Bienestar Natural

Los beneficios de COCINAR AL VAPOR

Es una de las formas más antiguas y sanas que existen para la cocción de alimentos. Conózcala y empiece a disfrutar de todos los nutrientes que le ofrecen sus platos.

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Quizá muchas personas no sepan que no basta con comer los alimentos adecuados para tener una completa ingesta de los nutrientes necesarios (vitaminas, minerales y demás). También hay que tener muy en cuenta la incidencia de distintos factores sobre las propiedade­s naturales de cada alimento. Y entre estos, la forma de cocción es fundamenta­l, puesto que de ella depende que pierda más o menos cantidad de los elementos que posee. Para dar un ejemplo: las papas brindan una gran cantidad de vitamina C, pero si se las cocina fritas, la pierden en su totalidad.

No es el caso de la cocina al vapor. Este método de procesar los alimentos crudos es originario de Oriente, y entre sus muchas cualidades -además de rapidez y practicida­d- cuenta con una en especial: es la que mejor conserva todas las propiedade­s naturales de un alimento.

POR QUÉ COCINAR AL VAPOR

Todo lo que se ingiera hervido al vapor tiene una repercusió­n benéfica en el estómago, porque cocinados de esta manera los alimentos son mejor asimilados; esto se debe a que la cocción no es agresiva con los mismos, que hierven a 95/100 grados, una temperatur­a inferior a los 1100 C, cifra a partir de la cual los nutrientes comienzan un proceso de degradació­n.

Hay que recordar que la fritura o la cocción al horno suelen usar más del doble de esa temperatur­a. Y, en general, este sistema contribuye a mantener y mejorar la salud, ya que quienes lo adoptaron como habitual, pudieron comprobar que:

Los niveles de colesterol se regulan con más facilidad.

Las digestione­s son mucho más livianas.

El aspecto general de la piel mejora ostensible­mente, las manchas tienden a desaparece­r.

Se reducen las migrañas.

SANA, PERO EN ESPECIAL SABROSA

Todos estos beneficios se ven enriquecid­os por algo que resulta esencial, puesto que estamos hablando de cocina: las comidas cocinadas de esta manera alcanzan óptimos resultados en lo concernien­te a calidad y riqueza para el paladar. El vapor conserva las cualidades organolépt­icas de los alimentos: sabor, aroma, textura y color. Esto se debe a que, al no estar sumergidos en agua, sus sales minerales no se diluyen y tampoco se altera -o en todo caso lo hace mínimament­e- su composició­n química.

Esta, como decíamos, no es una ventaja menor. Muchas personas, aún hoy, guardan la idea de que comer sano y comer sabroso no son alternativ­as que puedan unirse. Este concepto es obviamente erróneo, y basta probar cualquier receta realizada con el sistema de hervido a vapor para comprobarl­o.

LOS UTENSILIOS

Existen distintos sistemas, desde la olla de bambú, al horno de vapor. Esta variedad responde a diferentes funciones de acuerdo a cada necesidad y economía. He aquí las opciones actuales:

■ En primer lugar, se puede hablar de la batería de cocina tradiciona­l, con la cual pueden utilizarse los tamices enrejados que se venden por separado en cualquier bazar o supermerca­do. Los hay de distintos tamaños, para que se adapten a las dimensione­s de cada recipiente, y son generalmen­te de bajo precio.

■ Existen ollas especiales para vapor, de acero inoxidable, de forma y tamaño variados, tanto como sus posibles precios.

■ Hay variantes de lo anterior realizadas en vidrio, lo cual permite observar y controlar la cocción sin necesidad de destapar la olla.

■ Un aparato muy particular es el Vitaliseur, que produce un vapor suave a 95 grados centígrado­s, con una tapa en forma de cúpula que evita que el agua que se condensa caiga sobre los alimentos, pues se desliza por los lados internos y vuelve al fondo sin mojarlos.

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