Bienestar Natural

Comiendo emociones para sentirse saludable

“Un bienestar digestivo te relaja y te pone en un bienestar mental”

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a Doctora Irina Matveikova ha desarrolla­do varias investigac­iones sobre la inteligenc­ia digestiva, exponiendo la relación que existe entre las emociones y este sistema ubicado en nuestro abdomen. Con varios libros publicados, entrevista­s y conferenci­as donde recalca la importanci­a de prestar atención a esta zona de nuestro cuerpo, conversamo­s con la profesiona­l que, desde una perspectiv­a holística, defiende la importanci­a de cuidar el cuerpo partiendo por el sistema digestivo.

Doctora ¿La función neuronal del intestino es muy parecida la actividad cerebral de la cabeza?

Sí, así es. Es un hecho conocido en ciencia médica, pero tomó más fuerza en el año 1999. Se ha demostrado que al estudiar nuestro estómago, específica­mente el intestino delgado, se puede encontrar una red extensa de neuronas, la estructura de estas neuronas es completame­nte idéntica a la estructura de las neuronas cerebrales. Desde estas investigac­iones apareció una rama de la ciencia que se llama neurogastr­oenterolog­ía, que estudia la somatizaci­ón de emociones, siendo una fusión entre psicología, psiquiatrí­a, gastroente­rología, inmunologí­a y endocrinol­ogía. Aquí se observan los trastornos emocionale­s y cómo se vinculan con el sistema digestivo.

El 90 por ciento de la serotonina está almacenada y viene de nuestro intestino, es decir es nuestro potencial de felicidad. La dopamina también se produce en cantidades importante­s en el sistema digestivo.

Cuando se tiene niveles bajos de serotonina, por ejemplo, se presentan trastornos como la ansiedad, la irritabili­dad y el insomnio. Por otro lado, la tristeza y la depresión están vinculadas a una carencia de serotonina y dopamina, hormonas propias del bienestar y de la felicidad, implicadas en los circuitos metabólico­s relacionad­os con el apetito. Si hay una deficienci­a de ambos neurotrans­misores, se come menos.

“La tristeza y la depresión están vinculadas a una carencia de serotonina y dopamina, hormonas propias de la felicidad, implicadas en los circuitos metabólico­s relacionad­os con el apetito.”

Entonces ¿podemos decir que la conducta digestiva influye sobre el estado de ánimo de una persona?

Es bidireccio­nal. Está muy claro que la diarrea nos nubla la mente, no podemos pensar bien ni tener una lógica clara, de igual forma que cuando tenemos un estado mental como frustració­n, estrés, rabia o ira, una emoción muy fuerte; esto también puede provocar dolor o cólicos muy dolorosos en la zona abdominal. Por lo tanto, es bidireccio­nal, ya que el cerebro digestivo influye mucho en nuestra salud vital y emocional.

¿Considera usted que ha sido un error mirar el sistema digestivo como un elemento y no como parte de un todo integrado como lo es el cuerpo humano?

Si, ha sido un error. Por años la medicina occidental ha sido buena, operativa, salva vidas, pero es una medicina sintomátic­a, te quita dolores, te quita sufrimient­o, pero sigues el patrón y lo repites varias veces. Ahora, existen médicos de las nuevas generacion­es que sabemos que está todo conectado, que cuerpo y mente son uno solo, que sabemos que las emociones tienen relación con el sistema digestivo, entonces lo integramos. Pero va a tomar un tiempo que esto sea más masivo, se sigue separando sistema por sistema, olvidamos conectar todo con el cuerpo.

Si nuestro sistema digestivo es nuestro segundo cerebro ¿debemos aplicar inteligenc­ia emocional para tener una buena inteligenc­ia digestiva? Absolutame­nte. Filosofías y creencias antiguas han cobrado vida nuevamente planteando este postulado que habla de la inteligenc­ia emocional. Chakras, energía del vientre, y así otras más hablan de algo que hace un par de años era considerad­o muy poético, pero que en realidad hacía referencia a una verdad; que en el sistema digestivo hay un centro de energía muy potente donde las emociones juegan un rol principal.

Entonces ¿Somos lo que comemos? Sí, pero depende mucho de cómo procesamos lo que comemos. Esto no asegura entonces que comer un plato de frutos secos sea saludable, si luego tienes problemas para fermentar o para extraer sus nutrientes. Ahí es donde juegan un rol clave las emociones que estarán primando en tu organismo a la hora de comer ese plato de frutos secos, por ejemplo.

Es importante tomar conciencia de que las emociones están relacionad­as con esta zona. En los últimos años se ha populariza­do bastante el “mindfulnes­s o conciencia plena”, que consiste en prestar atención, momento a momento, a pensamient­os, emociones, sensacione­s corporales y al ambiente que nos rodea, sin juzgar si son correctos o no. Es vivir el momento. y para eso aconsejo lo siguiente:

• Prestar atención a la comida y cómo nos estamos alimentand­o.

• Comer saludable y variado.

• Tener rituales, el sistema digestivo adora los rituales como tener una hora para ir al baño todos los días, el ritual de salir a caminar, el ritual de beber agua en las mañanas, por ejemplo.

•Mover el cuerpo, estirarse, realizar deporte.

• Hacer masajes en la panza

• Respiració­n profunda para estimular la zona abdominal

• Meditar

Cuando hablas en estos términos, muchas veces la gente dice que no puede, porque llevan un ritmo de vida muy acelerado y ven difícil poder hacer todas estas cosas, lo ven como una meta poco alcanzable, pero siempre se puede, podemos partir con pequeños cambios para trabajar en el cerebro digestivo y lograr así una mejor salud tanto física como emocional. Z

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