¡PELIGRO! PLAGUICIDAS EN LOS HUEVOS
La técnica de entrenar la mente que brinda flexibilidad, disciplina y fortaleza
Nuestra demanda insaciable de productos lácteos, carne y huevos ha creado un sistema de ganadería industrial altamente intensivo a nivel mundial que busca grandes producciones a cualquier costo. Con frecuencia, este sistema pone en peligro la salud pública.
Hace unas semanas, la Autoridad Holandesa de Seguridad Alimentaria (NWMA) anunció que descubrieron decenas de miles de huevos contaminados con fipronil, un insecticida sintético utilizado para matar ácaros, pulgas, garrapatas y otros insectos en mascotas. Sin embargo, su uso está expresamente prohibido en animales para consumo humano o de los cuales se vayan a consumir sus derivados, como en este caso los huevos.
Este insecticida también se utiliza en la agricultura, pero debido a las claras evidencias de su relación con el declive de las abejas, en 2013 fue parcialmente prohibido en la Unión Europea y a partir del 30 de septiembre se dejó de comercializar para usos agrícolas puesto que el gigante químico, BASF, no presentó los datos necesarios para renovar su autorización.
El modelo de agricultura y ganadería industrial nos está llevando hasta el borde del precipicio y en él los proveedores buscan los atajos sólo para obtener más beneficios económicos, a expensas de la salud pública y ambiental. Nuestra demanda insaciable de carne, productos lácteos y huevos ha creado un sistema de ganadería industrial altamente intensivo a nivel mundial que busca grandes producciones a cualquier costo. Con demasiada frecuencia, este sistema pone en peligro la salud pública. Promueve condiciones degradantes para los animales, fomenta la deforestación desbocada para obtención de piensos y pastos, provoca la contaminación de ríos y océanos y contribuye de manera masiva al cambio climático. Es un auténtico desastre para nuestro planeta.
La mejor manera de protegernos es cambiar el sistema alimentario predominante. Necesitamos más transparencia y una producción respetuosa con el planeta y todos sus habitantes.
Averigua de dónde proviene tu comida. Lee lo que dice la etiqueta. Procura comprar alimentos ecológicos, locales y de temporada, directamente de productores, minoristas o mercados de confianza. Si puedes, cultiva más tus propios alimentos. Reduce el consumo de productos de origen animal como la carne, los lácteos y los huevos, que a menudo están vinculados a este tipo de alertas sanitarias. Adopta una dieta diversificada donde predominen los alimentos de origen vegetal.
La dieta es la mejor herramienta, y al alcance de todas las personas, que tenemos para contribuir positivamente a salvar el planeta y a mejorar nuestra salud. ¡Utilicémosla adecuadamente! Entre todas las personas podemos arreglar el sistema alimentario.
Fuente: Greenpeace España
Aque l igual que el cuerpo mejora cuando lo entrenamos, también mejora nuestra mente cuando la ejercitamos. La técnica de mindfulness, es una de las prácticas para entrenar la mente que está funcionando muy bien desde ya hace más de 30 años. Es una práctica basada en la meditación budista y adaptada por el psicólogo John Kabbatzinn a las necesidades occidentales.
Con ella podemos flexibilizar, disciplinar y fortalecer nuestra mente.
Algunos resultados que se logran con la práctica son:
• Cambiar hábitos mentales disfuncionales.
• Disminuir el cansancio .
• Potenciar los resultados de lo que hacemos.
• Regular el estrés y las emociones.
• Desarrollar la atención y concentración.
• Mejorar la relación con uno mismo y con los otros.
• Ampliar nuestra capacidad empática y compasiva.
• Disminuir síntomas físicos y psicológicos.
• Desarrollar la habilidad para relajarse.
• Aprender a tolerar el dolor.
• Aumentar el entusiasmo y energía.
• Mejorar la respuesta autoinmune.
• Desarrollar la capacidad de aceptación
La práctica del mindfulness es la manera científicamente validada de experimentar estos cambios. Su práctica adquiere cada vez mayor conocimiento y divulgación en las más variadas áreas -como la salud, el deporte, el área laboral, personal, incluso en las escuelas tanto para mejorar el aprendizaje como para el desarrollo de lo social-. Lo cierto es que desde 1980 no ha dejado de crecer el interés de occidente en esta práctica. La propuesta es simple y está al alcance de todos, se trata de activar y profundizar capacidades con las que ya nacemos. La instrucción base es poner la atención en el momento presente y seguirlo (con nuestra atención) momento a momento. Gracias a este simple ejercicio de redirección de la curiosidad despertamos ciertas capacidades mentales que no utilizamos habitualmente, por estar con la cabeza en lo que vamos a hacer (futuro) o en lo que ya hicimos (pasado). Al conectar y permanecer en el aquí y ahora dejamos de dar respuestas automáticas aprendidas, a veces muy disfuncionales o poco adaptativas, al momento presente. Mindfulness nos flexibiliza dándonos la oportunidad
De responder desde la experiencia presente, si es que esta así lo requiere. Estando en el presente tomamos conciencia de que no necesitamos reaccionar siempre ante todo lo que nos sucede -la mayoría de las veces las cosas se desarrollan sin necesidad de interferir sobre ellas- y tomamos conciencia de la importancia de permitir que este proceso natural se desarrolle. La no reacción es una de las prácticas del mindfulness. Observar con curiosidad el momento presente sin reaccionar frente a él, atender a lo que pasa, pero suspendiendo la tendencia a reaccionar a los estímulos dejando simplemente que las cosas sean. Acompañando con nuestra atención su natural fluir. El presente es movimiento y cambio, y no es necesario que actuemos para que lo que tenga que suceder suceda.