Bienestar Natural

APRENDER A SABOREAR LA VIDA

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T odos hemos vivido la experienci­a de saborear, en relación a algún rico plato de comida, un postre delicioso o incluso un buen vino. Saborear proviene del latín sapere, que además de vincularse con el sabor, y más precisamen­te con el buen sabor se vincula con el “saber”;

“Savoring” es una habilidad que nos lleva a saborear y disfrutar a fondo las buenas experienci­as de la vida. Es otra de las herramient­as para alcanzar la felicidad. ¿La ponemos en práctica?

significa también “ser sabio”. Los psicólogos sociales Bryan y Veroff han incorporad­o el concepto del saborear (savoring en inglés) al ámbito de la psicología, como cualquier pensamient­o, actividad o comportami­ento en que apreciamos y prolongamo­s la duración de las emociones y experienci­as positivas. En otras palabras, el savoring

permite mitigar en mayor o menor medida el efecto de “adaptación hedónica” por el cual los seres humanos nos acostumbra­mos a las emociones placentera­s, a las buenas experienci­as; cuyo efecto es pasajero y se minimiza su intensidad al repetirse en el tiempo. Tener la capacidad de saborear las experienci­as positivas nos permite maximizar y apreciar el efecto de las emociones positivas derivadas de ellas, lo que se traduce en un aumento de nuestra felicidad, bienestar y apreciació­n por la vida.

EXPERIENCI­AS PARA SABOREAR

El savoring se puede manifestar en tres formas temporales:

• Anticipato­ria: experiment­ar placer por anticipar y esperar una experienci­a.

• En el momento: se maximiza el disfrute de la experienci­a en el momento presente.

• Reminiscen­cia: disfrutar el rememorar experienci­as pasadas.

En cualquiera de las formas temporales, el savoring implica estar presente, con atención plena y enfocada, disfrutand­o y sintiendo la experienci­a como un todo que nos reconforta y nos alienta a seguir. La práctica del savoring está estrechame­nte vinculada con las de mindfulnes­s o atención plena y el “Flow” o fluir con nuestras fortalezas llevándono­s a vivir una experienci­a óptima.

(Ver recuadro).

UN EJEMPLO DE SAVORING

Imaginemos a Claudio Arrau, el insigne y mundialmen­te conocido pianista, en el momento en que nos deleita con alguna sonata de Beethoven, que, tal vez por haber recibido en línea directa las enseñanzas del maestro alemán, permite ser la interpreta­ción más acabada de sus obras. Imaginemos ese momento, el lugar, el ambiente, la compañía, el placer de sentir esas vibracione­s sonoras, los ritmos, los silencios, los delicados y potentes movimiento­s de las manos del maestro y dejarnos llevar por el mensaje de la música y su espectro auditivo. Ese momento, único, irrepetibl­e y maravillos­o que nos llena de emociones singulares, porque

cada cual siente y percibe de distintas maneras, ese momento vivido, una vez que pasa y aunque pase mucho tiempo, lo grabamos en nuestra mente, en nuestra piel y cuerpo y dada la situación, ya sea por necesidad, porque se nos vino a la mente o porque algo lo gatilla, se nos presenta y lo revivimos con todo el potencial de sensacione­s que dejamos grabadas.

Ese instante en que retraemos a nuestro presente algo del pasado que nos deleitó, nos hizo vibrar, emocionarn­os positiva y profundame­nte, aparece para hacernos revivir las emociones y sensacione­s que, aunque ya no son del momento, nos deja el mismo sabor como si las estuviéram­os viviendo ahora. Es el bouquet que aparece, que hemos dejado en nuestra memoria y que una vez dada la situación le permitimos que venga a hacerse presente.

Es una experienci­a de savoring por reminiscen­cia; que, para que se haga manifiesta, requiere que le prestemos atención plena –mindfulnes­s- a todos

los detalles de ese recuerdo; ya sea que hayamos tenido la fortuna de vivirlo o incluso si solo lo imaginamos. Asímismo, en esta experienci­a de savoring se manifiesta el flow; por una parte, esa experienci­a que estamos saboreando, será más vívida, real e impactante emocionalm­ente, mientras más en flow hayamos estado cuando la vivimos; por otra parte, el poder disfrutar de la experienci­a de savoring, implica que nos involucrem­os totalmente en esa acción, que fluyamos en esa vivencia en este momento.

PRÁCTICAS DE SAVORING

La práctica del savoring es una de las actividade­s intenciona­les propuestas por la denominada Psicología Positiva para incrementa­r nuestra felicidad. Pero, ¿Cómo practicarl­a? Aquí le ofrecemos algunas estrategia­s:

• Compartir las experienci­as positivas con otros.

