Adaptarse para alcanzar la felicidad
Estimada Salud Alternativa:
He observado que en la actualidad buscamos calidad en la alimentación, y junto al comer más sano, vienen creencias del tipo “ser feliz” y “vivir gozosamente”. Ustedes, qué opinan?, creen que para “ser feliz”, lo mejor es adaptarse a los tiempos que corren y a cada situación? Es un poco profunda mi pregunta, pero apelo a una interesante respuesta de su parte.
María Martinez, de Buenos Aires (Argentina)
Querida lectora!
Gracias por confiar en la calidad de respuestas que brindan nuestro equipo de profesionales.
En esta oportunidad, tomaremos una reflexión extraída del libro del escritor chileno Fernando Araya Urquiza. “Alda, la guardiana de los Andes” (Editorial Kepler).
“El amor y la adaptación. La adaptación siempre ha sido la manera en que la vida se ha perpetuado. El alma hizo lo mismo. Viene viajando desde el centro del corazón de Dios hasta los rincones y límites del universo, y ha tenido que adaptarse infinitas veces. Adaptarse no es acostumbrarse ni aceptarse. Adaptarse es darse cuenta de que somos distintos, y que las formas y maneras del pasado ya no son las formas que brindan felicidad y paz en los tiempos presentes. Con esto comienza el proceso de transformación en todos los ámbitos conocidos. O te adaptas, o te vuelves rígido. Y al volverse rígido, aparecen enfermedades degenerativas o desadaptativas como una respuesta de lo emocional-espiritual que desea caminar por la nueva conciencia. Todos llevamos en nuestro interior una fuerza llamada alma que no habla ningún idioma. Pero se comunica con impulsos intuitivos que te guían hacia el gozo, la paz, el asombro y la tranquilidad total. Es como si llevara un mapa que te conduce al Paraíso.
El Paraíso no queda en ningún lugar específico. Está en tu corazón, en tu forma de adaptarte, en tu manera de aceptar el eterno presente. Pero si lo que sientes lo haces transitar por el dolor, el esfuerzo, el sufrimiento o las creencias de logros sufridos, el alma colapsa. La energía de estos tiempos hace que el cuerpo se vuelva más sensible a las contradicciones entre gozo y padecer”.