Compasión: un pase a la libertad
Amenudo asociamos la palabra compasión con pena, lástima o misericordia y trae aparejado el sentirse mal por el otro. Sin embargo, para la filosofía budista la compasión significa amor incondicional y surge de un estado de unión vivida desde el alma.
El budista Lama Padma Samten ejemplifica este termino de una manera sencilla:“digamos que alguien mira hacia una planta que se encuentra en un vaso dentro de la casa. Por el mirar compasivo, en vez de observar si gusta de ella o no, se pregunta: ¿como se sentirá ella, sin la luz del sol, el agua de la lluvia? Cuando miramos una planta automáticamente pensamos si nos gusta o no, nuestra mente opera obstruida por la sensación de gustar o no gustar. Una inteligencia mayor es que miráramos hacia aquella planta preguntando,¿que necesita ella? Y más que eso, nosotros podemos mirarla y ver con los ojos del buen jardinero, cuales flores y frutos tiene esa planta escondidos dentro de ella, y que ella misma no sabe.”
La autentica compasión presupone un estado de libertad, un estado de no apego. Estar desapegado no consiste en excluirse del mundo y evadirse de sus problemas, se trata ante todo, de intentar no identificarnos con lo que no somos, sino de tener la libertad necesaria para salirnos de lo cotidiano y poder ver las cosas con otros ojos.
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