Cromoterapia para mejorar su salud
Sólo es eso, una interpretación. Pero qué distinta sería nuestra vida si nuestros ojos no percibieran esas combinaciones de luz o el cerebro las interpretase de modo distinto. Los colores desencadenan diferentes sensaciones. En base a esta teoría existe una “terapia alternativa” o natural llamada cromoterapia.
La cromoterapia estudia el uso del color para curar o paliar trastornos emocionales e incluso problemas físicos. Se trata de una creencia muy antigua, cuyos orígenes se remontan a tiempos del antiguo Egipto, más de 2000 años atrás; utilizándose también desde tiempos remotos en China y en la India.
Sin embargo, fue a finales del siglo XIX y principios del XX donde la moderna terapia del color fue tomando cuerpo. El pionero en estos estudios fue el danés Niels Finsen, descubriendo en 1877 la acción bactericida de los rayos ultravioleta.
Posteriormente, se han ido ampliando estos estudios. Unos con más peso y credibilidad que otros.
Destacamos algo contundente dicho por Edwin Babbit, uno de los exponentes de esta terapia alternativa: “La luz solar es el principal agente curativo en el laboratorio de la Naturaleza; donde no llega la luz solar, la enfermedad lo hace.” La luz solar contiene los siete colores del arcoiris y, según la cromoterapia, la presencia de los siete es necesaria para mantener o restablecer el bienestar físico y emocional. La exposición a los rayos del sol tiene beneficios (también contraindicaciones) y sirve de ayuda para superar problemas de salud: debilidad muscular, anemia, depresión, etc.
En cuanto a cada color en particular, citamos algunas propiedades interesantes según la cromoterapia:
■ El rojo estimula y está indicado vestirlo en tiempos en los que uno está apático.
■ El naranja representa vitalidad, optimismo y valor para afrontar con éxito los retos.
■ El amarillo es el idóneo para estimular la concentración y los procesos mentales en general. También se asocia a la superación de los miedos.
■ El verde equilibra y armoniza. Se dice que contrarresta los efectos del estrés y del cansancio.
■ El color azul es el indicado cuando se busca paz y tranquilidad.
■ El violeta, entre las propiedades que se le atribuyen, también cuenta la del efecto calmante.
En definitiva, podemos usar los colores tanto para expresarnos como para buscar las sensaciones que deseamos sentir o provocar.
Se crea o no en el poder curativo de la cromoterapia, hay que admitir que no sentimos lo mismo vestidos de un color que de otro ni tenemos la misma sensación en una habitación donde predominen unos colores que en otra con colores distintos. Ahí estaría nuestro aprovechamiento casero de la cromoterapia; realizando una pequeña investigación personal para dilucidar con qué colores nos expresamos mejor o qué colores queremos que nos rodeen en nuestros entornos para sentirnos más cómodos. Es cuestión de ir probando estando abiertos a cualquier sensación.