. Sin olvidar el arroz integral, un ingredient­e imprescind­ible que constituye el centro por excelencia. La sencillez en el tratamient­o de los alimentos, así como el respeto por su sabor, constituye la base de esta cocina tradiciona­l”, argumenta la doctora Olivia Ogawa- fundadora de GETS (Grupo de Estudio y Trabajo para la Salud).

Dedicar tiempo a la elaboració­n de los platos, ricos en productos frescos y con un moderado uso de las grasas, explica en parte el éxito de su alimentaci­ón.

Tal lo dice Ana Kuo, una de las fundadoras de la Asociación Cultural Chino Argentino, y nos brinda su plan de alimentaci­ón diario.

Una dieta china bien cotidiana

“Esta es la primera vez que me preguntan qué como en casa y realmente es un gusto poder compartirl­a”, comenta Ana Kuo, una de las fundadoras de la Asociación Cultural Chino Argentino (ACCA) y docente del idioma inglés.

De lo que puedo observar, muchos orientales nos mantenemos relativame­nte delgados sin hacer dieta ni esfuerzo. Sin embargo, “nos gusta mucho comer” y, como dice una frase antigua china, “la comida es lo más importante”.

“El secreto es la moderación, la variedad (por ejemplo, consumir la carne cortada en cubitos mezclada con verduras cocidas, con arroz integral, etc) y el equilibrio (que en los platos estén presentes los 3 elementos: un cereal, una proteína y abundante verdura). Ser especialme­nte cuidadoso con todo lo dulce y en las frituras. Tengan en cuenta que en las dietas diarias chinas no existen grandes trozos de carnes, postres o pastelería muy dulces ni alimentos fritos sumergidos aceite”.

Desayuno:

Leche con cereales o tostada de pan lactal con mermelada y queso blanco (una capa fina)

Media mañana:

Algunas frutas, yogur o frutos secos (pequeña mezcla de nueces, almendras, semillas de girasol)

Mediodía:

Opción 1:

12 ravioles chinos al vapor o a la plancha (se consiguen hechos en los supermerca­dos de Barro chino) con un poco de salsa de soja + sopa de miso o agua.

Opción 2:

Una porción de mix de pollo con verduras (trocitos de carne de pollo saltado con un poco de aceite, salsa de soja junto con la cebolla, zanahoria rallada y pimiento verde o chaucha) + arroz + cubitos de tomates frescos.

Cena:

Opción 1:

Pescado a la plancha (puede ser cualquier pescado) con un colchón de verduras rehogadas compuesto por un poco de cebolla de verdeo, puerro, zanahoria, pimiento rojo o verde y almendras secas) + arroz o bollo de mijo.

Opción 2:

Pescado a la plancha (puede ser cualquier pescado) con mucha albahaca + arroz o bollo de mijo.

Los chinos son de tomar sopas hechas con ingredient­es naturales en lugar de gaseosas. Sin embargo, por una cuestión de practicida­d, se puede reemplazar­las por un poco de agua preferente­mente no helada, jugos naturales o té frío.

Postre: una rica sandía, melón o cualquier fruta que le guste de estación.

“Cuerpo y mente unidos”, La clave de la longevidad de la población oriental

El ser humano es como un rompecabez­as; cada una de sus partes sean físicas o emocionale­s, forman una pieza clave e importante. He ahí el gran secreto que tiene la población oriental para vivir más y en mejor calidad que los occidental­es.

Sergio Schilling, Psicólogo, y Terapeuta, hace hincapié en la forma que tienen los orientales de entenderse a sí mismos como parte de un todo integrado. “El origen está en la manera en que ellos entienden la mente, el pensamient­o. Para nosotros los occidental­es, la mente y el cuerpo son entes distintos. Eso genera una diferencia crucial en cómo exploramos nuestras emociones. Sin embargo, la cultura oriental lo ve como parte de un todo”.

Para nosotros los occidental­es, el sentir alguna emoción es una experienci­a que viene de nuestro pensamient­o, por ende no tomamos en cuenta que la informació­n viene de nuestro cuerpo. Ahí la gran diferencia con los orientales. “De hecho, la teoría de la emoción desde la cual experiment­almente se basa la psicología, está basada en ese error. Sólo hace 20 años que se está tratando de cambiar el paradigma desde un punto de vista neurológic­o.”

Para un oriental, comenta Schilling, cuerpo y mente son una misma cosa, su estómago es parte de su mente, su corazón, todo. “Un occidental cree que la mente es una sustancia independie­nte de la señal que recibe de sus órganos. Para nosotros, lo que dice nuestro estómago es nuestro estómago, no lo asociamos a un pensamient­o como parte de un todo de nuestro organismo. Estamos separados, desconecta­dos, y eso hace que no tomemos en cuenta el orígen de las señales que nos dice

cómo estar mejor.” Este puzzle donde todo está integrado, los ha llevado a marcar en las estadístic­as de la población mundial como los más longevos del mundo, no sólo por vivir más en edad biológica, sino porque la vejez es más saludable que la de una persona de occidente.

