AMABILIDAD Y GENEROSIDAD:
Lo que producen en nuestro cuerpo
MÁS SEROTONINA, LA HORMONA DEL BIENESTAR
Las neurociencias han demostrado que la amabilidad, tal como la mayoría de los fármacos antidepresivos, estimula la producción de serotonina, neurotransmisor que regula el estado de ánimo de las personas, previene cuadros depresivos, sana heridas y brinda calma y sensación de bienestar. Lo interesante es que la amabilidad y generosidad no solo aumentan la secreción de serotonina en quien la entrega, sino también en quien la recibe y en todos quienes la observan. Todo acto de amabilidad replica este efecto en una cadena de hasta tres personas al menos, o sea, el “bienestar se contagia”.
MÁS OXITOCINA, LA HORMONA DEL “INSTINTO MATERNAL”.
Es aquella que fortalece el vínculo social, ejerciendo un aumento de la confianza y la generosidad entre las personas, además de producir mayor desarrollo del sistema autoinmune y del placer sexual.
MÁS DHEA, LA HORMONA ANTIENVEJECIMIENTO
Las personas compasivas y amables gozan del doble de dehidroepiandrosterona (DHEA). Esta hormona retarda el proceso de envejecimiento y los efectos negativos del Alzheimer, además de disminuir en un 23 % el nivel de cortisol (hormona del estrés) en la sangre. Con tantos beneficios, se podría decir que todo acto de amabilidad es saludable. Es un hecho científico.
La psicología positiva, ciencia psicológica que investiga el bienestar y felicidad, ha demostrado en diversos estudios que las relaciones interpersonales positivas son un factor fundamental de satisfacción en la vida y el bienestar emocional, siendo consideradas como un elemento central de la salud mental y el bienestar.
MÁS ENDORFINAS, EL ANALGÉSICO NATURAL DEL CEREBRO.
Estas son tres veces más efectivas que la morfina para combatir el dolor.