LA PLACENTA COMO MEDICINA TIENE MÚLTIPLES USOS
Es anti-coagulante, esta es una de las razones más evidentes científicamente y más antiguas de por qué la placenta si se puede consumir.
Las mamíferas humanas tenemos un gen llamado peg3 que nos incita a consumir nuestra placenta, esto se llama placentofagia, y se sabe de estas prácticas desde hace miles de años. De hecho, así lo siguen haciendo algunas tribus y, los mamíferos en general ocupan esta técnica de comer sus placentas para evitar la hemorragia. No se trata de algo nuevo, es medicina que está presente desde hace siglos.
Previene o atenúa la depresión posparto, repone minerales y vitaminas que ha entregado la madre durante la gestación. Es también un galactogogo natural.
Puede ser utilizada vía oral en cápsulas, o en microdosis de placenta, incorporadas en batidos; Externamente, se pueden preparar ungüentos y parches de amnios, que sirven para tratamientos para pieles delicadas, estos también ayudan en la cicatrización en caso de quemaduras.