BAJO LA LUPA HOY: AZÚCAR BLANCA

El azúcar es el endulzante más utilizado en todo el mundo, su origen se remonta a 5000 años atrás. Está formado por moléculas como la glucosa y la fructosa. Se obtiene de la caña de azúcar, también de la remolacha y se la somete a un proceso químico para darle color y sabor. Es un hidrato de carbono simple, proporciona energía en forma rápida y aporta gran cantidad de calorías. Hay varias clases de azúcar en el mercado: blanca o refinada, negra, rubia, impalpable. Si bien aportan energía al funcionamiento del cerebro y a los músculos, existen buenas razones por la que su ingesta no sea muy aconsejable: Las calorías que contiene la convierten en un peligro para el sobrepeso. No aporta nutrientes ya que sus calorías son vacías. No contiene proteínas, minerales ni vitaminas. Provoca caries. Eleva los triglicéridos y el colesterol. Aumenta el nivel de azúcar en sangre, es totalmente desaconsejada en casos de diabetes. Puede provocar dolor de cabeza. Acidifica el organismo, deja residuos ácidos que exigen al organismo recurrir a las reservas minerales. Colabora con el desarrollo de la osteoporosis. Produce sensación de cansancio, irritabilidad y aumentan las ganas de comer más alimentos que contengan azúcar. Nuestro cuerpo no precisa incorporar grandes cantidades de azúcar diariamente, sino consumir los azúcares naturales que se encuentran en las frutas, incluso en los cereales. Buenos sustitutos del azúcar refinada son la miel, la stevia, el mizuame o miel de arroz y el azúcar integral de caña. Son opciones mucho más nutritivas, que aportarán dulzura a nuestra alimentación, sin descuidar la salud.