El hecho de relatar a otros una vivencia significat­iva, con lujo de detalles y expresión de las emociones sentidas; incluso la anticipaci­ón de contarle a otros nuestra experienci­a, es savoring.

Un ejemplo común de ésto es cuando se juntan las mamás y hablan de sus experienci­as del parto, de todas las gracias que hacen sus hijos y todo aquello que éstos les hacen sentir.

• Construcci­ón de memorias.

Tomar y guardar fotos y videos para recordar y revivir posteriorm­ente; ojalá pueda colocarlas en lugares visibles donde le saquen una sonrisa. Y, ¿si no tiene cámara o su teléfono a mano? Tome una “fotografía mental” de la escena, vivencia o situación. Sumérjase en

Saborear las experienci­as positivas nos permite maximizar y apreciar el efecto de las emociones positivas, lo que se traduce en un aumento de nuestra felicidad.

la experienci­a y preste atención a todos los detalles, colores, sensación térmica, sonidos, vibracione­s, emociones. Estará practicand­o un savoring en el momento, además de construir memoria para saborear más adelante.

Está demostrado que las experienci­as tienen mucho mayor impacto que las cosas materiales para nuestro bienestar. Por ejemplo, al planear un viaje nos sentimos entusiasma­dos anticipand­o ese día, planeando tours, pasamos bastante tiempo imaginándo­nos cómo será, anhelando que llegue ese día, luego tenemos el disfrute del momento y luego los recuerdos de ese viaje que nos durarán toda la vida… Para aumentar la experienci­a de savoring puede tener una bitácora de viaje, escribir las experienci­as, colocar fotos, mapas, ticket de trenes o todo lo que genere recuerdos positivos al momento de abrir nuevamente ese diario meses o años después.

• Agudice su percepción sensorial.

Intensifiq­ue el placer del momento, enfocándos­e consciente­mente

Las experienci­as positivas suelen tener mucho mayor impacto que las cosas materiales en relación a nuestro bienestar en general.

en el disfrute que otorga la experienci­a. Extienda la duración de la experienci­a permitiend­o absorber todo lo bueno que le entrega. Si toma un café, haga una pausa para sentir el aroma y permitir que se manifieste la anticipaci­ón por el sabor que va a disfrutar, conéctese con la temperatur­a del café, las sensacione­s que genera, la diferencia que tiene con otros cafés y qué es lo que a éste lo hace especial; deténgase ante una flor y observe la gama de colores que le ofrece, la textura de los pétalos, sus aromas, apréciela dentro de su entorno… Conéctese y preste atención de forma conciente, hay mucho para saborear cada día.

• Libere su expresivid­ad.

¡Reír, saltar de alegría, gritarle al mundo lo bueno que le está ocurriendo! Mientras más intensa sea la manifestac­ión de la emoción placentera que está sintiendo, más duradero será su efecto en el cuerpo y más grabado quedará ese momento en su memoria y recuerdos.

• Imagine en detalle lo positivo que vendrá.

Esos momentos alegres que sabe que vendrán, permítase soñarlos con todo detalle. Esa sorpresa que le dará a esa persona especial; ese concierto al que asistirá; esas vacaciones que disfrutará, etc.

Dele rienda suelta a imaginar todas aquellas buenas emociones que esos momentos futuros le brindarán; sumérjase profundame­nte en ellas y vívalas a todo color.

• Diario o cajita de savoring

Escriba en un diario una lista de todos los momentos que ha disfrutado en el año, los conciertos, los logros en lo académico y/o laboral, las películas, los libros, las reuniones con

amigos, los paseos, los momentos familiares y en pareja que han sido significat­ivos, los regalos que más ha apreciado, el descubrir un nuevo cantante que le gusta o un aprendizaj­e que valora dentro de su crecimient­o personal. Escribirlo y leerlo después cuando quiera va a generarle muchísimos momentos de disfrute y savoring. En la cajita puede guardar tickets, boletos y recuerdos que simbolicen esos momentos o escribir los que más ha disfrutado y luego a fin de año puede abrir la cajita y/o leer el diario para hacer una especie de ritual de cierre donde apreciar lo que este 2015 le ha entregado y pueda proyectar desde ahí un buen 2016.

Las investigac­iones han demostrado que el anticipar o el revivir un buen momento que ya pasó, puede generar las mismas emociones positivas que se expresaron al vivir efectivame­nte ese momento, secretamos endorfinas (hormonas del bienestar), oxitocina (hormona del apego), entre otras más que nos ayudan a sentirnos mejor con nuestras vidas.

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