Beneficios de caminar en la playa
Caminar es una buena forma de hacer ejercicio. Cuando caminamos quemamos calorías, mejoramos nuestra salud cardiovascular, tonificamos la musculatura, liberamos endorfinas que reducen el estrés y aumentamos nuestros niveles de energía incrementando el suministro de oxígeno a los tejidos. Además, dependiendo de por dónde caminemos, sumaremos otros beneficios que nos aporta el entorno.
Al andar descalzos, estimulamos los mecanorreceptores de la planta del pie mejorando la propiocepción (o equilibrio) global del cuerpo y generamos sustancias que ayudan a la relajación por el contacto de nuestra piel con el suelo.
La arena, seca o mojada, constituye un terreno inestable donde nuestros músculos deben trabajar más y, por tanto, se tonificarán más rápidamente.
Además, la arena sirve de exfoliante natural para la planta del pie.
Al caminar bajo el sol, aumentamos nuestros niveles de vitamina D, que reduce el riesgo de padecer osteoporosis y ayuda a nuestro sistema inmunitario.
El contacto al andar con el agua de mar nos ayuda a prevenir el envejecimiento por los niveles de yodo y sodio del agua.
La temperatura del agua tiene un efecto antiinflamatorio, analgésico y de mejora del retorno venoso y de la circulación linfática.
Si vamos a andar en la playa, debemos tener en cuenta que nos será más fácil caminar por la arena mojada por ser más dura y más estable y que la arena seca ofrece mayor esistencia, que también podemos andar con el agua por la cintura para fortalecer más la musculatura de las piernas y que debemos hidratarnos, protegernos del sol y evitar las horas de mayor exposición.