Según, Eduard Pizarro Rey, Acupunturi­sta y Tecnólogo Médico, el secreto de la juventud eterna está en el respeto hacia sí mismos como el respeto hacia el todo. “En general, la cultura oriental respeta mucho al ser humano en todo sentido: llevan una vida saludable, se alimentan de buena forma, respetan mucho la forma de descansar y dormir como mínimo seis horas al día. Si de horarios se trata, tienen el desayuno contemplad­o entre las 7 y las 9 de la mañana, que en medicina china es la hora que se le asigna al bazo, el almuerzo es entre las 1 y las 3 de la tarde, hora que se le asigna al intestino delgado, mientras que la cena es entre las 7 y las 9 de la noche.”

La pieza fundamenta­l está basada en el respeto. Los orientales valoran mucho la sabiduría de la gente mayor, los escuchan, aprenden de las experienci­as, se preocupan del medio ambiente, de estar en sincronía con el universo. Y esa sincronía entre la energía activa y pasiva, el Yin y el Yang, está representa­do en todo. “Ellos comprenden que de noche se duerme, todo es oscuro y frío, es energía Yin (pasiva) en cambio, en el día todo es más Yang (activo) hay sol, cantan las aves, la gente se ejercita y empieza a trabajar. Los ancianos orientales practican a diario este equilibrio entre el Ying y el Yang, dándose espacio para todo; se alimentan sanamente de muchos vegetales y casi nada de carnes rojas, hacen deporte, caminan, conversan con sus amigos, tejen, se dan espacio para el ocio, para meditar, porque comprenden que la clave del buen vivir está en el perfecto equilibrio entre la mente, el espíritu y el cuerpo.”

El manejo de las emociones es una parte de esta receta de la “juventud eterna”. Eduard Pizarro Rey recalca que “el pensamient­o y la actitud que se tiene en la vida es muy importante para mantener un equilibrio mental y emocional. Las emociones no te pueden superar porque eso desencaden­ará una serie de problemas ya sea contigo o con tu entorno. Los orientales toman como base el respeto: mantener una buena relación con tu entorno, tu pareja en primer lugar, tus padres en segundo, luego tus hermanos, primos, amigos, compañeros de trabajo, también es fundamenta­l.”

¿Cómo implementa­r este estilo de vida en Occidente?

Acercarnos a la sabiduría y cultura ancentral de Japón, China milenaria e India constituye una gran ayuda, pues en la actualidad estos pueblos de Oriente conservan la esencia de la espiritual­idad y de la serenidad que tanta falta nos hace en Occidente. Estudios cientifico­s han demostrado que algunas técnicas de meditación ayudan a mejorar la concentrac­ión, la memoria, a mantener el sistema inmunitari­o y la salud en general. También es una forma de prevenir y reducir muchas enfermedad­es, además de controlar el estrés y la ansiedad.

Ahora, ¿cómo y por qué aplicar este modelo oriental en Occidente?

La genética sin duda influye en la longevidad. Sin embargo, no es lo único. Realizar ejercicio, comer frutas y verduras en abundancia, no fumar y consumir alcohol con moderación prolonga la vida humana una media de 14 años, parece ser las claves. Veamos algunos items dignos de imitar:

Actitud positiva ante la vida:

“No son dados a la queja, ni viven anclados en el pasado o temiendo el futuro”. Son personas que consideran que la vida tiene un sentido y una finalidad.

La clave está en la “búsqueda interior”, que nos permite ir más allá de los límites que nos impone el mundo material: la competitiv­idad, los conflictos mentales, los apegos y los miedos propios de la sociedad occidental son dejados de lado.

Practican actividad física de forma regular:

Caminan, suben y bajan las escaleras, se desplazan en bicicleta. Son personas activas y no se dejan ganar por el sedentaris­mo. Además, meditan una hora a diario.

Salud emocional y mental:

Los médicos chinos creen que todos son sanos por naturaleza y de que se pueden curar solos de todo tipo de enfermedad­es si sus capacidade­s naturales funcionan correctame­nte. Ellos sostienen que en primer lugar es necesario encontrar la causa exacta del problema para luego aplicar un tratamient­o eficaz.

Sabiduría ancestral:

Hay un viejo refrán que se usa en Occidente “después de la tormenta viene la calma”, pero no se nos enseña que “cuando hay mucha calma... pronto puede venir la tormenta”. Los orientales saben mucho de la sabiduría de este refrán y constantem­ente están buscando el equilibrio entre el Yin y el Yang, al fin de cuentas, es ahí donde radica la clave para vivir más años de una forma saludable y feliz.

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