¿COCINAR O NO COCINAR?
Depende en cada caso de las condiciones de la persona y también de la clase del mismo alimento. Citemos algunos ejemplos:
Huevos: Pueden ser consumidos crudos, cocidos o fritos.
Frutas: En general se consume cruda o como zumo de fruta cruda. Pero, en casos particulares como en las úlceras del estómago e intestino, inflamaciones agudas del intestino es necesario utilizar fruta cocida, como manzana, pera, etc, por lo menos, al principio del tratamiento. Los enfermos que no toleran fruta cruda deben tomarla cocida hasta que se haya mejorado la digestion y puedan soportarla cruda, al principio sin piel.
Hortalizas: Según los crudívoros muchas hortalizas, como la zanahoria, guisantes tiernos, la coliflor, alcachogas tiernas tienen un sabor mucho más agradable crudas que cocidas.
La zanahoria contienen gran cantidad de betacaroteno, que luego en nuestro organismo se convertirá en vitamina A. Sólo nos beneficiaremos de esta vitamina si cocinamos previamente esta hortaliza. El tomate cocido para aprovechar todo el licopeno que posee. La espinaca cocida para absorber mejor el hierro, calcio y magnesio. Los champiñones cocidos liberan mayor cantidad de potasio.
Cereales: Deben ser cocidos debidamente para que puedan ser bien digeridos. Si son tiernos podrán digerirse fácilmente de manera cruda. Los cereales de granos enteros deben ser cocidos más tiempo que cuando son molidos. El trigo, por ejemplo, necesita ser cocido más tiempo que la avena y ésta más que el arroz integral.
Como regla general. Los alimentos son más sanos crudos que cocidos, pero hay circunstancias y clases de alimentos que conviene emplearlos cocinados.