Baos, los bocadillos al vapor
Que triunfan en gastronomía
Hace poco que llegaron, pero lo han hecho con tanta fuerza que hoy están presentes en casi cualquier renovación de carta. Se trata de los baos, una delicia china hecha de una masa esponjosa y muy suave, rellena de todo lo que alcance la imaginación.
Bao, literalmente significa “envolver” y es un pequeño bolo de pan, de masa ovalada, larga y doblada por la mitad, sin corteza y muy suave.
Está hecho de una masa esponjosa llamada mantou, elaborada con harina, levadura, agua, leche y un toque de aceite, vinagre y una pizca de azúcar asiática. Su fórmula es muy parecida a la del pan, pero al contrario de este, el bao no se hornea, se prepara al vapor en esas típicas cestillas de bambú que vemos en cualquier restaurante oriental. El hecho de que la masa de los baos se elaboren en una vaporera ayuda a mantener un calor uniforme, con una temperatura entre 95 y 100 grados.
También conocido como baozí o Min Pao, el bao es originario de China pero se hizo muy popular en todo el sureste asiático.
En Asia se consume sobre todo en el desayuno y como tentempié entre horas, mientras que en Europa se ingiere en las comidas principales.
Y como toda buen alimento callejero, se come siempre con las manos y con una servilleta cerca. Los baos se pueden rellenar con hongos, vegetales, frutas… Según la leyenda, el bao se remonta al período de los Tres Reinos (años 220280). Zhuge Liang era un jefe militar que lideró el ejército del norte de China y venció a los bárbaros del sur. En el camino de vuelta a casa, las tropas debían cruzar un gran río y la tradición de la zona donde se encontraban marcaba que se sacrificases a los hombres necesarios para arrojar sus cabezas al agua y calmar a los espíritus. Liang consideró aquello un exceso, y ordenó matar cincuenta animales del ganado y preparar con sus carnes unos bolos en forma de cabeza.
De hecho “mantou” como se llama esta masa, significa “cabezas de bárbaro”.