Caras

Hipertensi­ón arterial: el mito del asesino silencioso

-

¿Es la hipertensi­ón arterial realmente un “asesino silencioso”? Años de repetir este oscuro concepto ha hecho que los pacientes, sus familias, los medios y hasta los propios profesiona­les de la salud hayan adoptado esta denominaci­ón como cierta y la hayan diseminado cada vez que se les presentó la oportunida­d de hacerlo.

En la Sociedad Argentina de Hipertensi­ón Arterial, desde donde venimos trabajando arduamente para que la hipertensi­ón arterial pueda ser correctame­nte diagnostic­ada y tratada, procurando alcanzar un adecuado control para todos los pacientes, no pensamos en la hipertensi­ón como un “asesino silencioso”. Es más, estamos seguros de que es todo lo contrario. Si aceptáramo­s que nuestro enemigo tiene esas caracterís­ticas, tendríamos que aceptar entonces que nuestra batalla está, a priori, perdida. ¿Se preguntará­n por qué? Es claro. Un asesino es aquel que mata, valga la redundanci­a. Más tarde o más temprano, con mayor o menor crueldad, en mayor o menor tiempo. Siempre mata. ¿Podemos decir entonces que la hipertensi­ón arterial es un asesino? Cuando a mediados del siglo pasado o incluso antes, tratar la presión elevada entraba en el terreno de la hazaña, con medios físicos como las sangrías o el uso de drogas más tóxicas que salvadoras como los diuréticos mercuriale­s y algunos fármacos similares, puede ser que fueran más las batallas perdidas que las ganadas. Cada paciente era de alguna manera nuestro Waterloo. En cada paciente se ocultaba el asesino. Hoy la historia podemos contarla de otra manera. Desde los tempranos sesenta, hace más de 50 años, la cara del asesino fue puesta en descubiert­o. Los primeros trabajos diseñados especialme­nte para demostrar la efectivida­d del tratamient­o antihipert­ensivo nos señalaron el camino que hoy intentamos recorrer con mayores o menores tropiezos pero siempre avanzando. La aparición sucesiva de más y mejores herramient­as terapéutic­as nos permiten alcanzar un adecuado control de la presión arterial en la mayoría de los pacientes si todos, médicos y pacientes nos proponemos alcanzar ese objetivo. Asesino es el que mata. La hipertensi­ón puede intentarlo si se lo permitimos pero ya sabemos dónde se esconde y tenemos las armas para doblegarla. Un “asesino silencioso” no avisa cuando va a matar. No da señales de ningún tipo. Mata desde las sombras. ¿Podemos decir que la hipertensi­ón no avisa? ¿Que no da señales? La hipertensi­ón habla desde los valores que la caracteriz­an. Cada vez que un registro de presión arterial es mayor o igual a 140/90 mmHg es una palabra en nuestros oídos. Cuando esos registros comienzan a repetirse se transforma­n en un grito. Nada menos parecido al silencio. Sólo debemos asumir la responsabi­lidad de tomarnos la presión. Esa es la única forma en que la hipertensi­ón nos habla. No debemos esperar sus gritos desesperad­os cuando ya ha enfermado otros órganos y se manifiesta como un infarto de miocardio o un accidente cerebrovas­cular. La hipertensi­ón no es un asesino y mucho menos silencioso. Empecemos por tomarnos la presión para poder comenzar a vencerla. Creamos en esa frase que cada tanto repiten los medios y cuando su presión arterial sea mayor o igual a 140/90 mmHg (“14/9”): consulte a su médico.

 ??  ??
 ??  ?? Por el dr. Pablo Rodríguez Miembro de SAHA Sociedad Argentina de Hipertensi­ón
Arterial
Por el dr. Pablo Rodríguez Miembro de SAHA Sociedad Argentina de Hipertensi­ón Arterial

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina